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Con las tropas de Estados Unidos que combaten al ISIS en Irak
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ENTRAMOS EN "qayara west", LA BASE DE EEUU

Con las tropas de Estados Unidos que combaten al ISIS en Irak

Entramos en la posición más importante de la ofensiva contra el ISIS en Mosul. Un punto estratégico desde el que tropas americanas, francesas y de "otras nacionalidades" combaten a los yihadistas

Foto: Un soldado estadounidense se hace un 'selfie' en la base de Qayara, al sur de Mosul (Reuters).
Un soldado estadounidense se hace un 'selfie' en la base de Qayara, al sur de Mosul (Reuters).

Las columnas de humo negro ascienden hacia el cielo y se unen en una gran masa oscura que evoca una escena apocalíptica. El horizonte cubre los únicos rayos de sol y es casi de noche a las doce del mediodía. Los pozos petrolíferos de Qayara, al sur de Mosul, arden desde hace días. Los combatientes de Daesh prendieron fuego a estos yacimientos para esconderse de los aviones de la Coalición Internacional y retrasar el asalto sobre su bastión en Irak. Los gases cubren desde entonces el área este del río Tigris, donde unos niños juegan con un rebaño de cabras ante la inmensidad de una enorme nube humeante teñida de negro.

A pocos kilómetros al oeste de la ciudad de Qayara se encuentra la Base Aérea Militar de la Coalición Internacional, "Qayara West", la posición más importante en la reciente ofensiva contra el Estado Islámico en Mosul. Desde hace días, los gases tóxicos han llegado hasta la aquí y las tropas han tenido que hacer uso de las máscaras antigás. “Pero el humo del petróleo no ha afectado de modo significativo nuestra operación”, explica a El Confidencial el Comandante del Ejército de Estados Unidos, Christopher Parker, “la Coalición ha mantenido un apoyo de alto nivel a las fuerzas iraquíes para efectuar bombardeos y lanzamiento de artillería”.

La desértica y enorme base militar iraquí de Qayara, con un perímetro de 27 kilómetros, todavía mantiene el rastro del Estado Islámico. Una enorme bandera negra con la "Sahada" -la profesión de fe islámica- está pintada sobre el muro de la entrada. Esta antigua posición del Ejército iraquí fue tomada por los yihadistas en junio de 2014. El pasado mes de julio, los iraquíes recuperaron Qayara y, al mes siguiente, entraron en ella las tropas de la Coalición. En solo tres meses se han levantado las tiendas imprescindibles, las cabinas de los baños y se ha construído una pista de aterrizaje que se acaba de inaugurar. Ahora, esta una localización estratégica desde la que tropas americanas, francesas, iraquíes, y otros miembros de la CJTF-OIR lanzan munición de artillería contra los yihadistas en Mosul.

Foto: Soldados estadounidenses en una base en la zona de Makhmour, cerca de Mosul, durante la ofensiva contra el ISIS, el 18 de octubre de 2016. (Reuters)

En la “Rocket City”, como los americanos han apodado a la sección desde la que se realizan los lanzamientos, tienen aparcado el sistema de misiles. “Este es un sistema Himars de lanzamiento de cohetes de artillería”, explica el Comandante Parker. Una de las municiones de precisión tierra a tierra con la que las tropas americanas golpean las posiciones de Daesh. “El rango de acción es de 70 kilómetros”, apunta Parker. Qayara queda a unos 60 kilómetros al sur de la ciudad. “Desde que comenzó la operación para liberar Mosul, hemos lanzado 3.000 municiones en artillería y bombardeos aéreos”, afirma. “Desde luego, se trata de un volumen sin precedentes”.

En la extensa y desamparada base, rodeada por bloques de hormigón y restos del reciente combate, apenas se divisan a las tropas. “No hay más de 1.000 efectivos de la Coalición”, asegura Parker. “Esta misión es muy diferente para nosotros. Recuerda que estamos en una misión de apoyo, esta no es una base llena de acción y emoción. (…) Aquí son los iraquíes los que lideran el combate”. En su opinión, “los soldados iraquíes están avanzando según el plan. (…) cuando llegaron aquí Daesh había destrozado todas las instalaciones, había cavado trincheras por todas partes, había montañas de basura y bombas trampa en la pista de aterrizaje”.

El contingente estadounidense se divide en la Brigada del Batallón de Ingeniería, la Unidad de Construcción, las Fuerzas de Seguridad de la base, la Unidad de Asesoramiento, las Fuerzas Aéreas y la Unidad Médica. Los jóvenes soldados, que apenas llegan a los 20 años, hacen la fila frente a la tienda de la comida con un menú típico americano de hamburguesa y salsa barbacoa. Su equipación contrasta con la de los reclutas iraquíes. Los norteamericanos lucen un uniforme completo, gafas de visión nocturna, casco y rifles M4; los iraquíes, un rifle Kalashnikov, boina y algunos portan una corta vara de azote.

La nueva pista de aterrizaje, recién inaugurada, ya ha recibido los primers aterrizajes de la Coalición Internacional. Ahora esta es una base esencial para la llegada de tropas y también de munición en la inminente batalla callejera por Mosul. Según explica uno de los soldados, de momento han aterrizado en ella ocho aeronaves de la Coalición y cuatro del Ejército iraquí.

En una de las tiendas, oficiales americanos y generales iraquíes, así como otros altos mandos de la Coalición, se sientan frente a varias pantallas. Aquí visionan las imágenes ofrecidas por los drones con las que pueden controlar los movimientos de los milicianos de Daesh. “02012…”, comunica un militar estadounidense a otro iraquí que comprueba en su libreta el código de coordenadas. “Esta es una de las salas más importantes, aquí compartimos inteligencia, asesoramos a las fuerzas iraquíes o coordinamos los bombardeos”, señala el comandante Parker. Según explica, no solo norteamericanos e iraquíes ocupan la sala, “hay otras nacionalidades de la Coalición sobre las que no puedo hacer comentarios”. En poco más de una hora, se escucha el estruendo del primer lanzamiento de la noche, dos cargas de seis cohetes Himar con dirección Mosul. En las tres horas siguientes, se realizaron otros tres lanzamientos.

Las columnas de humo negro ascienden hacia el cielo y se unen en una gran masa oscura que evoca una escena apocalíptica. El horizonte cubre los únicos rayos de sol y es casi de noche a las doce del mediodía. Los pozos petrolíferos de Qayara, al sur de Mosul, arden desde hace días. Los combatientes de Daesh prendieron fuego a estos yacimientos para esconderse de los aviones de la Coalición Internacional y retrasar el asalto sobre su bastión en Irak. Los gases cubren desde entonces el área este del río Tigris, donde unos niños juegan con un rebaño de cabras ante la inmensidad de una enorme nube humeante teñida de negro.

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