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No más caídas: aprende a montar en bicicleta en solo quince minutos
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jyrobike ayuda a mantener el equilibrio

No más caídas: aprende a montar en bicicleta en solo quince minutos

Jyrobike es una bicicleta pensada para los ciclistas principiantes: su rueda está equipada con un sistema que ayuda a mantener el equilibrio para evitar caídas

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Aprender a montar en bici es uno de esos ritos de iniciación por lo que todos pasamos en algún momento y que solemos recordar con nostalgia: el vértigo de lanzarnos a pedalear sin ruedines, un adulto echándonos una mano con el equilibrio en los primeros momentos y, dependiendo de nuestra habilidad, alguna rodilla despellejada y más de un castañazo en el orgullo.

Se trata de un paso que ha enlazado a cada generación con la posterior desde hace décadas, y como para todo lo importante de la vida, existen dos teorías mayoritarias sobre la mejor forma de enseñar a un hijo a montar en bici. La más popular defiende la utilidad de los ruedines como una herramienta para que el pequeño ciclista coja confianza y, sobre todo, el gusto a la bici. A medida que el crío crece, aumenta su sentido del equilibrio y llegado un momento no necesitará esos dos apoyos adicionales.

Para otros, los ruedines son un invento diabólico. Y no es porque no cumplan su función, sino porque la cumplen demasiado bien: convierten una bicicleta en un vehículo tan estable que el niño no aprende a mantener el equilibrio solo y desarrolla malos hábitos que le cuesta semanas perder, haciendo el proceso de aprender a montar en bici más largo y traumático.

A prueba de caídas

A esta segunda corriente le gustará Jyrobike, un invento pensado para ayudar en el aprendizaje: se trata de una bicicleta especial, con una tecnología "a prueba de caídas"basada en lallamada precesión giroscópica. Se trata de una actualización de un invento desarrollado en 2009 por un equipo de la Universidad de Dartmouth llamado Gyrowheel.

El Gyrowheel era una rueda tradicional que alojaba un disco giratorio alimentado por una batería. Sus inventores descubrieron que si ese disco se movía a una velocidad aproximada de 9 millas por hora (unos 15 kilómetros) se creaba un efecto de precesión giroscópica que hacía que esa rueda girase automáticamente en la dirección en la que la bici se inclinase para evitar una caída. De esta forma, mientras mantuviese el manillar de frente, el ciclista mantenía el control de la bicicleta.

Aunque se vendieron miles de unidades, esta tecnología tenía algunos fallos. Robert Bodill, fundador de Jyrobike, ha querido pulirlos para atraer a los padres y a los ciclistas principiantes. "Está construida en torno a la idea de que una bicicleta es inherentemente más estable cuando va a mayor velocidad", explica Bodill en la web del poyecto.Compró la patente de Dartmouth y convirtió el producto tanto en una rueda individual como en una bicicleta completa.

Una exitosa campaña de 'crowdfunding'

Mejoró el mecanismo de forma que ahora el efecto de precesión giroscópica es hasta un 50% más fuerte. "Simula la estabilidad que conseguiría a gran velocidad cuando se va mucho más despacio, que es precisamente cuando el ciclista necesita ayuda". En un artículo publicado por el Washington Postasegura que es posible aprender hasta en 15 minutos.

Además de esta mejora, ahora la batería dura tres veces más (unas tres horas) y afinó el diseño para que no solo encajase prácticamente en cualquier modelo sino que no estropea la estética de las bicis. Pensando en los más pequeños, incluye hasta un sistema de audio que incluye sonidos de dinosaurios, música o sirenas de bomberos. A medida que se aprende, se puede disminuir el efecto de la rueda, reduciendo progresivamente la ayuda al equilibrio y dejando que el niño vaya solo.

Para dar viabilidad a su proyecto, Bodill puso en marcha una campaña de crowdfunding en Kickstarter a principios de junio, y a falta de casi dos semanas para su cierre ya ha superado con creces el objetivo propuesto. Además de la versión infantil, Bodill planea sacar una versión de Jyrobike enfocada a un público adulto, pensando en aquellos con problemas de equilibrio por motivos físicos, así como para los que nunca llegaron a manejarse sin ruedines.

Aprender a montar en bici es uno de esos ritos de iniciación por lo que todos pasamos en algún momento y que solemos recordar con nostalgia: el vértigo de lanzarnos a pedalear sin ruedines, un adulto echándonos una mano con el equilibrio en los primeros momentos y, dependiendo de nuestra habilidad, alguna rodilla despellejada y más de un castañazo en el orgullo.

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