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Una tortilla de patatas en Kickstarter denuncia la burbuja del 'crowdfunding'
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todavía se puede donar dinero para el proyecto

Una tortilla de patatas en Kickstarter denuncia la burbuja del 'crowdfunding'

Esta parodia española del 'crowdfunding' viral de la ensalada de patatas supone una crítica a un sistema de financiación colectiva con pocos filtros y muchas malas prácticas

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Huevos, patatas, sal y aceite de oliva. Polémicas con la cebolla aparte, esos son los ingredientes imprescindibles a la hora de hacer una tortilla española. Un plato bien tradicional que nada tiene que envidiar a la ensalada de patata yanqui. A menos que no hablemos de gastronomía, sino de dinero.

El verano pasado, el tubérculo protagonista de ambos platos fue toda una revolución en Kickstarter, la plataforma de financiación colectiva que era, hasta hace no mucho, la más utilizada del mundo.

Desde Ohio, Zack Danger Brown buscó mecenas para costear su primera ensalada de patata. Su crowdfunding corrió como la pólvora, y en solo dos meses se convirtió en el más ridículamente exitoso de la historia. Brown pedía 10 dólares, pero en agosto la campaña tocó a su fin habiendo recaudado más de 55.000 gracias a la generosidad de cerca de 7.000 patrocinadores. Ahora, cuando la versión española de Kickstarter cumple un mes, dos jóvenes pretenden emular la hazaña: piden diez euros para cocinar una tortilla.

'Al final se demuestra con este tipo de campañas que lo que se sube a Kickstarter no pasa por un filtro de calidad'

“Nos propusimos hacer una parodia de la ensalada”, explica Alberto González Catalán, uno de los promotores de la campaña, en declaraciones a Teknautas. La intención de este desarrollador y su socio, Héctor Muñoz, nunca fue que su propuesta gastronómica llegara a ser viral. El objetivo primordial era, simplemente, ridiculizar el famoso proyecto de la ensalada y demostrar que “nosotros también sabemos hacer estas tonterías”.

A falta de menos de una semana para que termine el plazo estipulado en Kickstarter, la campaña ha logrado superar con creces el mínimo para ver la luz. En el momento de escribir estas líneas, ha recaudado ya 56 euros. “A grandes rasgos, el 80% de los mecenas son amigos”, admite González Catalán.

La burbuja del micromecenazgo

Aunque todo parezca una broma más de internet, la dilatada experiencia de estos dos jóvenes en el mundo de la financiación colectiva hace que la tortilla de patatas sea mucho más que eso: en realidad, tras el proyecto se esconde toda una crítica a las plataformas de micromecenazgo.

“Al final se demuestra con este tipo de campañas que lo que se sube a Kickstarter no pasa por un filtro de calidad”, explica González Catalán. Algo sabe de estas cosas. Él mismo fundó en enero de 2013 la plataforma de crowdfunding Projeggt. También es creador, junto con Héctor Muñoz, de la empresa de desarrollo de plataformas de financiación colectiva MilloLab.

Esta compañía está detrás del sistema que permitió a Pedro J. Ramírez y su equipo encontrar recursos para el diario El Español a comienzos de 2015. En apenas mes y medio, la campaña recibió el apoyo de 5.471 inversores, convirtiéndose en todo un récord mundial de crowdfunding: se consiguieron más de 3.600.000 euros en total, superando la marca más alta alcanzada por un medio de comunicación, el 1.300.000 euros que reunió el diario digital holandés De Correspondent en 2013.

El proceso será grabado en vídeo y alguien gritará, mientras se baten los huevos, el nombre de todas las personas que han puesto su granito de arena

Además, levantó de su trono al crowdfunding español más exitoso hasta el momento, el de la edición especial del juego de mesa Heroquest, nacida en Sevilla, que había obteniedo 680.000 euros a comienzos de 2014.

Por el camino, González Catalán y Muñoz han creado plataformas de crowdfunding de todo tipo, desde una enfocada a la inversión empresarial hasta otra específica para el sector de la biotecnología o una especializada en los proyectos sociales.

Así, desde el conocimiento que aporta la experiencia, con el proyecto de la tortilla de patata pretenden mostrar “que hay una burbuja y muchas malas prácticas”. Plataformas como Kickstarter, Indiegogo o la española Verkami “se han dado cuenta de que es todo un boom y lo aceptan todo. Antes no eran tan permisivos”, reflexiona el desarrollador.

Ahora, con el objetivo más que superado, la intención no es otra que cumplir con su palabra. Empleando el dinero recaudado, un amigo en común cocinará la tortilla en su restaurante de Fuerteventura. El presupuesto sobrante no irá a parar a los bolsillos de estos emprendedores. “Tenemos en mente donarlo a alguna ONG o a alguna acción social”, explica González Catalán.

El proceso será grabado en vídeo y alguien gritará, mientras se baten los huevos, el nombre de todas las personas que han puesto su granito de arena. Por suerte para los creadores del proyecto, los mecenas están lejos de los casi 7.000 que financiaron la ensalada de Danger Brown. El estadounidense tardó casi cuatro horas en nombrarlos a todos. Otra de las consecuencias de la viralidad.

Huevos, patatas, sal y aceite de oliva. Polémicas con la cebolla aparte, esos son los ingredientes imprescindibles a la hora de hacer una tortilla española. Un plato bien tradicional que nada tiene que envidiar a la ensalada de patata yanqui. A menos que no hablemos de gastronomía, sino de dinero.

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