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Jesús Sanz, el arzobispo que se debate entre Dios y Steve Jobs
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UTILIZA UN IPAD PARA OFICIAR SUS MISAS

Jesús Sanz, el arzobispo que se debate entre Dios y Steve Jobs

La religión suele estar vinculada a los conceptos más anacrónicos, a procesos que tienen mucho más que ver con la tradición cultural que con el progreso

Foto: Jesús Sanz, el arzobispo que se debate entre Dios y Steve Jobs
Jesús Sanz, el arzobispo que se debate entre Dios y Steve Jobs

La religión suele estar vinculada a los conceptos más anacrónicos, a procesos que tienen mucho más que ver con la tradición cultural que con el progreso tecnológico, como el analógico ritual de la fumata blanca para anunciar la elección de un nuevo Papa al que asistimos hace pocas semanas.

Aunque la Iglesia trata de incorporarse lentamente a la nueva era de la información, con hitos muy valiosos, como la creación de de las cuentas oficiales en Twitter del sumo Pontífice, lo cierto es que hechos como éste parecen más el fruto de una urgencia ‘marketiniana’ que el resultado de una creencia firme en las nuevas tecnologías por parte de la institución eclesiástica.

El caso del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, no es ni mucho menos obligado. Su relación con la tecnología, aunque de otro orden -y salvando las distancias- es tan intensa como su vinculación con los evangelios. Con 58 años, Sanz -que antes de ser fraile franciscano estudió banca- es el más joven de los obispos españoles. 

Su primer Mac lo tuvo en 1991, y a partir de entonces ha seguido el hilo de la marca de Steve Jobs y sus productos hasta la actualidad. Hoy, el arzobispo cuenta en su haber con un ordenador de sobremesa, un portátil, un iPad y un iPhone. “Todos pagados a plazos”, bromea Jesús Sanz con Teknautas. Tal vez ni siquiera él mismo se ha dado cuenta, pero nació el mismo año que el fundador de Apple (1955), poco más de un mes antes que el norteamericano.

“Empecé con este sistema operativo, objetivamente me parece el mejor, y debo decir que Apple no me paga por hacerle promoción, en absoluto”, continúa bromeando el arzobispo. 

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“Yo siempre he sido curioso de estas herramientas. No es que la tecnología me seduzca, pero me permite trabajar con comodidad en algunas cuestiones a las que me dedico como profesor, preparando proyecciones, por ejemplo”, añade el arzobispo.

Jesús Sanz no es el único sacerdote, obispo u arzobispo que tiene un iPad, pero seguramente es el primero que lo utiliza también en el altar para las lecturas habituales de una misa. Al contrario de lo que pueda parecer, sus fieles han asumido la incorporación del dispositivo electrónico con naturalidad, aunque al principio no sabían de qué se trataba.

“Claro, ellos me veían muy iluminado, porque el chorro de luz que desprende es especialmente intenso en una iglesia, al tratarse de un espacio oscuro. Les expliqué que no eran focos, que era un dispositivo electrónico, y evidentemente ellos bromearon, pero les parece bien”, explica el arzobispo.

“El papel cuesta dinero y es una manera ecológica de colaborar en este mundo, que a veces maltratamos. Además, la tableta me resulta muy cómoda para preparar y llevar a la iglesia mis homilías”, argumenta Sanz.

De todas formas, el arzobispo no ha abandonado por completo el papel. “En el iPad llevo la Biblia y muchos documentos de la Iglesia, porque si te vas de viaje no vas a ir cargado con una biblioteca. Pero en mi lectura personal de la Biblia u otros libros, no lo hago sobre una pantalla, una cosa no quita la otra. Es como con la música, cuando preferimos un concierto en vivo”.

El gusto de Jesús Sanz Montes por la tecnología no se queda en el ‘hardware’. Utiliza WhatsApp para comunicarse habitualmente, dispone de un espacio web donde publica cartas semanales en texto y audio, además de discursos y homilías; una cuenta en Twitter con más de 1.000 seguidores con los que interactúa a diario y también un perfil en Facebook con más de 4.500 amigos. Además, en las últimas Navidades eligió Youtube para felicitar las fiestas.

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En referencia a la presencia oficial del Vaticano en las redes sociales, el arzobispo de Oviedo cree que “simplemente por la edad, tanto Benedicto XVI como Francisco I, no han pertenecido a este mundo de la informática. No obstante, cuando sus colaboradores les han presentado las bondades de la tecnología, tanto uno como otro las están utilizando, aunque no formen parte de la cultura cibernética, sabiendo que así pueden llegar a muchas personas”.

La religión suele estar vinculada a los conceptos más anacrónicos, a procesos que tienen mucho más que ver con la tradición cultural que con el progreso tecnológico, como el analógico ritual de la fumata blanca para anunciar la elección de un nuevo Papa al que asistimos hace pocas semanas.