¿Quién puede matar a un niño?

Adiós pequeña, adiós es el excelente y prometedor debut de un cineasta, Ben Affleck, que se muestra seguro con la cámara, hábil a la hora de buscar el gesto, de cerrar las secuencias y de dirigir a sus actores, todos ellos geniales. Ed Harris y Morgan Freeman son siempre apuestas seguras. Más arriesgada era sin embargo la elección de Casey Affleck, hermano menor del director, para interpretar al detective protagonista. Después de ver el resultado, se puede afirmar que Ben no ha pecado de nepotismo.

El retrato que Affleck ha realizado del Boston suburbial resulta contundente. Esta cinta no es Mystic River, de Clint Eastwood, pero se le parece. Se le parece mucho. No en vano, ambos filmes están inspirados en novelas de Dennis Lehane, un genial escritor cuyas obras están pobladas de misterios, crímenes, droga, pedofilia, miseria... Elementos que ponen a prueba la moral de sus personajes, sumidos en una eterna búsqueda de respuestas entre lo pagano y lo religioso.

Y ése es el punto fuerte de esta película; inmensa si se analiza desde el subtexto. En la superficie, una investigación criminal que gira en torno a la desaparición de una niña. Si hubiese algún paralelismo con el ‘caso Madeleine’ es producto de la mera casualidad, porque la novela de la que es adaptación fue escrita con anterioridad.

En el aspecto narrativo, la primera media hora del metraje desconcierta, quizá resulte demasiado aburrida. Durante ese periplo errático la cinta tiene aspecto de telefilm de tarde dominical, pero poco a poco remonta gracias a las virtudes de un guión sorprendente, extraño, novedoso, que no respeta normas y que tiene cuatro puntos de inflexión; cuatro momentos climáticos que parecen anunciar un final que se resiste.

Un final fantástico, desolador, contradictorio. Lo suficiente como para obligar al espectador a posicionarse, a recapacitar sobre lo difícil que es caminar por la finísima senda del bien. ¿Qué es el bien? La película no resuelve dudas, sólo las genera. Un único precepto sí se da por sentado en el film: en un mundo de gente imperfecta no hay respuestas perfectas. No hay respuestas.