Blindados en la 'Blue Line': así es el día a día en la peligrosa misión española en el Líbano
Unos 600 efectivos españoles están desplegados en la frontera con Israel y forman parte de la misión de la ONU para mantener la paz en ese disputado territorio
Imaginen un polvorín o un barril de gasolina, como prefieran. Alrededor, unos cuantos chiquillos jugando entre ellos con cerillas y mecheros y un señor, muy serio, extintor en mano, que trata de impedir que el barril se incendie y no deja de correr apagando cualquier pequeña chispa. Esa podría ser una imagen gráfica de la situación que se vive en Líbano, no el año o el mes pasado sino esta semana, ahora mismo. Las fuerzas de la ONU se encuentran en medio de este complejo escenario tratando de mantener una frágil paz sin el empleo de la fuerza. Hemos estado en el sector controlado por España y así se desarrolla la misión.
Incidentes, provocaciones y respuestas, principalmente entre Hezbolá e Israel, se suceden de cuando en cuando. Cualquier motivo, por nimio que le pueda parecer a cualquiera que vea este intrincado asunto desde fuera, basta para que se desencadene un conjunto de sucesos violentos. Lo último: un lanzamiento por parte de milicianos de Hezbolá de dos misiles contracarro contra un vehículo israelí y, por descontado, la inmediata respuesta israelí bombardeando la zona de lanzamiento.
Los misiles eran unos 9M133 Kornet, de origen ruso. Unos artefactos muy sencillos de manejar y más aún de transportar. ¿De dónde los sacó Hezbolá? No se sabe, pero es fácil imaginar varias posibilidades. En definitiva los milicianos los lanzaron desde Mariun Ar Ras (al sur de Líbano, junto a la frontera con Israel). Todo apunta a que los movieron hasta alí en vehículos de ruedas ya que se pueden transportar en cualquier medio, pues el conjunto del misil con su tubo lanzador apenas alcanza los 30 kg de peso.
Disponen de ojivas en tándem, un sistema de doble cabeza de guerra preparado para actuar contra los modernos blindajes reactivos (la primera cabeza hace detonar el blindaje y la segunda penetra por el hueco) y aunque no es lo último en este tipo de armas, sí es muy efectivo. Una sola persona puede lanzarlo y es lo que hicieron los milicianos libaneses. Escogieron el primer vehículo israelí que pasó por una carretera pegada a la frontera y próxima a la localidad de Avivim y dispararon.
Los misiles, lanzados desde dos diferentes posiciones, alcanzaron el vehículo en un intervalo de unos dos o tres segundos, pero sorprendentemente sin causar ningún muerto entre los ocupantes. Ambos, lanzadores y objetivo, apenas se encontrarían a 2 o 3 kilómetros unos de otros.
En un conflicto convencional, disparar dos misiles como estos contra un vehículo no blindado hubiera sido un tremendo despilfarro, pero se trataba de una acción encaminada a reforzar el discurso de Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, clamando venganza por la muerte de dos de sus milicianos, ocurrida en Siria y causada a su vez por Israel. La respuesta no se hizo esperar e Israel realizó un bombardeo con artillería, morteros y cohetes sobre la zona del lanzamiento. Tampoco se produjeron bajas. Y vuelta a empezar.
Españoles en UNIFIL
España mantiene en el Líbano un importante contingente de tropas con unos 600 efectivos. Se encuentran en el Sector Este de la franja del sur del Líbano controlada por Naciones Unidas y que va desde la frontera israelí establecida por la ONU en 2000, conocida como la 'Blue Line', hasta un límite al norte delimitado por el río Litani. El contingente español forma parte de una Brigada Multinacionacional compuesta por unos 3.500 efectivos de 9 nacionalidades diferentes.
Todos ellos se encuentran bajo el mando de un general de brigada español, cargo que en la actualidad ocupa el general Rafael Colomer Martínez del Peral. El general español, en la corta cadena de mando que establece Naciones Unidas, se encuentra bajo el mando de un general de división italiano, con su Cuartel General de la misión en Naqoura y este, a su vez, ya depende directamente del Secretario General de la ONU.
Junto a los españoles hay un importante contingente de tropas hindúes, serbias, indonesias, nepalíes y de otras nacionalidades, como salvadoreños (integrados en el batallón español de infantería ligera), finlandeses, brasileños e incluso chinos, que tienen desplegado un hospital de campaña de categoría ROLE 2, que significa que pueden atender casos que precisen de cirugía.
La base principal de las tropas está en Marjayoun, se llama 'Miguel de Cervantes', y desde allí se apoyan numerosos puestos denominados 'Posiciones' y a los aún más numerosos puestos de observación, repartidos a lo largo de la 'Linea Azul”, desde donde se controla y vigila para intentar que no se produzcan violaciones territoriales ni enfrentamientos armados. Algo sumamente difícil, pues los primeros ocurren a diario y los segundos de cuando en cuando.
Todos los medios implicados, en lo que se refiere a vehículos, son de ruedas pues son los más apropiados para moverse por carreteras y caminos. Podríamos simplificar hablando de vehículos para tareas 'militares' y vehículos para tareas de “apoyo”. Las tareas “militares” consisten fundamentalmente en patrullas por carreteras establecidas a lo largo de la zona fronteriza y control en puntos de observación.
Linces junto a los incombustibles BMR y VEC
Los vehículos más importantes usados por España en estos cometidos son el Lince, el BMR y el VEC. El Lince es un vehículo de cuatro ruedas de fabricación italiana, bastante pesado (7,5 toneladas) y con capacidad para resistir minas. Se trata de un vehículo de escuadra (para 4 – 5 pasajeros) que dispone de buenas características de protección.
España adquirió 120 Lince que se recibieron entre 2008 y 2009 y está prevista la adquisición de un segundo lote de hasta 275 unidades, de las que ya han llegado un buen número de ellas. El Lince ha demostrado ser un buen vehículo tras haber sido probado en operaciones reales y haber resistido y salvado a la tripulación en al menos dos ataques importantes. Tiene una buena capacidad de movimiento (hablamos sobre todo de caminos) aunque se resiente en pendientes pronunciadas, es versátil y relativamente cómodo, lo que facilita los largos períodos de patrulla dentro del vehículo. Su armamento suele ser de una ametralladora de 12,7 mm aunque se pueden instalar armas más ligeras.
La presencia del veterano BMR y de su versión para caballería ligera, el VEC, es también importante en Líbano. El BMR ya es de sobra conocido y aunque está ya al final de sus días, sigue cumpliendo perfectamente en un escenario como el libanés, que no es tan exigente como, por ejemplo, lo fue el afgano a la hora de afrontar ataques. Está claro que los años no pasan en balde y este emblemático vehículo, pasados sus cuarenta años de vida, necesita ya el retiro.
En Líbano la amenaza de ataques con minas, artefactos improvisados, etc. no es grande y su principal debilidad, la falta de protección efectiva, no se pone tan de manifiesto. Por el contrario sus virtudes de alta movilidad gracias a su peso contenido, son un importante factor a la hora de patrullar por aquellas carreteras.
Del VEC se podría decir casi lo mismo y pese a sus años y conocidos defectos (falta de protección unida a cierta tendencia a volcar) sigue constituyendo desde hace ya demasiados años el principal elemento de combate de todas las fuerzas desplegadas en el extranjero, si exceptuamos Letonia, donde hay una sección de carros de combate Leopardo y una compañía mecanizada con Pizarro. Esta capacidad de combate se obtiene gracias a su cañón 'Bushmaster' de 25 mm, una pieza de alta cadencia de tiro y gran poder destructivo cuya eficacia en situaciones difíciles ya quedó demostrada en Irak y Afganistán.
En el terreno de los vehículos de apoyo hay que destacar que esta misión de Naciones Unidas exige un enorme esfuerzo logístico. Desde la base principal española (igual ocurre en el Sector Oeste) se debe dar soporte diario a las Posiciones, donde se concentran fuerzas de entidad compañía (unos 100 efectivos). Al trasiego diario y permanente de cisternas, camiones de carga, etc. se unen diversos vehículos ligeros, algunos de ellos blindados, para transporte de personal y pequeñas cargas.
También muy importante es la labor de los Ingenieros con sus máquinas de construcción, siempre realizando alguna obra bien al servicio de la base o de unidades propias, bien realizando obras en favor de la población civil libanesa, una labor vital que trata, además de ayudar a crear infraestructuras básicas en un país carente de muchas cosas, acercarse a la población civil y ayudar a que la gente local perciba a las fuerzas de Naciones Unidas no como un elemento de ocupación sino como una fuerza de mantenimiento de la paz.
Patrulla hasta el río Litani
En el viaje para conocer esta misión Teknautas participó en una de las patrullas a bordo de un Lince. Al mando de la escuadra va un sargento que ocupa el puesto del copiloto, arriba en el puesto de tirador, uno de los fusileros se ocupa de vigilar desde su posición elevada y enlazar con el helicóptero que colabora con la patrulla. También, en caso necesario, se deberá encargar de la ametralladora pesada, que se lleva lista pero tapada con sus lonas de protección. Se va armado, pero sin hacer ostentación del armamento. Se trata de hacer 'presencia', que se note que las fuerzas de Naciones Unidas vigilan.
Dentro no se está demasiado incómodo, aunque esto siempre es muy relativo. Por más que se trate de algo rutinario, patrullar por una zona con fuerte arraigo de Hezbolá no es nada tranquilizador. A esta inquietud y además del reciente bombardeo, se une que estos días se celebra la Ashura, festividad musulmana que para los chiíes constituye unos días de duelo. Por ello carreteras, cruces y pueblos se llenan de banderas negras. Hay poblaciones como El Quiam, uno de los pueblos más radicalizados, donde las tropas de UNIFIL (United Nations Interim Force in Lebanon) tienen prohibido entrar.
La patrulla trascurre sin incidentes salvo los continuos adelantamientos al límite de los conductores locales. El tráfico es caótico y difícil de entender con mentalidad occidental. Pasamos por cruces donde ondean las banderas amarillas de Hezbolá, con su característico puño armado, a veces se olvida que, además de una organización calificada por unos como terrorista y por otros simplemente 'armada', es también un partido político.
Pasado un 'check point' de la LAF (Lebanesse Armed Forces), el ejército regular de Líbano, llegamos al cauce del río Litani y toca volver. Se pone el sol y retomamos la ruta por el 'corredor musulmán', una carretera que transcurre por una zona de mayoría musulmana, hasta llegar a la base.
Imaginen un polvorín o un barril de gasolina, como prefieran. Alrededor, unos cuantos chiquillos jugando entre ellos con cerillas y mecheros y un señor, muy serio, extintor en mano, que trata de impedir que el barril se incendie y no deja de correr apagando cualquier pequeña chispa. Esa podría ser una imagen gráfica de la situación que se vive en Líbano, no el año o el mes pasado sino esta semana, ahora mismo. Las fuerzas de la ONU se encuentran en medio de este complejo escenario tratando de mantener una frágil paz sin el empleo de la fuerza. Hemos estado en el sector controlado por España y así se desarrolla la misión.