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Cosas que la gente roba en la Casa Blanca
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hurtos en el despacho oval

Cosas que la gente roba en la Casa Blanca

Cucharillas de plata, servilletas, pisapapeles, adornos caros, objetos de cristal... El personal de la Casa Blanca tiene que reponer constantemente lo que sus ilustres invitados se meten al bolsillo

Foto: Platos y cubiertos para la cena con el primer ministro japonés, Shinzo Abe (Reuters).
Platos y cubiertos para la cena con el primer ministro japonés, Shinzo Abe (Reuters).

La mayoría de los mortales se conforman con llevarse elalbornoz del hotel. Sólo una minoría privilegiada puede permitirse deslizar en el bolsillo unobjetode la Casa Blanca.

El diario The Washington Post hace este domingo un recuento de todo lo que desapareceen el complejopresidencial de los Obama y explica cómo los camareros tienen órdenes de retirar la cubertería y los objetos decorativos de las mesas antes de que algún visitante sucumba a la tentación. Un protocolo que se activaincluso en las cenas con primeros ministros extranjeros.

La mayoría de lo que desapareceson pequeños objetos que se pueden esconder en un bolso o en una cartera de mano: toallas de baño con el sello presidencial, cucharillas, sujetapapeles, incluso adornos de cristal o de plata extraídos de los vestidores o los retretes.

Al parecer la cosa empeora mucho allí donde tienen acceso los periodistas (algo que también pasa en el Air Force One) o las delegaciones extranjeras. Pero no son los únicos.A lo largo de los años, muchas personalidades del espectáculo, la política o el deportehan sido descubiertas en plena faena.Le sucedió, por ejemplo, a la actriz Meryl Streep o la estella televisiva Barbara Walters.

“No es nada nuevo. Ha sido un problema desde que la Casa Blanca empezó a funcionar y John Adams empezó a recibir gente”, asegura William Bushong, historiador jefe de la White House Historical Association. “La principal tentación es el hecho de querer un recuerdo del momento, algo que te de una conexión con la experiencia que has tenido en la casa. Es una tentación simplemente irresistible”, dice.

Bajo tutela de parejas presidenciales con política de “puertas abiertas”, como los Roosevelt, los robos eran mucho más frecuentes. Eleanore Roosevelt recibía a cientos de personas, que acudían a tomar el té con ella y que rara vez devolvían todo el juego de porcelana a las camareras. Y, por supuesto, el personal también ha contribuido a lo largo de los años a alimentar el mercado.

Según testimonios de los propios camareros, mayordomos, etcétera, era frecuenterevender las piezas, que alcanzaban un enorme valor. En EBay pueden encontrarse a la venta decenas de objetos con el sello presidencial. Se piden, por ejemplo, 3750 dólares por una taza y una salsera de la época de Bill Clinton. Y casi 20.000 dólares por una pequeña taza de porcelana datada en la primera presidencia de AbrahamLincoln.

“En ocasiones bromeábamos con el personal de protocolo diciendo que deberíamos hacer pasar a los invitados por el arco de seguridad tanto cuando entran como cuando salen”, recordaba la ex -primera dama Laura Bush en su libro de memorias, “Spoken from Heart”. Y Lea Berman, secretaria de protocolo durante la Administración Bush recordaba, divertida, la historia de esamujer que se metió en los bolsillos tantas servilletas y papeles que “caminaba como el hombre Michelin”.

La mayoría de los mortales se conforman con llevarse elalbornoz del hotel. Sólo una minoría privilegiada puede permitirse deslizar en el bolsillo unobjetode la Casa Blanca.

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