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¿Qué hay detrás de la crisis de El Salvador?
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¿Qué hay detrás de la crisis de El Salvador?

El presidente del país ha 'militarizado' la Asamblea y ha dado una semana para aprobar un crédito para uno de sus proyectos: poner cota a las maras del país

Foto: Un soldado dentro del Congreso de El Salvador (Reuters)
Un soldado dentro del Congreso de El Salvador (Reuters)

'Milennial', 'hipster' y presidente a golpe de tuit. El presidente de la República de El Salvador, Nayib Bukele, se dio a conocer en todo el mundo apenas unas semanas después de asumir el cargo, proclamado por muchos (fans, especialmente) como el presidente más 'cool' del mundo. Este domingo, un año y medio después de convertirse en presidente, ha irrumpido en la Asamblea Legislativa custodiado por miembros del Ejército y Policía Nacional Civil para dar inicio a una sesión plenaria extraordinaria cuyo objetivo es aprobar un préstamo para financiar un plan de seguridad. La crisis política que vive El Salvador, sin precedentes, tiene como telón de fondo esta nueva estrategia para combatir las denominadas 'maras', principal flagelo de la nación centroamericana.

Las maras de Centroamérica

Las maras son, según la definición de la RAE, pandillas juveniles organizadas "y de conducta violenta, de origen hispanoamericano": el origen de las maras está en El Salvador, pero también en Guatemala, como consecuencia de las guerras civiles que vivieron sendos países en los años sesenta y ochenta. En esta época, muchos jóvenes de estos países emigraron a Estados Unidos, especialmente a Los Ángeles, y en este entorno fue donde nació la Mara Salvatrucha (MS, o MS13), cuyo propósito inicial era cuidar a los salvadoreños migrados. Según la directora del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible, Carmen Rosa de León, la política de "mano dura" de los últimos años en El Salvador ha "complejizado" el problema de las maras, con unos 60.000 miembros, especialmente después de que la Corte Suprema de Justicia del país calificara en 2015 a las maras M-18 y MS como "organizaciones terroristas".

[Buscar la paz tras salir de la mara]

El presidente, Bukele, ha dado a la Asamblea Legislativa una semana para aprobar el crédito de 109 millones de dólares que el país necesita solicitar al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para financiar la Fase III del Plan de Control Territorial para "modernizar" a las fuerzas de seguridad. Este operativo de seguridad se enmarca en el plan de Bukele contra las pandillas, con el que busca, por un lado, recuperar el control de los territorios que ahora controlan las maras, especialmente en los centros históricos de las grandes ciudades, donde tienen sus feudos, y, por otro, "descabezar" a estas bandas criminales en las cárceles.

Bukele persigue de esta forma un doble objetivo: asfixiar económicamente a las pandillas, ya que al privarlas de su territorio las privaría también de sus negocios, entre los que destacan el narcomenudeo y la extorsión; y cortar la cadena de mando, puesto que la mayoría de las órdenes proceden de los cabecillas apresados. El Salvador es uno de los países más peligrosos del mundo. Según Insight Crime, en 2019 registró una notable reducción de la tasa de homicidios hasta los 36 cada 100.000 habitantes, pese a lo cual continúa inmerso en una "epidemia de violencia", calificación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) da a partir de los diez homicidios. Según los datos del Banco Mundial, nunca, desde 1994, se había registrado una cifra tan baja.

Bukele, que llegó al poder el pasado 1 de junio tras dar la sorpresa en las elecciones presidenciales del 3 de febrero, ha hecho de la lucha contra las maras uno de los ejes de su Gobierno. Así, en su primer mes como presidente anunció un Plan de Control Territorial para combatir a las pandillas, a desarrollar en tres fases con un coste total de 575,2 millones de dólares, de los cuales unos 200 millones de dólares deberían salir del BCIE. El BCIE ya ha dado luz verde a la ejecución de este dinero entre 2019 y 2021, si bien aún es necesario que la Asamblea Legislativa de El Salvador ratifique los contratos de préstamo.Precisamente con esta intención, Bukele anunció el pasado jueves que el Consejo de Ministros convocaría para el domingo siguiente una sesión extraordinaria en el Congreso, amparándose en el artículo 167.7 de la Constitución.

Art. 167.7: Corresponde al Concejo de Ministros convocar extraordinariamente a la Asamblea Legislativa cuando los intereses de la República lo demanden

El Parlamento reaccionó el viernes rechazando por 64 votos frente a tres y una abstención la sesión extraordinaria, porque "no basta la simple invocación de la seguridad nacional" para activar el artículo 167.7, "que debe utilizarse de modo excepcional debidamente motivado" por "reales circunstancias fácticas". "No obstante que el tema de seguridad tiene una alta prioridad para este pleno, la autorización de un préstamo no constituye emergencia constitucional, sino que ello implica endeudamiento, para lo cual la Asamblea Legislativa, de conformidad a la Constitución, está en la facultad para hacer un control en las finanzas públicas", esgrimió.

placeholder Militares hacen guardia en el Salón Azul del Palacio Legislativo (EFE)
Militares hacen guardia en el Salón Azul del Palacio Legislativo (EFE)

Las fuerzas de seguridad acabaron irrumpiendo en el Salón Azul, donde se celebran los debates parlamentarios, ante la presencia de apenas una veintena de los 84 diputados que componen la Asamblea Legislativa."Yo le pregunté a Dios y me dijo: 'Paciencia'", dijo Bukele ante sus seguidores, concentrados frente al Congreso.

¿Qué pasa si no se aprueba el préstamo?

Bukele, de 38 años y en el Gobierno sin partido propio, ha dado uno de sus discursos más religiosos en el Salón Azul, pidiendo paciencia pero con un ultimátum: "Si estos sinvergüenzas no aprueban esta semana el plan Control Territorial, nos colvemos a convocar aquí el domingo, le volvemos a pedir sabiduría a Dios y le decimos: Dios, tú me pediste paciencia, pero estos sinvergüenzas no quieren trabajar por el pueblo", dijo en su intervención. Sin embargo, ha ido algo más allá en el inicio de una crisis sin precedentes en el país. "Los vamos a volver a citar como Consejo de Ministros si no aprueban el plan Control Territorial y si no, yo no me voy a poner entre el pueblo y el artículo 87 de la Constitución, quedará en sus manos aplicarlo, yo no me voy a poner en medio".

Este artículo es mucho más 'agresivo': reconoce claramente el derecho del pueblo a la insurrección. En él se reconoce este derecho "para el solo objeto de restablecer el orden constitucional alterado por la transgresión de las normas relativas a la forma de gobierno o al sistema político establecido, o por graves violaciones a los derechos consagrados" en la Carta Magna salvadoreña.

Bukele y su relación con las maras

Antes de llegar a la Presidencia, Nayib Bukele había sido alcalde de Nuevo Cuscatlán en 2012 y desde marzo de 2015, alcalde de San Salvador. Durante su paso por la institución de la capital del país no estuvo exento de polémicas: según publicó 'El Faro' en 2018, antes de ser elegido presidente, para conseguir sus proyectos en San Salvador llegó a negociar con las pandillas a lo largo de tres años, y que incluso en su campaña llegó a entregar dinero a las tres principales maras para evitar que lo boicotearan, como habían hecho antes el izquierdista Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y la conservadora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) ebn 2014, los partidos tradicionales de la política salvadoreña.

placeholder El presidente salvadoreño, Nayib Bukele (EFE)
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele (EFE)

Ahora independiente, había comenzadon su carrera política de la mano del FMLN, del que fue expulsado hace tres años por lanzar una manzana e insultar a una concejala al grito de "bruja" y "traidora", razón por la que fue acusado por el Tribunal de Ética del partido de una grave falta de respeto a los derechos de la mujer.

¿Qué opinan oposición y comunidad internacional?

Para Bukele hay una clara relación entre la negativa de los diputados del FMLN y ARENA a lanzar la Fase III del Plan de Control Territorial y el cada vez más estrecho cerco judicial sobre sus dirigentes por sus supuestos nexos con las pandillas. La oposición, en cambio, ha alertado sobre un "autogolpe" y ya ha denunciado a Bukele por un delito de sedición. Entretanto, el Tribunal Constitucional analiza "posibles acciones legales" para dirimir el conflicto entre Ejecutivo y Legislativo y la comunidad internacional urge al diálogo.

La Delegación de la Unión Europea en El Salvador ha hecho pública la "gran preocupación" que ha causado "la situación política con el enfrentamiento entre las instituciones del Estado en El Salvador" y ha hecho un llamamiento para "que la situación se resuelva de forma satisfactoria y pacífica, y que la independencia de las instituciones se respete", algo que, de no ocurrir, "rompería con 28 años de estabilidad democrática y causaría un gran daño a la convivencia y la imagen internacional del país". En la misma línea se ha manifestado el embajador de Estados Unidos en el país, Ronald Johnson, y diferentes organismos internacionales.

Desde Defensa y el Ejército han mostrado su total apoyo a Bukele, a la espera de "recibir órdenes" del presidente, mientras que el presidente de Guatemala, el conservador Alejandro Giammattei, ha optado por apoyar a su homólogo salvadoreño "en el esfuerzo por brindar la seguridad a través del plan de control territorial", si bien ha querido hacer un llamamiento "al diálogo y a la democracia" en El Salvador.

'Milennial', 'hipster' y presidente a golpe de tuit. El presidente de la República de El Salvador, Nayib Bukele, se dio a conocer en todo el mundo apenas unas semanas después de asumir el cargo, proclamado por muchos (fans, especialmente) como el presidente más 'cool' del mundo. Este domingo, un año y medio después de convertirse en presidente, ha irrumpido en la Asamblea Legislativa custodiado por miembros del Ejército y Policía Nacional Civil para dar inicio a una sesión plenaria extraordinaria cuyo objetivo es aprobar un préstamo para financiar un plan de seguridad. La crisis política que vive El Salvador, sin precedentes, tiene como telón de fondo esta nueva estrategia para combatir las denominadas 'maras', principal flagelo de la nación centroamericana.

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