Es noticia
¿Qué ha sido de los profetas que anunciaron el hundimiento de España?
  1. Mundo
‘EL CONFIDENCIAL’ RASTREA A LOS GURÚS Y AGENCIAS QUE ERRARON EN SUS PREDICCIONES

¿Qué ha sido de los profetas que anunciaron el hundimiento de España?

Hubo un tiempo en que en los círculos económicos el futuro de España se convirtió en motivo de apuesta. Fue un período largo: desde marzo de

Foto: ¿Qué ha sido de los profetas que anunciaron el hundimiento de España?
¿Qué ha sido de los profetas que anunciaron el hundimiento de España?

Hubo un tiempo en que en los círculos económicos el futuro de España se convirtió en motivo de apuesta. Fue un período largo: desde marzo de 2010, cuando un teletipo de la agencia Reuters transformó el rumbo de la cumbre europea y de la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, hasta finales de 2012, cuando en los medios económicos estadounidenses ya no se preguntaban si España recibiría un rescate total de su economía, sino cuándo se produciría este. Lo que empezó siendo un análisis de los fundamentales terminó convirtiéndose en un auténtico jolgorio especulativo, un linchamiento cada vez más alejado de los datos reales al que cualquiera se unía, fueran cuales fueran sus credenciales.

Este corresponsal ha seguido durante los últimos dos años a algunos de los agoreros del colapso del euro en general y de la economía española en particular. Recientemente ha intentado contactar con ellos de nuevo para ver si han cambiado de opinión, y cómo observan sus errados pronósticos en la distancia. Únicamente la agencia Reuters ha atendido a las preguntas de El Confidencial.

Reuters mantiene la pertinencia de sus teletipos

“Exclusiva – España lista para el rescate, pero Alemania da señales de que se espere”. Con este titular despachó la agencia el 1 de octubre de 2012 un teletipo que saldría publicado en decenas de periódicos por todo el mundo. Aseguraba que Madrid “estaría dispuesta a pedir el rescate para sus finanzas públicas tan pronto como el próximo fin de semana”, todo según funcionarios europeos cuyo nombre no mencionaba.

Reuters, con sede en Nueva York y de capital mayoritariamente canadiense, llevaba años publicando artículos sobre el inminente rescate total de la economía ibérica, siempre basados en fuentes anónimas de Bruselas. Pero el ritmo y la contundencia parecieron acelerarse a finales del año pasado. “España podría pedir la ayuda financiera de la zona euro el próximo mes (noviembre), y probablemente se hará en paralelo con el programa revisado para la ayuda a Grecia y el rescate a Chipre en un gran paquete, aseguran funcionarios de la Eurozona”. Nada de esto ocurrió, y no parece que vaya a pasar ya.

Reuters aseguraba que Madrid estaría dispuesta a pedir el rescate para sus finanzas públicas

Pasada la tormenta, llegan las preguntas: ¿Cumplió Reuters con la prudencia y el celo periodístico que se le presupone a una de las agencias de noticias más influyentes del mundo, cuyos titulares mueven los mercados de todo el planeta? ¿Es normal que una agencia de noticias especule con hechos futuros? ¿Fue contaminada intencionadamente por fuentes con intereses dentro de la Unión Europea? En ese caso, ¿sus periodistas han dejado de recurrir a esas fuentes?

Un portavoz de Reuters responde a El Confidencial que en los teletipos “no se decía de forma categórica” que el rescate fuera a producirse. Por ello, “no se ha emitido ninguna corrección. Reuters informaba sobre declaraciones de fuentes y funcionarios muy bien situados entonces”. Volvimos a preguntar por e-mail a la agencia si no es engañoso utilizar el “podría” en titulares tan impactantes, si una agencia debe hablar sobre hechos futuros que pueden no pasar y si ha cambiado de fuentes tras ver que esas no acertaron. A esas cuestiones, Reuters ya no respondió.

‘El mono Bonobo’, presunto experto de ‘The New York Times’

Existe una tendencia a asumir que lo que digan medios de referencia como The Wall Street Journal o The New York Times tiene un proceso periodístico infalible detrás. No siempre es cierto.

A finales de abril de 2012, el rotativo neoyorkino publicó el artículo "El coste de la burbuja española puede forzar un rescate". En él se ponía en duda la cifra oficial de morosidad, asegurando que era mucho más alta de la reconocida. El autor se basaba en la opinión de Edward Hugh, un presunto economista que había estudiado el asunto. Hugh, que se apodaba a sí mismo el Bonobo (un tipo de chimpancé), era un gurú bastante activo en los medios por esa época. En una impactante entrevista en TV3 aseguró, por ejemplo, que “Cataluña será intervenida por el Estado en noviembre (de 2012)". 

Hugh, que erró tanto en sus dudas sobre la morosidad como en su previsión sobre Cataluña, se autodefine en la red como un experto en prácticamente todo: desde el “crecimiento y teoría de la productividad, procesos demográficos y en las dinámicas de los procesos de migración”, según su propio perfil online, hasta las economías “japonesa, húngara, griega y letona”. No se le conoce empleo. El que fue calificado por The New York Times como “el bloguero profeta de la caída del euro” no ha respondido a las peticiones de entrevista de El Confidencial.

El creador del ‘Pain in Spain’ no se hizo rico

Que muchos han intentado hacerse ricos con el eurodrama es un hecho cierto, y quizá hasta legítimo. Los grandes bancos tomaron posiciones cortas sobre las economías europeas hasta que vieron despejarse el horizonte. Ahora JP Morgan lanza informes asegurando que es buen momento para comprar empresas de capitalización media en España.

Pero los peces medianos no parecen haber sacado demasiada tajada. En su día, la empresa de gestión de capital Carmel Asset Management, relativamente desconocida, consiguió hacerse un nombre entre los medios por su informe "Pain in Spain" (Dolor en España). Diarios como The Wall Street Journal se hicieron eco de él porque la presentación tenía “un tono apocalíptico que ha captado bastante atención en Wall Street”. Poco menos que apremiaba a los ahorradores a sacar su dinero porque el país se hundía. La compañía poseía, por supuesto, una amplia cartera en seguros contra impagos de deuda española (CDS) y reconocía que ganaría un 300% si España quebraba. Jonathan Carmel, sin ningún conocimiento sobre España, había elaborado el informe con lo que iba sacando de Google.

Carmel Asset Management se hizo un nombre entre los medios por su informe 'Pain in Spain' 

Unos meses después, sus pronósticos han caído en saco roto. ¿Y qué hace Carmel hoy? Pues parece que ahora la ha tomado con Alemania. “‘Achtung baby’: por qué Alemania entraña más riesgo del que puedas pensar, aseguran en una presentación que revistas como Business Insider han calificado de “fantástica”. Ni Jonathan Carmel ni nadie de la empresa han atendido las peticiones de entrevista de El Confidencial.

El trasnochado oráculo de la radio favorita en Wall Street

Megan Green siempre tuvo muy claro que Grecia iba a dejar el euro y después les llegaría el turno a los países del Sur. Economista de 33 años y directora de la sección europea en Roubini Global Economics, no dudó en exponer su escenario apocalíptico durante todo 2012, en conferencias o en medios de comunicación. Y lo hacía con una precisión pasmosa. Grecia saldría del euro, “y 12 meses después le seguirá Portugal, y España e Italia (…) necesitarán ser rescatadas antes de finales de este año (2012) o principios del siguiente”, aseguró en Bloomberg the first Word, uno de los matinales de radio favoritos en Wall Street. En ningún momento explicaba nada sobre los cálculos o las fórmulas con las que había llegado a concretar de manera tan asombrosa sus pronósticos.

El Confidencial ha tratado de contactar con la economista para la elaboración de este reportaje. En un primer correo aseguró que no podía atendernos en la fecha prevista porque iba a estar de viaje. Tras ofrecerle varias semanas más y derecho a réplica en forma de e-mail dejó de contestar

En sus publicaciones, aún parece mantener el mismo tono. Al día siguiente de los problemas para elegir primer ministro en Italia, ya había publicado un artículo en el que proclamaba la vuelta de la crisis del euro. Greene es tan sólo un ejemplo de una nueva ola de economistas que se han acostumbrado a hacer predicciones a la ligera. Predicciones que por sí mismas no son más que respetables opiniones, pero que en conjunto tienen un impacto dramático en la economía. Son los opinólogos que pueblan las tertulias y los medios de comunicación financieros.

CNBC fue especialmente activa en este debate. No vieron venir los efectos de la quiebra de Lehman Brothers, y fueron duramente criticados por la suavidad de las entrevistas que hacían a los principales Consejeros Delegados de las empresas implicadas entonces. Pero con la llegada de la crisis europea el tono cambió radicalmente. En las tertulias y debates diarios destrozaban al país de turno (Grecia, Italia, Portugal, España, Irlanda), y cada día presentaban una nueva profecía. Todo con un conocimiento lejano de la realidad. “No es exagerado decir que los españoles comen jamón todos los días”, dijo una presentadora.

Aventurar resultados es connatural al mundo económico: cada dato genera lo que se llama un “consenso del mercado”, una especie de encuesta rápida que las principales agencias hacen entre los economistas y que son usadas por los inversores en bolsa: si un dato supera el consenso, entonces es bueno. Muy a menudo se equivocan. Por ejemplo, antes del verano de 2011, siete de cada diez economistas afirmaban que Estados Unidos viviría una segunda recesión.

Aún nos queda la siesta

El ritmo de previsiones sobre el futuro de España se ha reducido considerablemente en los últimos meses. Los medios estadounidenses o británicos rara vez abren con noticias sobre nuestro país. Empieza a haber incluso algunas noticias sobre la estabilización del sistema financiero. El foco ya no está en la fecha de defunción del euro, sino en cuándo se lanzarán políticas efectivas para el crecimiento. La crisis, de alguna forma, se ha normalizado.

La crisis se ha formalizado. Ahora todo el interés informativo gira en torno al desempleo

Ahora de lo que se habla es de lo real, del principal problema de la economía ibérica: el desempleo. Siguen leyéndose, claro, cosas delirantes. Recientemente el diario alemán Spiegel publicó un artículo de opinión de un tal Max Hofer, filósofo. En él se hacía una defensa del modo de vida del Sur. Aseguraba que no estaba bien que la troika hubiera obligado a Mariano Rajoy a prohibir la siesta el año pasado, después de que Zapatero ya hiciera lo mismo hace unos años. Hablaba de que el calor en países como España obligaba a descansar en la “sexta hora” de luz. Después, hilaba este asunto con todo un desvarío sociocultural bastante incomprensible. Un “gazpacho de artículo”, como bien lo definió un usuario de Twitter.

Evidentemente, ni Zapatero ni Rajoy han suspendido la siesta, ni la siesta ha sido nunca un derecho, ni siquiera una tradición en las grandes ciudades españolas. El autor nos asegura que “en ningún momento quiso insinuar que los españoles fueran perezosos” y, acertadamente, excusa sus frases con las prohibiciones gubernamentales que sólo existieron en los titulares de algunos medios alemanes cuando en España se redujo el tiempo que los funcionarios tenían para comer a 45 minutos.

Ya casi nadie habla de que España vaya a salir del euro, ni de que el euro no se va a romper. Los tópicos vuelven a ser los de siempre: sol y siesta. Todo parece haber vuelto a una cierta normalidad.

Hubo un tiempo en que en los círculos económicos el futuro de España se convirtió en motivo de apuesta. Fue un período largo: desde marzo de 2010, cuando un teletipo de la agencia Reuters transformó el rumbo de la cumbre europea y de la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, hasta finales de 2012, cuando en los medios económicos estadounidenses ya no se preguntaban si España recibiría un rescate total de su economía, sino cuándo se produciría este. Lo que empezó siendo un análisis de los fundamentales terminó convirtiéndose en un auténtico jolgorio especulativo, un linchamiento cada vez más alejado de los datos reales al que cualquiera se unía, fueran cuales fueran sus credenciales.