Obama, enganchado a su Blackberry

Las relaciones del poder con la tecnología son muy variopintas: algunos políticos viven todavía en el jurásico de estos temas, mientras que otros están enganchados al e-mail, móvil e incluso se atreven a hacer sus pinitos en Facebook. Sin embargo, esta situación puede dar un vuelco radical con la llegada de Barack Obama al poder. El diario norteamericano The New York Times informa que el candidato electo vive pegado a su crackberry, como es conocida coloquialmente la BlackBerry por la adicción que genera entre sus usuarios.

La cuestión es que al acceder a La Casa Blanca, el mandatario estará -en teoría- obligado a abandonar su teléfono inteligente ya que la legislación estadounidense obliga mediante el Presidential Records Act a registrar toda comunicación del presidente con el exterior. Por otro lado, surgen las cuestiones de seguridad inherentes de pasearse con un móvil con cámara y conexión a Internet por la residencia del presidente de los Estados Unidos y alrededores. Esta adicción que puede verse truncada de forma súbita, está generando no pocos comentarios en la prensa de aquel país, que incluso bromea con el "Yes, we can" -eslogan de campaña del demócrata- y el "Yes, he can", en alusión directa a apagar definitivamente su BlackBerry.

Atípico como es, los que le conocen aseguran que Obama no dejará su BlackBerry fácilmente e incluso detallan que ha permanecido en contacto de forma permanente con todos sus amigos y familiares durante el fragor de la campaña. El futuro presidente respondía a los correos electrónicos de forma directa -frecuentemente a altas horas de la madrugada-, escueta, sin faltas de ortografía y ausencia total de emoticonos, aunque también comentan que en la última parte de la campaña, el agotamiento motivaba que apenas contestara a los correos y se limitara simplemente a leerlos. Todo su equipo de campaña ha confirmado que la BlackBerry del líder parecía como un grillo en plena noche de verano, notificando sin descanso nuevos mensajes.

Su destreza con el terminal llegó al extremo de pedir a su equipo que sustituyera los informes en papel y pidiera en su lugar que se los enviaran a su inseparable móvil en el cual se dejaba las retinas analizando el contenido. Únicamente cuando estos informes resultaban muy largos, recurría al portátil donde anotaba en rojo las modificaciones y las enviaba de vuelta a su equipo. Se rumorea también que únicamente obedecía a regañadientes a David Axelrod, su mano derecha en la campaña, cuando éste obligaba a todo el equipo a apagar sus BlackBerrys y dejarlas en el centro de la mesa antes de preparar los discursos de campaña.

No se sabe a ciencia cierta que ocurrirá con el dispositivo de Obama y si sus asesores lograrán que lo apague definitivamente. Ente tanto, el carismático líder apunta maneras de transgresor en lo tecnológico al transmitir este mismo sábado y por primera vez en la historia, su discurso a los demócratas por YouTube. ¿Ha llegado realmente el Cambio?