Es noticia
Cámaras, sensores y robots: cómo fortificar tu casa por menos de 300 euros
  1. Tecnología
Un ingeniero español ha creado un sistema casero

Cámaras, sensores y robots: cómo fortificar tu casa por menos de 300 euros

Con cámaras y sensores infrarrojos, los robots recorrerán la casa. Si detectan algo, mandan un mensaje a los dueños, con una foto o un vídeo, para que alerten a la policía

Foto: l dron terrestre de Pablo San Emeterio, un coche teledirigido 'tuneado' (Foto: Pablo San Emeterio)
l dron terrestre de Pablo San Emeterio, un coche teledirigido 'tuneado' (Foto: Pablo San Emeterio)

La misión: proteger un chalé de tres pisos con jardín sin plegarse a los escandalosos presupuestos de las principales empresas de seguridad. El encargado de llevarla a cabo: un experto en seguridad informática con muchas líneas de código a sus espaldas pero escasa experiencia con el 'hardware'. El plan: recurrir a los vehículos no tripulados para defender la vivienda “un poco como lo hace el Ejército”. Por tierra, mar y aire. Bueno, “el mar lo descarto porque no voy a inundar la casa”.

Quien habla es Pablo San Emeterio, el ingeniero informático que decidió buscarse la vida tras hablar con varias compañías del sector y descubrir que “el presupuesto se iba a unos 600 euros de primeras, y luego 40 euros todos los meses”, solo por colocar “varios detectores de presencia, sensores de apertura de puertas, ventanas y una centralita que al final, cuando detecta una intrusión, tiene que avisar a la policía”.

“Por menos de 600 euros tengo que ser capaz de montar algo que me cubra”, recuerda haber pensado. Para ello ha contado con la ayuda de José Miguel Cañete, uno de sus compañeros de trabajo en Telefónica, que se encargó de la vertiente aérea (el dron) mientras él desarrollaba la terrestre. Juntos presentaron sus resultados en el congreso de seguridad informática Rooted CON.

Al estilo Roomba

Securitas, Prosegur y otras empresas del ramo ofrecen, por lo general, un sistema basado en cámaras de vigilancia estáticas, lo que obliga a instalar muchas si la superficie que se quiere proteger es amplia. Con un enfoque similar hay proyectos do it yourself (hazlo tú mismo), basados en Raspberry Pi como los drones de San Emeterio, que podría haber implementado sin gastar mucho dinero. Sin embargo, decidió ir un poco más allá.

Lo que quiero es que esto sea autónomo, que de vez en cuando lo mande de patrulla por la casa y no tenga que estar pendiente

“Lo que quiero es que esto sea autónomo, que de vez en cuando lo mande de patrulla por la casa y no tenga que estar pendiente”, explica el ingeniero. De hecho, su estrategia para defender la vivienda se podría comparar con el modo en que un aspirador robótico se encarga de tenerla limpia, sobre todo en lo que respecta a la autonomía energética. El plan es colocar una estación de carga inalámbrica donde los drones puedan 'repostar' entre patrulla y patrulla.

Así, el tradicional problema de la batería queda resuelto, pero ¿cómo funcionan estos seguratas robóticos? El más sencillo es el de tierra, un coche teledirigido tuneado para funcionar de forma autónoma y detectar las amenazas gracias a una Raspberry Pi, un puñado de sensores y programas de código abierto.

Su tarea es moverse por la casa, detectar cualquier movimiento, intentar discernir de qué se trata y, si procede, avisar al propietario. Para ello cuenta con una cámara equipada con visión nocturna, que se encarga de tomar imágenes en las que detectar el movimiento (gracias al programa Motion) y aplicar patrones de reconocimiento facial y de cuerpos (gracias a la biblioteca OpenCV), y también con sensores de infrarrojos como los de una cámara de vigilancia corriente. Para mayor seguridad, se podría añadir otro sensor de ultrasonidos.

Estos elementos permiten confirmar si la presencia advertida es humana (un posible delincuente) o si se trata de una falsa alarma provocada, por ejemplo, por un gato. Primero porque el 'software' puede ser entrenado para descartar a la mascota y, segundo, porque el 'calor' que emite un animal (en realidad, sus radiaciones infrarrojas) es distinto al que desprende una persona.

Salvando las distancias, el dron aéreo funciona del mismo modo. Es más difícil lograr que se pilote solo y la energía se agota más deprisa (algo que se puede solventar con varios vigilantes que hagan turnos), pero los mecanismos para controlar que no haya intrusos son prácticamente idénticos.

Dueño, tenemos un problema

Cuando los robots salen de patrulla y detectan un intruso, el siguiente paso es, obviamente, avisar al propietario de la casa. Aquí se abre un abanico enorme de posibilidades a la hora de transmitir la información, tanto de ida como de vuelta. Los drones podrían enviar fotos y vídeos a una carpeta de Dropbox o Google Drive, comunicarse con sus dueños a través de emails, menciones en Twitter o hasta utlizando un bot de Telegram, como lo hace el de San Emeterio. “Un poco lo que quieras en función ya de la gracia que te haga que sea más o menos público”, señala el ingeniero.

Eligió el servicio de mensajería porque le permite establecer una comunicación en ambas direcciones y tomar el control de forma fácil en cualquier momento. Si escribe el comando “/patrulla”, el vehículo se pone en marcha. También puede pedirle, por ejemplo, que gire a izquierda o derecha, que saque una foto o que grabe un vídeo en 360 grados. Todo mediante órdenes sencillas.

¿Y qué sucede si un ladrón se encuentra con la máquina y decide eliminarla a la fuerza? Pues que el propietario se puede enterar de muchas formas. Si los vigilantes se comunican entre sí y uno de ellos no da señales de vida, algo va mal. Si lo hacen con un centro de mando (un ordenador, por ejemplo, a través del wifi de la casa), lo mismo.

Y entonces, ¿por cuánto sale la broma?

Todo esto comenzaba con un reto: proteger un chalé de tres pisos con jardín por menos de 600 euros. Misión cumplida. Comprando cada elemento por separado, sin descuentos por volumen ni economía de escala, sin recurrir siquiera a tiendas chinas cuyos precios suelen ser más reducidos, el coste total del coche autónomo es inferior a los 100 euros. Esta es la lista de la compra:

La factura del dron es algo más abultada, pero se debe en gran medida a que Cañete ha utilizado la electrónica de un móvil Android desguazado en lugar de una Raspberry Pi (y eso le ha salido por unos 60 euros) y a que los motores que ha instalado son bastante más potentes. En total, podríamos estar hablando como mucho de 200 euros.

No incluyen, eso sí, la mano de obra. El do it yourself es lo que tiene. Cada uno de los pasos podría replicarse en casa siguiendo tutoriales, y aunque pueda parecerlo, San Emeterio no lo ve tan complicado: “Yo antes de empezar esto no tenía grandes conocimientos de electrónica y ya lo ves. Aparte de un manojo de cables; funcionar, funciona”.

La misión: proteger un chalé de tres pisos con jardín sin plegarse a los escandalosos presupuestos de las principales empresas de seguridad. El encargado de llevarla a cabo: un experto en seguridad informática con muchas líneas de código a sus espaldas pero escasa experiencia con el 'hardware'. El plan: recurrir a los vehículos no tripulados para defender la vivienda “un poco como lo hace el Ejército”. Por tierra, mar y aire. Bueno, “el mar lo descarto porque no voy a inundar la casa”.

El redactor recomienda