Brasil reactiva la 'guerra de expulsiones' contra los turistas españoles

El día ha llegado. El endurecimiento de los requisitos exigidos a los turistas españoles para entrar en Brasil, anunciado hace dos meses, entró este lunes en vigor entre temores de ‘revancha’ por el alto número de ciudadanos brasileños que son rechazados en los aeropuertos. Tras años de reclamaciones por las altas cifras de personas a las que la Policía no permite acceder al territorio español, el gobierno brasileño optó por aplicar los mismos requisitos en sus fronteras nacionales.

Pocos días antes del anuncio, el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Patriota, había declarado en una entrevista a ‘El País’: “Será difícil para los españoles entrar a Brasil si les exigimos lo mismo que ellos a nosotros”, unas palabras cuyo verdadero alcance se conocerá a partir de este lunes.

A pesar de que la medida que solo afecta a los ciudadanos españoles y no a los de ningún otro país europeo, fuentes de la embajada brasileña en Madrid negaron a ‘El Confidencial’ que se tratara de una “venganza”. Si bien el Ministerio español de Asuntos Exteriores ha recordado en numerosas ocasiones que se limita a aplicar las condiciones del Tratado de Schengen, desde Brasil se considera que el trato que reciben sus nacionales en la frontera española no es el mismo que en el resto de Europa, dado que las cifras de viajeros rechazados son mucho mayores. En el año 2011, unos 1.400 brasileños fueron rechazados en la aduana, mientras que en 2007 llegaron a ser cerca de 3.000. El país sudamericano entiende que este excesivo rigor justifica que los nuevos requisitos solo se apliquen a españoles, en lo que se considera un mero acto de reciprocidad.

A partir de este lunes, los españoles que viajen a Brasil necesitarán presentar los mismos documentos que se exige a sus nacionales en nuestras fronteras, es decir: pasaporte con seis meses de vigor, billete de vuelta, comprobante de medios económicos suficientes para la manutención (80 euros al día) y reserva en un hotel o carta de invitación a una residencia particular con firma del declarante compulsada en notario (brasileño), acompañada de comprobación de residencia emitido a nombre del declarante. Una de las quejas de Brasil es el alto precio para conseguir una carta de invitación que, según fuentes diplomáticas, podría costar alrededor de 1000 euros.

Una anciana de 77 años, el último episodio en ‘calentar’ la crisis

La polémica se lleva arrastrando años de forma recurrente y ha sido objeto de frecuentes discusiones en el Senado brasileño y de amplia cobertura en los medios de comunicación. En 2008, el entonces presidente Lula da Silva presentó una reclamación ante José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea. Desde entonces han seguido produciéndose casos de gran resonancia mediática en el país sudamericano, el último de ellos el de una anciana de 77 años que fue deportada tras permanecer cuatro días en Barajas hace menos de un mes.

Dionísia Rosa da Silva iba a visitar a su hija y a su yerno que viven en España hace ocho años, pero no le habían preparado una carta de invitación porque residen de forma irregular y están pendientes de una orden de expulsión. A pesar de que las autoridades españolas se limitaron a hacer cumplir los requisitos, el episodio provocó un gran ruido mediático llegando a ser la noticia más destacada del informativo más visto del gigante sudamericano.

Aunque el Gobierno brasileño ha reconocido que el trato que recibió durante los cuatro días que permaneció en una sala para deportados fue bueno, la anciana presentó una situación dramática en el 'Jornal Hoje' de la cadena Globo. "Viví una mala experiencia, sólo lloraba, estaba  encarcelada, la comida era muy mala y lo único que hacía era sentarme en un banco de madera. Era como la celda de una cárcel". Tras conocer lo ocurrido con la anciana un diplomático brasileño amenazó: "Esto es lo que pasa cuando no existe flexibilidad. Estas injusticias ocurren y pueden ocurrir cuando Brasil adopte en abril la reciprocidad con España". Con el problema en el punto de mira de los brasileños, a partir de hoy se verá cómo actúan los agentes de la exigente Policía Federal.