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Puentes Global: el reto de vencer el miedo a vincular negocio e inmigración
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Puentes Global: el reto de vencer el miedo a vincular negocio e inmigración

Esta es la historia de una española y un mexicano que sueñan con establecer puentes de esperanza. Sin conocerse, Conchita Galdón y Federico Lozano ya compartían

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Puentes Global: el reto de vencer el miedo a vincular negocio e inmigración

Esta es la historia de una española y un mexicano que sueñan con establecer puentes de esperanza. Sin conocerse, Conchita Galdón y Federico Lozano ya compartían este mismo ideal alimentado por una empatía innata desbordante, y el destino les juntó para ejecutarlo.

Su empresa se llama Puentes Global, "el especialista en movilidad internacional para personas de rentas bajas pero cualificadas", como dice su eslogan, y pretende servir de puente -nunca mejor dicho- entre trabajadores de escasa cualificación procedentes de países subdesarrollados y compañías en vías de contratación en cualquier lugar del mundo.

Su historia personal también contó en su día con un puente, el que establecieron dos de las universidades norteamericanas de mayor prestigio mundial, Harvard y Stanford. En el 2008, Conchita -madrileña de 27 años- estudiaba el llamado Master en Administración Pública y Desarrollo Internacional (MPA/ID) de la Harvard Kennedy School, mientras que Federico -nacido en Mexico D.F. hace 32 años- hacia lo propio en la Stanford Business School como estudiante de MBA.

Ambos estaban interesados en todo lo relacionado con la movilidad internacional. Conchita quizás desde una perspectiva más macro, mientras que Federico desde una óptica micro. Una escribió una tesina sobre cómo dos países -España y Colombia- pueden beneficiarse del flujo migratorio, y el otro elaboró un plan de negocio para crear una empresa que pudiera canalizar bien ese flujo.

"Se me apareció la Virgen"

En el verano del 2009, Conchita recibió una llamada de su director de tesis Lant Pritchett, un reconocido académico en el ámbito del desarrollo económico. Al parecer había una persona realmente interesada en conocerla. Se trataba de Federico, que acababa de ganar, gracias a su plan de negocio, la beca Social Innovation Fellowship que cada año concede el Center for Social Innovation de Stanford. La beca dotaba al ganador con una suma de dinero para poder realizar el proyecto.

"Yo me encontré con la Virgen que se te aparece", confesaba Conchita hace un par de semanas en Madrid en esta entrevista. "Resulta que me contacta un tío que tiene dinero para poner en marcha lo que siempre me había fascinado".

Por aquel entonces, Conchita ya se había graduado de su máster y había decidido volverse a Madrid "en plan suicida", como califica actualmente su decisión. "La gente me decía que la cosa estaba mal, pero nunca esperé encontrarme con un panorama tan malo".

Estamos hablando del verano de 2009, cuando la tasa de paro en España ya alcanzaba el 20 por ciento, la economía no hacía más que desacelerarse y el gobierno de Zapatero trataba de animar a los miles de inmigrantes sin trabajo a que regresaran a sus países con el famoso "plan retorno".

Federico llegó en septiembre de ese mismo año con el dinero de Stanford bajo el brazo y dispuesto a presentar el proyecto a varias personas. Su idea original era establecer un puente entre España y México que facilitara la contratación de trabajadores mexicanos a empresas españolas con necesidad de mano de obra, y necesitaba a alguien como Conchita para representar a Puentes Global en nuestro país.

Saber adaptarse al medio

Pero la mala situación económica alteró sus objetivos iniciales y tuvieron que idear nuevas estrategias que pudieran dar solución a la problemática de miles de inmigrantes sin ninguna oportunidad en España y muy reacios a regresar a sus países. "Están dispuestos a quedarse con tal de no volver fracasados, porque tienen la idea fija de que sólo pueden volver si han logrado el éxito", explica Conchita.

En vista del panorama, y después de darle muchas vueltas, idearon un sistema muy en línea con las necesidades del momento y que constituye actualmente el principal objetivo de Puentes Global. Se trata de un programa que pretende formar a trabajadores latinoamericanos en España para que establezcan franquicias de empresas españolas en sus países de origen.

Es como una repatriación de emprendedores, aunque a Conchita no le gusta utilizar ese término porque parece definitivo. "Nosotros no hablamos de inmigración, repatriación, etc", asegura con vehemencia.

Podría decirse que Puentes Global lleva gestándose desde hace un año y que es ahora cuando están viendo sus primeras andaduras. "Empezamos a tener más clientes potenciales interesados", confiesa Conchita sin poder revelar sus nombres.

Tanto ella como Federico tienen que trabajar a tiempo parcial para poder pagarse el alquiler. Ambos dan clases en la universidad, Conchita en el Instituto de Empresa en Madrid y Federico - que optó por quedarse en España por motivos profesionales- en la Universitat Ramon Llull de Barcelona.

Su mayor reto es vencer el miedo que tienen muchas empresas de que se las vincule con algo que tiene que ver con inmigración. "Al parecer no es muy buena marca", especula Conchita. Pero para esta madrileña no es una cuestión de inmigración, sino de movilidad, de personas que nacen en un ambiente sin oportunidades y que tienen la valentía suficiente como para salir a buscarlas en otra parte. Y no sólo la valentía, también todo el derecho.

Esta es la historia de una española y un mexicano que sueñan con establecer puentes de esperanza. Sin conocerse, Conchita Galdón y Federico Lozano ya compartían este mismo ideal alimentado por una empatía innata desbordante, y el destino les juntó para ejecutarlo.