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Cinco errores más comunes del joven emprendedor
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Cinco errores más comunes del joven emprendedor

No es fácil escoger sólo cinco errores entre toda la inmensa variedad de fallos, despistes y locuras que jalonan el camino del joven emprendedor. De hecho,

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Cinco errores más comunes del joven emprendedor

No es fácil escoger sólo cinco errores entre toda la inmensa variedad de fallos, despistes y locuras que jalonan el camino del joven emprendedor. De hecho, mi criterio de selección ha sido tomar aquellos que he cometido yo, con total temeridad y, por qué no decirlo, inconsciencia.

Un emprendedor tiene que estar preparado para asumir sus propios y continuos errores, aprender de los mismos y poder tomar nuevas decisiones, un poco más inteligentes, y probablemente igual de equivocadas. Y en ese proceso iterativo, de ensayo y error, el modelo de negocio irá definiéndose, el equipo se hará más fuerte y competitivo y será posible encontrar la llave del éxito empresarial.

Pero tampoco es necesario que volváis a cometer uno por uno, TODOS los errores, así que espero que esta lista os pueda ayudar a evitar algunos de los míos:

1. Olvidé que la caja es lo más importante – Cash is king
En nuestros siete años de andadura emprendedora, en IMASTE, hemos estado a punto de quebrar varias veces por no controlar suficientemente los períodos de cobro y pago, la petición de financiación con tiempo, etc.  Un gran proyecto puede morir antes de alcanzar su madurez por no controlar los flujos de caja, y todavía más en tiempos de crisis.

2. Pensé que cerrar un trato o acuerdo llevaba poco tiempo
Una frase muy repetida en el discurso del emprendedor novel es: “Estamos a punto de cerrar un acuerdo con un importante proveedor/cliente/medio”.  La realidad es que lleva mucho tiempo convencer a los 'key players' y sobre todo cuando se está empezando y al proyecto le faltan referencias y casos de éxito contrastados.

3. Me creí mis propias proyecciones de ventas
Craso error. El emprendedor es un optimista por naturaleza. Si no lo fuera, no lo dejaría todo para montar un negocio. Por fortuna, con el tiempo y la experiencia, las proyecciones se van pareciendo a la realidad. Pero para una fase inicial, las dividiría por cuatro. A ver si siguen saliendo los números...

4. Trabajé mucho en un Business Plan y no en un modelo de negocio claro
En realidad nunca he trabajado demasiado en un Business plan, pero siempre queda bien decirlo. Y puede que si hubiera dedicado un poco más de tiempo al plan de negocio hubiéramos concluido que una oferta de servicios globales para estudiantes erasmus exigía una importantísima inversión inicial, de la que no disponíamos entonces.

De todos modos, la fe inquebrantable en el plan de negocio es un mito de las escuelas de negocio. Lo que se necesita de verdad es un buen equipo, con una idea interesante y una increíble capacidad de ejecución para alcanzar un modelo de negocio escalable. Los planes lo aguantan todo, aunque sean un ejercicio interesante para ayudaros a definir qué queréis resolver y cómo. Como decía Von Moltke, “ningún plan de batalla sobrevive al contacto con el enemigo”.

5. Enfoqué el proyecto a un mercado demasiado pequeño. Think BIG!
Nuestra idea de negocio inicial, tenía como público objetivo los estudiantes erasmus en Madrid. La segunda idea nos llevó a pensar a nivel nacional para organizar eventos de empleo presenciales en toda España y con la evolución actual del modelo, estamos desarrollando ferias virtuales para cualquier tipo de sector en más de 16 países.

Es importante pensar en global desde el principio, resolver un problema relevante (al menos para que haya gente suficiente que quiere pagar porque lo resuelvas) y tener claro cómo puede escalar el modelo internacionalmente.

Quería terminar con un consejo final de Guy Kawasaki, “make meaning, not Money” si hacéis algo que tenga sentido, que ayude a transformar las cosas y trabajáis en ello con pasión, el dinero acabará llegando. ¡Mucha suerte con vuestros proyectos!

No es fácil escoger sólo cinco errores entre toda la inmensa variedad de fallos, despistes y locuras que jalonan el camino del joven emprendedor. De hecho, mi criterio de selección ha sido tomar aquellos que he cometido yo, con total temeridad y, por qué no decirlo, inconsciencia.