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Mitalipov: "No debemos clonar humanos porque sabemos que no es seguro"
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EL INVESTIGADOR QUE REPROGRAMÓ CÉLULAS MADRE

Mitalipov: "No debemos clonar humanos porque sabemos que no es seguro"

El año pasado, diez días antes de Navidad, un embriólogo japonés que trabaja en EEUU hizo el descubrimiento de su carrera. En un plato de cultivo

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Mitalipov: "No debemos clonar humanos porque sabemos que no es seguro"

El año pasado, diez días antes de Navidad, un embriólogo japonés que trabaja en EEUU hizo el descubrimiento de su carrera. En un plato de cultivo de su laboratorio había una comunidad de células sanas, creciendo y dividiéndose totalmente ajenas a la importancia de ese hecho. El embriólogo, llamado Masahito Tachibana, hizo una foto y se la mandó apresuradamente a todo su equipo, incluido su jefe, un genetista nacido en la Unión Soviética en 1961 llamado Shoukhrat Mitalipov

Pasaron varios días en silencio, cruzando los dedos para que esas células no se muriesen, como tantas veces había pasado durante los últimos años. La semana pasada, el mundo supo que las células sobrevivieron y que eran las primeras células madre humanas obtenidas por clonación. Nadie había logrado algo así desde que en 1996 naciera Dolly, el primer mamífero clonado. La última vez que alguien clamó haber clonado células madre humanas resultó ser el mayor fiasco de la ciencia reciente

Trece años después de aquello, Mitalipov asegura haberlo conseguido y todo apunta a que tiene razón. El investigador de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (EEUU), de paso por Madrid para participar en un simposio organizado por la Fundación Ramón Areces, ha comentado con Materia el alcance de su descubrimiento y cómo piensa aplicarlo al tratamiento de enfermedades neurológicas, la diabetes o la ceguera.

Después del fracaso de Hwang Woo Suk seguimos intentándolo porque este era nuestro área de trabajo. Intentamos entender cómo funciona la reprogramación celular. Sabemos que funciona pero no sabemos por qué. Hay un puñado de moléculas mágicas que son las responsables y sólo se activan dentro del óvulo. Así es como empieza la vida y nosotros queremos saber cuál es la molécula responsable de activar la vida. Este es un proceso muy complicado y artificial. 

Hay un montón de productos químicos necesarios, la cafeína entre ellos, pero usamos varios métodos diferentes y diferentes combinaciones de compuestos químicos y tiempos de desarrollo. Muchos de ellos no eran nuevos y ya los habíamos usado en monos y ratones. La clave fue encontrar la combinación perfecta. En la lotería, por ejemplo, sabes que hay una combinación de siete u ocho números. Todo el mundo conoce los números, del cero al nueve, no hay nada nuevo, es la combinación perfecta la que te da el premio gordo. Nosotros logramos esa combinación perfecta, estaba ahí, simplemente había que conseguirla. Nos llevó años de estudios con monos. 

En humanos hubiéramos necesitado 1.000 óvulos para lograrlo y nosotros solo teníamos 100. Lo que nos ayudó más fue haber trabajado con monos. Hemos usado miles de óvulos de mono durante los últimos 15 años. Supongo que hubo algo de suerte, pero, volviendo a la lotería, ya habíamos encontrado seis números ganadores usando monos y solo tuvimos que encontrar uno más en humanos.

Ahora que ya hemos descubierto que se pueden generar estas células a partir de material de pacientes, queremos usar estas células en tratamientos. Queremos volver a los estudios con monos y ensayar tratamientos, generando neuronas, células beta para tratar la diabetes y otros tipos celulares. Primero haremos las células en el laboratorio, luego las trasplantaremos en el momento adecuado y veremos si son eficaces. Eso será muy importante para después volver a los ensayos con humanos.

En este momento aún no sabemos cómo generar órganos completos en una placa de petri y lo mismo pasa con tejidos completos. Lo que sí sabemos es cómo generar neuronas, células musculares, células cardiacas… También sabemos generar tejido ocular, parte del que está en las zonas pigmentadas del ojo. Hay enfermedades degenerativas en las que los pacientes pierden la visión porque pierden estas células con la edad. Ahora podemos hacerlas en el laboratorio, por lo que la idea es trasplantarlas y esperamos que permanezcan en el ojo, se injerten en él y sean funcionales, recuperando así la visión.

Entre cinco y diez años. Esto lleva tiempo ya que antes se requieren años de ensayos en animales. No solo debes demostrar que las células trasplantadas se quedan donde están. Probablemente los organismos regulatorios como la FDA [Agencia Federal de Medicamentos de EEUU] quieren ver cuánto tiempo los animales permanecen con sus funciones recuperadas, tal vez varios años, y así asegurarse que no hay efectos secundarios ni que el trasplante  genere tumores. Probablemente lleve años y habrá que repetir los ensayos muchas veces antes de que la FDA nos dé permisos para probarlo en humanos.

Hay otras dos fuentes de células madre pluripotentes. Una son embriones fertilizados. Pero, desafortunadamente, las células madre que se obtienen no son compatibles con el paciente. Probablemente las rechace su sistema inmune. La otra clase son las células pluripotentes inducidas. Estas son un tipo de células reprogramadas a partir de células adultas, pero aún no está claro si son exactamente iguales que las células embrionarias. Hasta ahora sólo se han usado para modelar enfermedades y ensayar medicamentos, pero hay menos entusiasmo en aplicarlas a tratamientos clínicos. Nuestras células clonadas tampoco han sido nunca trasplantadas pero sí se han producido animales completos con ellas. De hecho se han producido miles o incluso millones de animales clonados durante los últimos quince años. Y eso te dice que este tipo de reprogramación funciona.

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Además, con la clonación, producimos células que tienen el mismo núcleo que el que deseamos, pero tienen un genoma mitocondrial nuevo. Las mitocondrias son como las baterías de las células. Nacemos con ellas cargadas del todo, pero a lo largo de la vida van desgastándose y a la edad de 80 ó 90 años su carga es casi cero. Las células clonadas tienen una batería nueva. Si tienes un paciente con una enfermedad mitocondrial, la mayoría tienen una edad avanzada, para curar su enfermedad necesitas trasplantarle células con baterías cargadas. Las células clonadas llevan la batería totalmente cargada. Esta es la gran ventaja de las células madre clonadas y creo que va a ser una diferencia decisiva.

Es difícil decirlo. Nuestro objetivo siempre fue obtener células madre. De hecho lo hemos estudiado en monos y generar un animal vivo es mucho más difícil que obtener células madre. Si para generar células madre necesitas acertar siete números de la lotería, para clonar un animal necesitas el doble, 14. La tecnología que hemos desarrollado no funciona para obtener nacimientos de clones en monos. 

Probablemente no puedes evitar que haya científicos o no científicos que lo intenten, pero avisamos que esta técnica no será suficiente para clonar un humano. Probablemente yo nunca lo intente porque puede que haya muchos errores durante la reprogramación, puedes equivocarte con la tecnología y muchos de los animales clonados no sobreviven hasta el nacimiento.

No debería intentarse porque sabemos que no es seguro. Si no tienes la seguridad de que es seguro para el bebé al 100% no debe intentarse. Si se resuelven todos los problemas y se demuestra que se puede, como hoy ocurre con la fecundación in vitro (FIV), entonces es la sociedad la que debe decidir si está justificado. Es un problema más ético que médico. La mayor parte de la gente se opone porque no es ético y no hay una necesidad médica de hacerlo, pero hay otra parte de la sociedad que sí piensa que está justificado. Es como cuando comenzó la FIV, mucha gente se oponía diciendo que si una pareja no podía tener hijos no hay necesidad médica de que lo hagan y siempre podían adoptar uno. Pero nosotros argumentamos que no poder tener hijos es una enfermedad que hay que tratar. Aún hay gente que se opone, pero la técnica se usa para ayudar a la gente a tener hijos y ya han nacido cinco millones de niños sanos en todo el mundo con esta técnica.

Solo a través de la investigación con animales. La efectividad de la clonación con animales ha mejorado mucho desde la oveja Dolly [1996], pero aún no es tan efectiva como la IVF. Si se consiguiese alcanzar ese nivel de efectividad tal vez se podría ir un paso más allá e intentarlo con primates no humanos. Por ahora no funciona.

Todo mi equipo está compuesto por embriólogos y de hecho ella no es la primera española que trabaja conmigo, he tenido otros dos. Me gusta tener equipos internacionales con gente de Japón, Corea, España. Nuria fue muy útil porque creo que en España hay muy buena formación en embriología y hay un máster y un doctorado especializados. Es algo que no tenemos en EEUU debido a que el Gobierno no apoya la FVI y, por eso, nos falta educación en este terreno. En España, sin embargo, formáis embriólogos de primera clase internacional y por eso nos gusta traerlos a nuestro laboratorio.

No. La ciencia que hacemos es internacional, puede aplicarse en cualquier lugar. Por supuesto hay países que apoyan más la ciencia, pero estas técnicas se usarán en cualquier lugar. Los resultados son internacionales y si logramos llevar las células madre a tratamientos para nosotros solo habrá pacientes, no nacionalidades.

España era un país pionero en la transferencia nuclear. En EEUU era un problema porque el Gobierno central no nos financiaba por lo que tuvimos que conseguir dinero privado. El estudio con monos sí estaba financiado por el Gobierno, pero al ir a humanos tuvimos que continuar con donaciones privadas. Probablemente nuestro trabajo reavive el interés en este campo y espero que España vuelva a él con más financiación. Si lo hace, los científicos puedan volver a España.

El año pasado, diez días antes de Navidad, un embriólogo japonés que trabaja en EEUU hizo el descubrimiento de su carrera. En un plato de cultivo de su laboratorio había una comunidad de células sanas, creciendo y dividiéndose totalmente ajenas a la importancia de ese hecho. El embriólogo, llamado Masahito Tachibana, hizo una foto y se la mandó apresuradamente a todo su equipo, incluido su jefe, un genetista nacido en la Unión Soviética en 1961 llamado Shoukhrat Mitalipov