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La crisis del Galaxy Note 7 no ha terminado: las dudas que Samsung aún debe responder
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se calculan pérdidas de 17.000 millones

La crisis del Galaxy Note 7 no ha terminado: las dudas que Samsung aún debe responder

El mayor desastre tecnológico en años deja a Samsung tocada, pero no hundida. La firma tiene interrogantes que resolver para regresar a la senda del éxito

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¿Cómo se reacciona a la mayor debacle de la historia de la telefonía? Samsung se encuentra ahora mismo en pleno día después. La firma coreana ha dado su brazo a torcer, se ha resignado y ha ejecutado el movimiento más lógico: retirar, para siempre, todo rastro del Galaxy Note 7.

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Poco han importado las buenas críticas que el teléfono cosechó en su salida. El continuo goteo de teléfonos defectuosos que ardían o explotaban sin motivo aparente ha dañado la imagen de marca de Samsung. Pero no sólo ha quedado manchada la reputación del fabricante asiático: sus cifras de ventas se van a resentir, las pérdidas van a ser millonarias, sus competidores se van a hacer con una parte jugosa del pastel.

Por si no fuera suficiente, la firma coreana tiene un enorme vacío que rellenar hasta el lanzamiento de su próximo teléfono estrella, el Galaxy S8. Entre medias, el Black Friday y todo el periodo navideño, el de mayor consumo del año, y que Samsung tiene que encarar con un producto estrella lanzado el pasado marzo.

El problema: ¿hay algo más allá de la batería?

Aunque desde un primer momento se ha puesto el foco en las baterías, comienzan a surgir interrogantes acerca de la posibilidad de que haya otro componente cuyo funcionamiento haya puesto en jaque a Samsung.

Hace unas semanas, en Teknautas, tratamos de buscar una explicación a los motivos que ocasionaban que una batería ardiera en llamas. La estabilidad de las pilas depende de la pureza de sus componentes, que se ven sometidos a sobrecargas en los ciclos de carga y descarga. Esas impurezas son improbables, debido a los controles de seguridad que pasan los teléfonos, pero basta un mínimo error para provocar un error fatal. "Basta un microgramo de una partícula de hierro, que caiga un diminuto contaminante para que se produzca un cortocircuito", explica Mayte Gil, investigadora del Instituto Técnico de la Energía.

Entre las causas que se han barajado hasta la fecha se encuentran los problemas con la gestión del voltaje de las baterías o la mala calidad de los componentes. Pero algunos interrogantes han aparecido después de que el problema se haya repetido en las unidades de reemplazo, lo que implica que no es el fallo de un solo fabricante de baterías. Fuentes cercanas a Samsung han identificado a esos dos fabricantes (Samsung SDI y Amperex Technology) aunque señalan que las prisas por fabricar esas baterías en masa pueden ser uno de los grandes motivos que haya provocado esos fallos de calidad en las pilas.

Un agujero de hasta 17.000 millones

En este aspecto, el panorama es estremecedor. Fuentes del sector consultadas por Teknautas estiman que el volumen de ventas de un terminal de esta categoría estaría "alrededor de unas 40.000 unidades al mes".

Las operadoras españolas aseguran que Samsung retiró las unidades muy rápido o, en algunos casos, ni siquiera las había puesto a la venta. En el caso de Vodafone, se recogieron algunos dispositivos que ya se habían entregado a clientes que lo habían comprado en preventa con tres opciones: devolver el dinero, reemplazarlo por un S7 o cambiarlo por otro Note 7. Esta última opción, tras el anuncio de Samsung, no será posible.

Aunque no se habían vendido muchas unidades, fuentes cercanas a las operadoras reconocen que se trataba de un modelo "muy significativo" dentro del catálogo de la compañía. Es decir, la clave está en los cientos de miles de unidades que se han dejado de vender y en el coste de gestionar semejante crisis.

Las estimaciones a nivel global asustan, ya sea en el espectro más bajo o en el más alto de la horquilla. Analistas citados por Reuters estimaban, en las últimas horas, que el agujero para Samsung podría llegar hasta los 17.000 millones de dólares. La cifra supone un vuelco considerable si tenemos en cuenta que, en un primer momento, se estimó que la retirada de la primera hornada de productos le costaría a la compañía unos 5.000 millones de dólares. En España, sólo con las 50.000 unidades que se habían reservado, se calculó que las pérdidas habían sido de unos 42 millones de euros.

"Condiciones laborales medievales"

A perro flaco todo son pulgas. Por si Samsung no tuviera suficiente con la crisis de imagen, y económica, relacionada con el desastre del Note, en los últimos días se ha hecho pública una información sobre las condiciones laborales de sus empleados que tampoco deja en gran lugar a la firma.

La Confederación Sindical Internacional e Industrial (CSI) ha emitido un durísimo informe en el que critica las prácticas del fabricante con sus empleados. Uno de los puntos más destacados de dicho informe está relacionado con Samsung SDI, la encargada de fabricar las primeras baterías defectuosas. Según la CSI, Samsung persigue todo tipo de organización sindical y no se preocupa por el bienestar de sus empleados.

Esas prácticas incluyen "negar justicia a las familias de los antiguos trabajadores que fallecieron de cánceres provocados por lugares de trabajo inseguros hasta evadir impuestos y participar en carteles de fijación de precios", en palabras de Sharan Burrow, secretaria general de la organización. Que esas prácticas se hagan públicas en uno de los peores momentos para la compañía supone otra piedra en el camino para limpiar la imagen de marca. Y añade otra duda importante: ¿hasta qué punto estas malas condiciones laborales han podido afectar a la calidad del proceso de montaje en las fábricas?

¿Lo aprovechará la competencia?

En el segmento de los 'phablet' de gama alta ahora mismo hay dos competidores en liza con productos recién salidos, o muy a punto de hacerlo: Apple y Huawei. Que Apple se vaya a beneficiar de los problemas del Note no parece demasiado probable.

Otro caso es el de Huawei: el Mate 9 está a la vuelta de la esquina y las ventas del fabricante chino en España se han disparado en el último año hasta colocarse en segunda posición, por detrás de la propia Samsung. Si el fabricante chino necesitaba un golpe de efecto, la crisis de Samsung unida a su nuevo 'phablet' puede darle el empujón necesario.

Hay un nuevo actor en esta batalla que puede beneficiarse, de rebote, del problema de Samsung. Se llama Pixel y Google lo presentó hace escasos días. Es cierto que, por el momento, sólo va a aparecer en Estados Unidos y el Reino Unido pero va a ser el próximo gran teléfono de Android después de la dimisión en bloque de Samsung. ¿A favor del Pixel? Tiene mejor 'hardware' que el Galaxy S7, incluye el Android más actualizado y no va a tener una contrapartida por parte de Samsung hasta dentro de cinco meses.

¿Qué hago si quiero uno?

Si tenías un Note 7 en tu carta a los reyes magos... ya puedes hacerte a la idea de que no lo recibirás. Samsung ha dejado claro que no va a poner en circulación ninguna unidad del Note 7 por lo que, si quieres una gama alta del fabricante coreano, te va a tocar esperar hasta el Galaxy S8.

En este punto ha comenzado a especularse con la posibilidad de que Samsung adelante el lanzamiento, una jugada que podría jugar en su contra si surge el más mínimo problema. Frente a las voces que apostaban porque la firma oriental cambiara de estrategia, una filtración parece desmentirlo todo: la presentación del nuevo terminal de gama alta está prevista, como de costumbre, en el próximo Mobile World Congress de Barcelona.

Por el momento, pocas alternativas al Note 7 puedes encontrar en el mercado a la altura del 'smartphone' de Samsung. Huawei debería lanzar en cuestión de semanas el Mate 9 y Apple colocó en el mercado el iPhone 7 Plus a mediados de septiembre. Ambos parecen, hoy por hoy, las grandes alternativas (en versión Android y iOS respectivamente) al difunto teléfono.

¿Cómo se reacciona a la mayor debacle de la historia de la telefonía? Samsung se encuentra ahora mismo en pleno día después. La firma coreana ha dado su brazo a torcer, se ha resignado y ha ejecutado el movimiento más lógico: retirar, para siempre, todo rastro del Galaxy Note 7.

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