Diga adiós al disco duro

En mayo de este mismo año, Google sorprendió al mundo presentando el Chromebook, un portátil muy peculiar que tenía una característica que lo convertía en único: no contaba con un disco duro para disfrute del usuario. Los de Mountain View guardaban un as en la manga: todo en el portátil giraba en torno a la nube, ese eufemismo que describe los servidores remotos en Internet.

El producto de Google llegó en un formato tosco, sin terminar, pero lo que es más importante, sin ofrecer soluciones reales a los usuarios, con lo que el fracaso fue sonoro. Tal y como apunta Techi, el Chromebook falló “porque no estábamos preparados para el cloud computing total”. El total posiblemente no, pero ¿y buscar soluciones híbridas?

Quien les escribe inició hace unos años una migración paulatina del contenido y herramientas hacia servidores remotos. Una apuesta arriesgada que exigía mucha fe y calibrar las ventajas e inconvenientes del cambio. Había mucho en juego y muchos prejuicios que superar. Comenzaron a asaltarme las lógicas dudas ante este cambio de funcionamiento: ¿es segura la nube? ¿qué ocurrirá si pierdo la conexión a Internet? Superados los temores iniciales y con la perspectiva del paso del tiempo, puedo confirmar que ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar en lo tocante a la organización personal del trabajo.

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Lo primero que hay que hacer es calibrar bien los inconvenientes que a priori plantea confiar el grueso del contenido de nuestro disco duro a servidores externos. Hablábamos antes de seguridad. Es cierto que una cuenta en la nube es susceptible de ser pasto del ataque de los hackers, aunque también es cierto que las medidas de seguridad y respaldo que proporcionan los principales servicios son muy elevadas.

Un nombre de usuario y contraseña separan nuestro contenido más sensible del acceso de manos ajenas. Esta puerta de entrada no es diferente, sin embargo, a la que debemos franquear para acceder a nuestra cuenta en la banca. Pero este salto merece el esfuerzo de sopesar pros y contras de cada uno de los sistemas.

¿Realmente es seguro almacenar todos nuestros datos en un disco duro? ¿qué sucede si somos víctimas del ataque de un virus? ¿y qué me dicen de robos o posibles averías? En lo que respecta a la seguridad, es necesario un cálculo personal de los riesgos y dar el paso que en consecuencia, crean conveniente. En cuanto a la falta de conexión a internet, la mayoría de los principales servicios en la nube ofrecen una pequeña aplicación desktop o plugin que sincroniza el contenido, con lo que esto tampoco debería ser un problema.

El salto a la nube cuenta con muchos alicientes, pero el principal posiblemente provenga de la omnipresencia de la información. Olvídese de datos duplicados o tener que volver corriendo a la oficina porque se ha dejado el pendrive. Confiar en servidores remotos proporciona una suerte de cosmos entre todos los equipos a su disposición: el ordenador de sobremesa, el portátil, tablet y móvil trabajan directamente con los mismos datos, de forma que lo que añada en un sitio, aparece automáticamente en todos los dispositivos conectados.

No hay duplicidades y puede acceder a sus datos desde España o desde India, siempre que cuente con acceso a internet. Hay muchas herramientas, pero permítanme que les exponga cuáles son las que empleo con más frecuencia en el día a día para mi organización personal y profesional.

1. Google

El gigante californiano se ha convertido por méritos propios en el paradigma del 2.0. De la firma de Mountain View aprovecho buena parte de los productos para gestionar: contactos, correo electrónico (Gmail), agenda (Google Calendar) y su suite ofimática, Google Docs. También en el terreno personal aprovecho los servicios de la firma de Sergey Brin y Larry Page con el servicio de fotos Picasa. Como indico, accedo a toda información tanto desde el móvil, ordenadores o tablet.

2. Evernote

Esta startup se ha descrito a sí misma como un “cerebro externo”, y realmente lo es. En sus servidores almaceno facturas, pequeños recordatorios, ideas sobre la marcha (apuntadas por lo general mediante notas de voz grabadas con el móvil), o incluso contenido interesante que uno va encontrando en la web. Lo mejor es que el sistema cuenta con un potente buscador y un sistema OCR que permite leer el texto dentro de fotos y documentos en PDF.

3. Dropbox

Este servicio freemium funciona a modo de disco duro externo y aquí es donde podrá almacenar el grueso del contenido del disco duro. Funciona francamente bien y cuenta con aplicaciones para la mayoría de las plataformas, de forma que la gestión del contenido pueda también realizarse desde dispositivos móviles.

4. Spotify

Es extraño ubicar al conocido servicio de música en streaming en esta lista, ¿verdad? Sin embargo, desde el momento en el que permite liberar al disco duro de canciones y escuchar la música a la carta desde la red, entra en ese selecto grupo de servicios en la nube. Uno puede disfrutar de las mismas listas o colecciones de canciones desde los diferentes dispositivos con acceso de internet.

Son más, muchos más, los servicios 2.0 que uno aprovecha en su día a día, pero los que les apunto son los que mayor impacto han tenido en la gestión personal y en librarle a uno de la dependencia del disco duro. Las ventajas de apostar por la nube en el grueso del contenido se hacen evidentes cuando uno cambia de ordenador: quien les escribe acaba de adquirir un nuevo ordenador de sobremesa, y únicamente ha sido necesario acceder a los principales servicios indicados para estar ya operativo.

No ha habido penosas migraciones ni mayores quebraderos de cabeza. Definitivamente, diga adiós al disco duro.