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La culpa fue del acné
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La culpa fue del acné

Si algo hay que reconocerle a David Yates, cuarto realizador que se pone a los mandos de la franquicia Potter, es haber conseguido dotar a la

Si algo hay que reconocerle a David Yates, cuarto realizador que se pone a los mandos de la franquicia Potter, es haber conseguido dotar a la saga de una arrolladora fuerza visual, como demostró en la quinta y penúltima entrega, La orden del Fénix. Vuelve por sus fueros el director en la sexta tanda, El misterio del príncipe, abriendo la película con una espectacular secuencia donde mandan los efectos especiales. Sin embargo, ese enfático prólogo, oscuro y adulto, dará paso a una amalgama sentimentaloide de entuertos amorosos entre los personajes principales del colegio Hogwarts que dejará un tanto frío al personal.

De este material, que aleja la cinta de la esfera de los más pequeños y la mete de lleno en la de la pubertad y el acné, cabe sacar en positivo los continuos toques de humor que se introducen en la trama, lo que ayuda a aligerar el extenso metraje de la cinta, que llena la friolera de 153 minutos. Dos horas y media en las que apenas se justifica el presupuesto de doscientos millones de euros –el más alto de la saga- que Warner concedió al señor Yates para la elaboración del film. Menos magia. Menos acción. Una espectacularidad limitada.

Por lo demás, el menú es el de siempre. La misma receta que en las cinco anteriores entregas, con personajes y tramas algo desdibujados, pero con un poderoso atractivo para el espectador. Cabe reprochar al director, quizá, la inclusión en El misterio del príncipe de ciertos personajes secundarios cuyas aportaciones no resultan finalmente tan prometedoras o determinantes como prometían. Hay que entender, de todos modos, que esta es una especie de ‘película puente’ hacia la traca final, Las reliquias de la muerte, que se dividirá en dos tandas. Y esa característica, la que convierte a El misterio del príncipe en un mero interludio, deja un extraño sabor de boca al finalizar de una manera tan abierta, tan poco climática, al modo que ocurría con la primera parte de El señor de los anillos.

LO MEJOR: El atractivo visual y argumental de la saga sigue intacto. Y los actores están mejor que nunca.

LO PEOR: Demasiada hormona adolescente.

'Harry Potter y el misterio del príncipe', foto a foto | Trailer

 

Si algo hay que reconocerle a David Yates, cuarto realizador que se pone a los mandos de la franquicia Potter, es haber conseguido dotar a la saga de una arrolladora fuerza visual, como demostró en la quinta y penúltima entrega, La orden del Fénix. Vuelve por sus fueros el director en la sexta tanda, El misterio del príncipe, abriendo la película con una espectacular secuencia donde mandan los efectos especiales. Sin embargo, ese enfático prólogo, oscuro y adulto, dará paso a una amalgama sentimentaloide de entuertos amorosos entre los personajes principales del colegio Hogwarts que dejará un tanto frío al personal.