"Vete. Aquí somos católicos": persecución al burkini en las playas de Francia
El último episodio en el envenenado debate sobre el burkini -y su prohibición en una quincena de localidades de Francia- lo ha protagonizado una antigua auxiliar de vuelo de 34 años llamada Siam
Una mujer musulmana se baña con burkini en una playa de Marsella, Francia, el 17 de agosto de 2016. (Reuters)
"Actuaban como perros de caza". Así describe la escena una periodista de France 4 que presenció cómo un grupo de personas agredió verbalmente este martes a una mujer musulmana y sus hijos en una playa de Cannes por llevar velo. "Le dijeron que se marchase o que se quitase el velo, fue bastante violento. Pero lo que me sorprendió fue que la mayoría eran treintañeros, no personas mayores como uno imaginaría", cuenta la reportera Mathilde Cusin.
El último episodio en el envenenado debate sobre el burkini -y su prohibición en una quincena de localidades de Francia- lo ha protagonizado una antigua auxiliar de vuelo de 34 años llamada Siam, que pasaba un día con sus hijos pequeños en la playa La Bocca de Cannes. No llevaba burkini, sino un velo con motivos florales, mallas y una túnica. Tres policías indicaron a la mujer que si no se quitaba el velo sería multada, dado que las prohibiciones estipulan que los ciudadanos en la playa deber vestir "prendas correctas que respeten el secularismo, las reglas de la higiene y la seguridad". Los agentes argumentaron que el hijab es un signo religioso "ostentoso".
"Vete. Aquí somos católicos": persecución al burkini en las playas de Francia
La mujer aceptó pagar una multa, pero entonces fue rodeada por varias personas que gritaban "¡Vete a casa!" y "¡Nosotros somos católicos!", según cuentan los testigos. "Estaba sentada en la playa con mi familia, no pretendía provocar a nadie. Mis hijos lloraron al presenciar la humillación a la que nos sometieron. Ni siquiera yo pude contener las lágrimas. Nos humillaron", ha declarado Siam a la publicación francesa 'L'Obs'.
El episodio se difunde después de que unas fotografías de policías que obligan a una musulmana a quitarse algunas prendas en una playa de Niza hayan avivado la polémica sobre el burkini. Las imágenes muestran a cuatro agentes junto a una mujer en la costa de Promenade des Anglais, escenario del ataque del pasado mes en el que murieron 84 personas. Tras aparecer los policías, la mujer se quita una túnica azul de manga larga. En las redes muchos describen la actuación de los agentes como propia de "una policía religiosa" que obliga a desvestirse a las mujeres.
La prohibición del burkini convierte a los gendarmes en una policía religiosa que obliga a desvertirse a las mujeres pic.twitter.com/66dyIwKXW1
Niza se sumó hace cinco días al veto al burkini decretado en otros 10 municipios de la Costa Azul, lo que eleva a una quincena las localidades francesas que han prohibido ese bañador islámico. El debate comenzó tras la anulación de una jornada reservada para mujeres con ese traje de baño en un parque acuático cerca de Marsella, y se extendió cuando se difundió que Cannes había sido la primera en vetarlo de forma general en sus playas.
Antes de que se conociera la decisión de Niza, el primer adjunto en la alcaldía de esa ciudad, el conservador Christian Estrosi -que es, además, el presidente de la región-, envió una carta al primer ministro, Manuel Valls, en la que expresaba su rechazo al burkini o al velo integral y reclamaba la actuación del Ejecutivo. En concreto, Estrosi solicitaba "todas las medidas que permitan luchar contra prácticas comunitaristas radicales", en las que incluía a ambas prendas. El socialista Valls descarta legislar al respecto y apuesta, en cambio, por el cumplimiento firme de la ley en vigor contra el burka, que cubre todo el rostro, y el niqab, que solo deja ver los ojos, y de la que proscribe en centros educativos de primaria y secundaria todo signo religioso ostentoso.
La prohibición "dispara las ventas un 200%"
Mientras la polémica arrecia, el veto al burkini en Francia ha disparado las ventas de esta prenda un 200%, según la australiana que diseñó el traje de baño islámico, que solo deja a la vista el rostro, las manos y los pies. Aheda Zanetti, que reclama la patente de las palabras burkini y burquini, asegura que el bañador representa "la libertad y un modo de vida sano, no la opresión".
"Soy una chica australiana, he vivido aquí toda mi vida. Conozco el significado del hijab. Conozco el significado del velo. Conozco el islam. Y sé quién soy", ha declarado Zanetti a la BBC.
Si el islamismo no se hubiera adueñado del discurso sobre la inmigración musulmana, no haría falta prohibir el burkini: todos seríamos conscientes de que se trata de un símbolo político de opresión
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