"Me pagarían más": Yolanda Ramos confiesa su gran hándicap profesional en 'Las tres puertas'

Este miércoles, 18 de enero, Yolanda Ramos ha sido una de las invitadas de Las tres puertas. La actriz ha mantenido con María Casado una charla íntima, en la que se ha sincerado sobre los aspectos más duros de la profesión de intérprete. La catalana considera que, en ciertos momentos, su "sinceridad" le ha acarreado dificultades en el mundo de la actuación.

"¿Cómo has llevado, respecto a tu profesión, lo de no callarte? Eres una tía que no te callas, políticamente incorrecta. Si tienes que decir que con este señor has trabajado mal, lo dices", ha querido saber la presentadora de La 2. "Sí, pero siempre lo digo respaldada. Si alguien me trata mal a mí, solamente a mí, no tengo el morro de decirlo. Me parece absurdo. Siempre lo digo cuando sé que hay muchas víctimas detrás, así que es algo justo", ha reconocido la entrevistada.

"Por esa sinceridad mía, la gente aprovecha para pagarme menos. No me toman en serio"

Según Ramos, no tiene sentido "no decir las cosas": "Si no, ¿qué nos queda? ¿Para qué vengo a esta entrevista? ¿Para hacerme la chula? La gente es buena y mala a veces. Por esa sinceridad mía, la gente aprovecha para apagarme menos". La confesión parece haber impactado a Casado: "¿Te ha pasado?". "Me pasa todo el rato. Doy aspecto de loca. Si yo viniera aquí en plan Noemí Argüelles [su personaje en Paquita Salas], me pagarían mucho más", ha asegurado la artista.

La conductora del espacio de TVE ha apuntado a la raíz del problema, quizá que a Yolanda le ha faltado "creérselo" en su carrera profesional. "Yo me lo creo, pero creo que los demás no se lo creen", ha respondido la que fuese concursante de MasterChef Celebrity 4. "Pues ellos se lo pierden", ha determinado María, adentrándose de nuevo en el tema con otra pregunta: "¿Has pasado travesías en el desierto en la profesión por tu sinceridad?"

"Yo empecé de cero, en el Molino de Barcelona, una sala mítica. Tenía 25 años. Era jovencita, pero tampoco tenía 17. Empecé tan, tan de cero... Creo que, por mi carácter, los otros no me creen. No me toman en serio. Es por mi sinceridad, por mi humildad. Me estoy dejando de superguay, como no tengo a nadie que me critique... A una serie de personas les gusta que te hagas la chula y adornes mucho tu trabajo. Yo soy incapaz de engañar. Bueno, tampoco soy una santa, ¿eh? Pero, si no, ¿a qué vengo contigo, María?", ha zanjado Ramos.