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Cuatro avances de la química que transformaron nuestra vida sexual
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Cuatro avances de la química que transformaron nuestra vida sexual

La química está presente en todos los aspectos de nuestra vida, y el sexo no iba a ser menos. Algunas investigaciones lo hicieron mejor y más seguro

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El científico Avelino Corma, galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2014, decía recientemente en una entrevista con Teknautas que el que critica la química es porque no la entiende. Esta rama de la ciencia tiene entre algunos sectores una mala fama, al ser asociada con intoxicaciones, contaminación o productos poco sanos.

Se trata sin embargo de una percepción errónea. O mejor dicho, muy estrecha de miras. La química está presente en muchos aspectos de nuestra vida: los alimentos, la ropa, la tecnología, la industria, la medicina… En todos estos campos los avances de la química suponen mejoras para nuestro día a día.

En el campo sexual también tenemos que dar las gracias a la química. Muchos de nosotros nos beneficiamos sin saberlo de avances químicos que, adrede o por casualidad, han hecho el sexo mucho más agradable, sencillo y seguro.

El jabón y la generalización de la higiene

Es difícil para nosotros, habitantes en el siglo XXI de un país desarrollado en el que (casi) todos seguimos al menos las reglas de higiene más básicas, imaginar cómo sería vivir en una sociedad en la que un baño fuese un lujo al alcance de unos pocos. Además de las obvias implicaciones para la salud, los penetrantes (por no decir mareantes) olores corporales eran algo con lo que lidiar a la hora de mantener relaciones sexuales.

A mediados del siglo XIX, el químico Louis Pasteur probaba la llamada teoría microbiana de la enfermedad, que proponía que muchas patologías comunes sufridas por el ser humano están causadas por distintos microorganismos, tan pequeños que es imposible detectarlos a simple vista. Fue una idea polémica cuando se propuso, pero finalmente logró desbancar a otras teorías anteriores, como la de los miasmas o la de los humores. Su asentamiento sirvió para conducir a innovaciones médicas tan importantes como las vacunas o los antibióticos, así como para poner el foco en la importancia de la higiene personal.

El jabón lleva usándose por distintas culturas desde tiempos prehistóricos, que por casualidad descubrieron que la reacción química entre un álcali y un ácido graso genera sales sódicas o potásicas (depende del álcali utilizado) solubles en agua y con propiedades detersivas, es decir, que servían para limpiar. Su producción era artesanal y por lo tanto, el jabón era un producto caro hasta que varios descubrimientos permitieron acelerar su producción.

En 1791 el químico francés Nicholas Leblanc patentó un proceso para fabricar carbonato de sodio a partir de la sal común. El carbonato de sodio se conoce también como sosa, y es un alcalí que se mezclaba con grasas para fabricar jabón. El proceso patentado por Leblanc permitió acelerar y abaratar los costes de la producción de sosa. Aunque la fabricación moderna de jabón no comenzó hasta 20 años después, con la descripción por parte de otro francés, Michel Eugene Chevreul, de la llamada reacción química de saponificación, que establece que la mezcla de grasa y sosa da como resultado jabón y glicerina.

Ambos avances fueron un impulso para la producción de jabón, y por consiguiente la reducción de su precio, haciéndolo accesible para más gente. Pero además, permitieron que más investigadores experimentasen con los ingredientes del jabón para idear recetas nuevas. En 1865 William Sheppard patentó el jabón líquido, aunque la popularidad de este producto no llegó hasta años después, en 1898, cuando creó el jabón Palmolive, que empleaba aceite de palma y de oliva. Desde entonces, es uno de lo jabones más utlizados del mundo.

Los preservativos de látex y el sexo seguro

Al igual que el jabón, los preservativos llevan acompañando a la humanidad durante el sexo desde hace milenios: desde que el hombre descubrió la relación entre el sexo y la concepción, así como con la aparición de ciertas enfermedades, comenzó a utilizarlos. Según los historiadores, ya los soldados egipcios usabaneste ingenio, que fabricaban básicamente con tripas de animal, sobre todo de ovejas, para protegerse del contagio de enfermedades venéreas.

Pero hicieron falta siglos y mucha innovación química e industrial para obtener los condones tal y como los conocemos hoy. En 1939, Charles Goodyear descubría la vulcanización, un proceso por el que calentando caucho en presencia de azufre, éste se hacía más elástico y resistente. En ese momento, el caucho comenzaba a utilizarse masivamente como materia prima para la fabricación de preservativos.

Sin embargo, los condones de caucho vulcanizado tampoco eran la panacea: no eran fáciles de usar ni de conseguir. Eran reutilizables y había que lavarlos después de cada uso, lo que los hacía encoger, algo que había que tener en cuenta al comprarlos, ya que se vendían por tallas. Resultabanincómodos de poner y se estropeaban si se combinaban con lubricante de base oleosa.

En 1919, Frederick Killian revolucionaba el proceso utlizando látex. El látex es una suspensión de micropartículas poliméricas en un medio acuoso, que puede ser de origen natural (se extrae de la savia de algunos árboles) o sintético. Al tratarsede un elemento líquido,era posible sumergir los moldes de los preservativos en el látex y luego vulcanizar el resultado, lo que daba un producto más fino y suave, y por tanto más cómodo que los de caucho. Resultó ser más resistente y tener una vida útil más larga, además de desprender menos olor.

Facilitar el proceso de producción, de nuevo, redujo su precio y los hizo más accesibles para una mayor parte de la población. Los primeros en usar de forma masiva los condones fueron los combatientes de ambos bandos durante la Segunda Guerra Mundial para evitar el contagio generalizado de enfermedades de transmisión sexual, aunque para la población civil estuvieron prohibidos en lugares como Alemania, y lo siguieron estando hasta entrada la segunda mitad del siglo XX. Fue la aparición y el auge del sida en los años 80 lo que popularizó definitivamente el preservativo, al ser una herramienta sencilla y barata para practicar el sexo de forma segura.

Los lubricantes y el sexo 'recreativo'

Reduciéndolo a principios físicos podríamos decir que el sexo es fricción. Una fricción que puede ser placentera si todo va bien, o irritante y dolorosa si no. La cantidad de fricción depende de la aspereza de las superficies, su composición química y la fuerza que las presiona la una contra la otra. Los lubricantes vinieron a reducir esa fricción para evitar que su exceso produjese escozor o dolores, convirtiendo el sexo en una experiencia placentera para todos los participantes.

Y pensando en el lado recreativo del asunto, algunos incluyen aromas, sabores, colores e incluso componentes para causar efecto frío o calor. Sin embargo, en cuanto a su composición química se dividen en tres categorías: los basados en agua, los basados en aceite y los basados en silicona.

El agua en sí misma tiene propiedades lubricantes, como todos hemos podido comprobar al resbalarnos en la bañera, pero también puede aumentar la fricción. Es lo que ocurre cuando nos humedecemos el dedo para pasar la página de un libro. Estas dos propiedades contradictorias provienen de la atracción que las moléculas de agua ejercen entre sí y hacia otros materiales, dependiendo de si estos son hidrofílicos o hidrofóbicos. Los lubricantes a base de agua suelen llevar glicerina, una molécula pequeña e hidrofílica, que se pega a las moléculas de agua, manteniéndolas unidas en largas cadenas y creando así una capa entre las dos superficies en fricción. La unión entre la glicerina y el agua, sin embargo, es débil y el agua termina evaporándose, por lo que estos lubricantes se secan pronto, dejando la piel algo pegajosa a causa de la glicerina.

El aceite de los lubricantes oleosos puede ser de origen vegetal o provenientes del petróleo. En cualquier caso, están formados por cadenas de hidrocarbonos, largas tiras de átomos de carbono con átomos de hidrógeno adheridos a los lados. Cuanto más largas sean esas cadenas, más espesa será la textura del lubricante. Su acción proviene de que estas moléculas no se atraen entre sí ni hacia la piel con fuerza, de ahí el efecto resbaladizo. Entre sus desventajas están que son más difíciles de limpiar y, sobre todo, que todos los lubricantes con base de aceite disuelven el látex, de forma que no se pueden utilizar con este tipo de preservativos, ya que aumentan la probabilidad de que se rompan.

Los lubricantes con base de silicona son similares a los oleosos, pero en su caso las cadenas de carbono se sustituyen por cadenas de silicio y oxígeno alternativamente. Son hidrofóbicos, duran mucho tiempo y resbalan como los basados en aceite, pero tienen la ventaja de que no afectan a la composición del látex.

Los anticonceptivos orales y el control de la maternidad

Para muchos es simplemente la píldora, y ha sido descrita como uno de losavances médicos más importante del siglo XX, aunque se trata de toda una gama de anticonceptivos. Su invención y popularización puso en manos de las mujeres el control directo de su reproducción y contribuyó a su salida masiva al mercado laboral, así como una mayor libertad sexual, aunque sus efectos secundarios, así como el hecho de que no es una barrera ante la transmisión de ETS son aspectos a tener en cuenta a la hora de utilizarla.

En su desarrollo inervinieron varios científicos, químicos y médicos endocrinos, que fueron perfeccionando la fórmula para reducir al máximo la carga hormonal sin perder efecto. Los científicos habían comprobado que una hormona producida durante el embarazo, la progesterona, detenía la ovulación de las mujeres durante la gestación. El químico autriacoestadounidense Carl Djerasi trabajó junto a otros científicos para desarrollar una versión sintética de esa hormona, que llamó progestina. Entre sus ventajas, estaba su efecto más prolongado y menores cambios de humor que con la progesterona. La progestina se combinó con los estrógenos para hacerla más eficaz.

Fue comercializada a principios de los 60, en algunos países como Reino Unido solo a mujeres casadas, y en poco tiempo fue un éxitocon millones de mujeres utlizándola en pocos meses. Por un lado, daba a las mujeres el poder de controlar personalmente sus embarazos sin tener que depender de sus parejas. Por otro, resultaba un medio anticonceptivo menos invasivo e incómodo que el uso del preservativo. Pero en los 80 sufrió una caída de popularidad en picado, debido a las alarmas sobre sus efectos secundarios. La fórmula fue replanteada y surgieron nuevas píldoras, con dosis hormonales más ajustadas que reducían los riesgos de desarrollar cáncer de mama, trombosis y anemia, entre otras.Hoy en día se calcula que más de cien millones de mujeres toman la píldora con una u otra fórmula.

El científico Avelino Corma, galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2014, decía recientemente en una entrevista con Teknautas que el que critica la química es porque no la entiende. Esta rama de la ciencia tiene entre algunos sectores una mala fama, al ser asociada con intoxicaciones, contaminación o productos poco sanos.

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