30 años de la caída del Muro de Berlín: cómo TVE fue un testigo histórico de excepción

Hace 30 años, el 9 de noviembre de 1989, Guenter Schabowski, encargado de propaganda de la República Democrática de Alemania (RDA), en lo que sería considerado como un lapsus histórico, anunció en una rueda de prensa que se concederían permisos para viajar al extranjero “de inmediato” y “sin demora”, lo que provocó la afluencia masiva de personas en lo que un lado se conocía como el Muro de la vergüenza y al otro como la barrera que protegía a la Alemania Oriental contra el capitalismo

El anuncio de Schabowski se adelantó por error a la orden para la concesión de los permisos prevista para el día siguiente, pero ante el pronunciamiento público sin determinar la fecha exacta de puesta en marcha de la medida, miles de personas se agolparon inmediatamente en los pasos fronterizos del Muro de Berlín para después disponerse al derribo del mismo con mazas y martillos, iniciando lo que se conoció como la reconciliación y uniendo al pueblo alemán de nuevo.

Rosa María Artal estuvo allí para contarlo

La casualidad hizo que el mismo día en el que se hizo el anuncio un equipo de Televisión Española se encontrara en Berlín Este realizando un reportaje. La periodista Rosa María Artal junto a su cámara y al embajador de España en la RDA, Alonso Álvarez de Toledo, se presentaron en el punto de control de Bornholmer Strasse, donde se encontraba el paso fronterizo del Muro, para presenciar y filmar lo que sería uno de los momentos clave de la historia de Europa en el siglo XX.

En ese lugar, donde se aglutinaron unas 50 personas que habían escuchado las palabras de Schabowski, mientras Artal entrevistaba a una berlinesa, las puertas del paso se abrieron y la entusiasmada muchedumbre, casi sin firmar los visados, se dispuso a cruzar al otro lado, dando así forma a una estampa de fraternidad entre una ciudadanía dividida durante más de 28 años por regímenes de diferentes ideologías.

Los restos del Muro esparcidos por el mundo

Las más de 200.000 toneladas del histórico muro fueron destruidas en miles de pedazos que se convirtieron rápidamente en objeto de deseo para muchos curiosos y aficionados a la historia. Según Anna Kaminsky, lingüista e historiadora, en unas palabras recogidas por BBC Mundo, "apenas unos pocos días después de la caída del Muro ya había ofertas del extranjero e interés manifiesto en comprarlo, al menos los segmentos pintados”.

La denominada Fundación Federal para la Evaluación de la Dictadura Socialista (Bundesstiftung zur Aufarbeitung der SED-Diktatur) estima que hay localizados al menos 241 trozos de piedras del Muro en 146 lugares del mundo, encontrándose casi la mitad en América (Estados Unidos, Uruguay, Chile, Guatemala, Costa Rica y México).

Los demás restos del Muro de Berlín se encuentran repartidos por Europa y muchos todavía están en la ciudad como monumento histórico y símbolo de la reconciliación una vez derruido. Frente al antiguo edificio de la Gestapo, aún se conservan al menos 80 metros, aunque la mayoría de sus restos fueron empleados para la reparación de las autopistas de Alemania algo que para Kaminsky fue “una idea muy buena y conmovedora, que este Muro que fue construido para separar gente y que causó tanto sufrimiento, lágrimas y también muertes hoy esté uniendo personas entre el este y el oeste”.