Lo que no se vio de la gala final de 'Tu cara me suena'

Nada más llegar al plató, un grupo de fans ya esperaba salir a sus ídolos a pesar de que todavía quedaban horas para la final de la segunda edición deTu cara me suena. Allí, en esas mismas puertas, hace años también se colapsaban numerosos jóvenes que aguantaban impacientes la salida de los concursantes de Operación Triunfo. Reflejo de ello es la pared que todavía conserva los mensajes de los fans a sus cantantes favoritos. Ahora es Tu cara me suena el formato que, tras un descolorido El número uno, ha vuelto a dar luz y éxito a este plató.

Una vez dentro, todo estaba preparado para que nada fallara. Detrás, horas y horas de preparación. Mucho trabajo. Y es que, sin saber quiénes serían los finalistas de la gala final, la producción del tercer y último directo de Tu cara me suena tuvo que prepararse en menos de una semana. El mismo lunes de la semifinal, mientras los espectadores apagaban el televisor, el equipo ya cerró los dúos de aquellos participantes que no competirían por el triunfo. Anna Simon, Santiago Segura, Ángeles, Javier y María del Monte ya tenía su papel asignado.

Fue entonces cuando el equipo de producción comenzó su verdadero trabajo. Por un lado, mientras los artistas ensayaban su papel en la gala, los equipos de iluminación, sonido, maquillaje y caracterización se ponían en marcha para encontrar el adorno perfecto para cada actuación. Un trabajo que concluía el viernes de la semana pasada.

El fin de semana fue cosa de los bailarines, quienes se aprendieron las coreografías de todos los números entre el sábado y el domingo. El último día de la semana fue, como cada semana, el momento de demostrar todo lo aprendido. Luces, sonido y realización se ponían de acuerdo para envolver elshow que habían creado durante toda una semana participantes y bailarines. Todavía no se habían visto las caras. Todo a punto para el lunes.

La prueba final

A las 15:00 horas del lunes comenzaron los ensayos de una gala cuadrada, cerrada y mimada hasta el más mínimo detalle. Dos horas de pruebas para luego pasar al set de chapa y pintura. Es allí, en la zona de maquillaje, donde surgen las bromas entre los compañeros. En sillas contiguas, Arturo Valls intentaba transformarse en Sabrina mientras María del Monte se convertía en uno de los integrantes de Los Amaya. Se trataba de un cambio que iba a durar horas y se alargaría hasta el inicio de la gala. “No consigue dejarme tan feo como ella”, decía Valls entre bromas.

Una ardua tarea, la de los maquilladores, que no terminó cuando se apagaron los focos del plató. Ellos fueron los que se preocuparon de que los concursantes siguiesen perfectos para las fotografías finales. También ayudaron a crear la escena perfecta un 'ejército' de limpiadoras, responsables de retirar el confeti que había dejado a su paso la fiesta del prime time.

Y aunque tras la limpieza y el apagado de luces, todo parecía indicar que allí ya no quedaba ni rastro del programa que lunes tras lunes ha divertido a millones de espectadores; por los alrededores, todavía se podían apreciar restos de otras actuaciones que ya forman parte de la historia del programa.