¡Feliz aniversario! Philae y su cometa cumplen un año de relación
“Hoy es un gran día para la ciencia espacial, pero también es un gran día para la Humanidad”, aseguraba el astrónomo ucraniano Klim Churyumov hace ya 365 días
“Hoy es un gran día para la ciencia espacial, pero también es un gran día para la Humanidad”, aseguraba el astrónomo ucraniano Klim Churyumov hace exactamente un año. Si su nombre no les suena, tal vez sí les suene el del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, cariñosamente apodado como Chury. El 12 de noviembre de 2014, el ser humano colonizaba este cuerpo celeste gracias a la sonda Rosetta y su módulo Philae.
Es difícil describir la importancia de la hazaña en sí misma, al margen de descubrimientos científicos posteriores. El ingeniero español encargado de las telecomunicaciones de la sonda, Miguel Pérez de Ayúcar, lo tiene claro: "Es uno de los mayores logros tecnológicos de toda la exploración espacial", asegura a Teknautas. "Hace unos años parecía inimaginable llegar a un cometa, orbitarlo, seguirlo alrededor del Sol y finalmente aterrizar un módulo en su superficie".
"Inimaginable" se queda corto al pensar que la sonda Rosetta fue lanzada el 2 de marzo de 2004 con los cálculos precisos para que, diez años más tarde, alcanzara a Chury, que a su vez orbita alrededor del Sol a unas velocidades de kilómetros por segundo. Una vez conseguida esta parte, la siguiente casi parecía un juego de niños: dejar caer a Philae sobre el cometa, como un acróbata que saltara desde un avión... a otro que se encontrara 22 kilómetros por debajo.
El 12 de noviembre del mismo año llegaba el momento del salto. El mundo contenía la respiración. Sobre las 5 de la tarde llegaba a la Tierra el mensaje de Philae: había llegado sana y salva. Un logro de la comunidad científica que también servía como reivindicación de la Agencia Espacial Europea (ESA). También ellos podían generar expectación e interés entre el gran público, un derecho que en ocasiones parece exclusivo de la NASA.
Un año de descubrimientos
La llegada de Rosetta hasta Chury y el aterrizaje de Philae sobre el cometa fueron por sí mismas un hito para la investigación espacial, pero todo habría resultado en vano sin resultados científicos. El objetivo era aprender más sobre el cuerpo celeste para, en última instancia, comprender mejor la formación de nuestro sistema solar.
Los primeros resultados llegaron casi un año después, en agosto de 2015, cuando un artículo en la revista Science anunciaba a bombo y platillo que Philae había encontrado compuestos orgánicos en el cometa. El investigador del instituto Max Planck Fred Goesmann, uno de los autores de dicho paper, recapitula los principales descubrimientos fruto de la misión:
"Hay que destacar la demostración de que el 67/P no tiene campo magnético, así como la inusitada dureza de su superficie. Sin olvidar la composición de su polvo", resume el investigador a Teknautas. La joya de la corona, por supuesto, es el descubrimiento de Goesmann: Philae encontró 16 compuestos orgánicos sobre su comenta, como por ejemplo benceno.
A pesar de todos los datos enviados por Philae, un fallo durante el aterrizaje provocó que el módulo comenzara a hibernar a los dos días de su llegada. Desde entonces, la ESA ha cruzado los dedos para que despertara, algo que finalmente sucedió este mismo verano. La duda es si volverá a tener suficiente energía como para enviar nueva información.
"Es difícil de saber, pero si no recibimos nada en febrero de 2016 la historia de Philae habrá acabado", asegura Goesmann. Pérez, por su parte, asegura que siguen trabajando para resucitar las telecomunicaciones del aparato. Lo consigan o no, un año después nadie podría decir que la misión no fue un éxito.
“Hoy es un gran día para la ciencia espacial, pero también es un gran día para la Humanidad”, aseguraba el astrónomo ucraniano Klim Churyumov hace exactamente un año. Si su nombre no les suena, tal vez sí les suene el del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, cariñosamente apodado como Chury. El 12 de noviembre de 2014, el ser humano colonizaba este cuerpo celeste gracias a la sonda Rosetta y su módulo Philae.