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Bennu, el asteroide que puede revelar el misterio de la vida... y chocar con la Tierra
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UNA ROCA DE 490 METROS DE DIÁMETRO

Bennu, el asteroide que puede revelar el misterio de la vida... y chocar con la Tierra

Se trata del asteroide más cercano a nosotros, cuya composición puede ser básica para explicar el inicio de la vida, pero que puede impactar con la Tierra a finales del siglo XXII

Foto: Bennu, el asteroide que puede revelar el misterio de la vida y chocar con la Tierra. (EFE)
Bennu, el asteroide que puede revelar el misterio de la vida y chocar con la Tierra. (EFE)

Los NEA (Near Earth Asteroid, asteroides próximos a la Tierra) se han convertido en los últimos años en uno de los grandes peligros a los que nos enfrentamos. Se tratan de objetos astronómicos cuyas trayectorias se acercan mucho a nuestro planeta y con los que incluso puede existir riesgo de colisión. Eso es exactamente lo que representa Bennu, una gigantesca roca de casi 500 metros que los expertos consideran que puede chocar con nosotros en el siglo XXII.

Descubierto el 11 de septiembre de 1999, Bennu siempre ha sido considerado por los expertos como principio y fin. Y es que no solo es importante por el riesgo de impacto contra la Tierra, sino que consideran que su composición a base de elementos orgánicos y agua podrían servir para explicar cómo se originó la vida en nuestro planeta. Por ello, su estudio se ha hecho básico, donde incluso la NASA ha sido capaz de fotografiarlo por primera vez a gran detalle.

La sonsa Osirix-Rex estuvo viajando por el espacio durante dos años, con el objetivo de observar la superficie de Bennu de cerca con una nueva misión: poder captar qué zona del asteroide es la mejor para conseguir tocar su superficie para recoger una muestra que puede desentrañar el inicio de la vida. Eso sí, sin perder de vista que una vez cada seis años pasa 'rozando' la Tierra, en una trayectoria que entre el año 2175 y el 2199 podría impactar contra nuestro planeta.

Bennu tiene 490 metros de diámetro, y se trata del asteroide más cercano a la Tierra. Pero las imágenes que la NASA ha conseguido con la sonda Osirix-Rex, capaz de acercarse a solo 4,8 kilómetros de distancia, han servido para sacar a la luz elementos hasta el momento desconocidos de esta gran roca: su superficie está cubierta de montañas de piedra de gran tamaño, rondando una media de 20 metros de diámetro, e incluso cuenta con una gigante de más de 23 metros de altura. Casi nada.

Estas fotografías confirman la dificultad que va a tener la NASA para conseguir acercarse hasta Bennu, con el objetivo de entender cómo y por qué comenzó la vida en la Tierra. La misión es muy delicada: cuentan con una ventana de seis segundos para conseguir que un brazo articulado colocado en la sonda sea capaz de recoger una cantidad de materia cercana a los 2 kilos, una situación que se complica dada la escarpada superficie con la que cuenta el asteroide.

Después de dos años hasta alcanzar Bennu, Osiris-Rex deberá de esperar "Este es un buen ejemplo de algunos de los ángulos de visión oblicuos en los que estamos trabajando para llegar a Bennu", explicaron desde la cuenta de Twitter de Osiris-Rex. "Las sombras en este ángulo dan la sensación de la existencia de rocas de gran altura y podemos ver más detalles de la superficie desde este ángulo que si tuviéramos que ver la imagen desde abajo", informó la NASA en Twitter.

Una vez analizada la información esencial que los expertos esperan recabar, el siguiente paso de los científicos será analizar cómo evitar un hipotético impacto de Bennu contra la Tierra, para lo que será necesario analizar exactamente su trayectoria y si en esa ventana de 25 años de finales del siglo XXII es posible que ponga en riesgo la vida de nuestro planeta. Un asteroide que puede explicar el principio y (ojalá no) el fin de la vida en la Tierra.

Los NEA (Near Earth Asteroid, asteroides próximos a la Tierra) se han convertido en los últimos años en uno de los grandes peligros a los que nos enfrentamos. Se tratan de objetos astronómicos cuyas trayectorias se acercan mucho a nuestro planeta y con los que incluso puede existir riesgo de colisión. Eso es exactamente lo que representa Bennu, una gigantesca roca de casi 500 metros que los expertos consideran que puede chocar con nosotros en el siglo XXII.