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Rebelión en EEUU: los pasajeros contra los escáneres de rayos X
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HAY MÁS DE 400 APARATOS INSTALADOS EN TODO EL PAÍS

Rebelión en EEUU: los pasajeros contra los escáneres de rayos X

El pasado jueves, día de Acción de Gracias en Estados Unidos, fue la fecha elegida por diversos grupos civiles de defensa del derecho a la privacidad

El pasado jueves, día de Acción de Gracias en Estados Unidos, fue la fecha elegida por diversos grupos civiles de defensa del derecho a la privacidad para rebelarse contra los escáneres de cuerpo entero. Estos dispositivos atraviesan la ropa de los viajeros y permiten ver sus intimidades. La agencia estadounidense encargada de la seguridad en el transporte aéreo, la Transportation Security Agency (TSA) ha instalado más de 400 escáneres corporales en los 70 aeropuertos más importantes del país con el pretexto luchar contra el terrorismo.

Cada vez menos ciudadanos estadounidenses están dispuestos a pasar por una máquina que muchos identifican con pura y simple pornografía. Aún peor, el objetivo último de la TSA podría ser que dichas imágenes sean enviadas a distancia para que las examinen empleados entrenados. La TSA ha negado este extremo, explicando que los dispositivos no están preparados para grabar imágenes. Curiosamente, el pliego de condiciones elaborado por esa Agencia para la compra de los escáneres insiste en que deben ser capaces de almacenar las imágenes en llaves de memoria USB, y de enviarlas en tiempo real a través de redes de alta velocidad.

Los defensores de la privacidad se quejan de que incluso aunque en los escáneres tuvieran desactivada la opción de almacenamiento, nada impide que los propios operarios graben las imágenes con un teléfono móvil. No pertenecen a las fuerzas policiales. Son meros empleados contratados por agencias de seguridad privada, tras un cursillo de 15 días.

A los estadounidenses no sólo les produce rechazo que desconocidos les vean desnudos. Además, les preocupan los efectos nocivos para la salud que pueden tener las ondas que utilizan los escáneres de cuerpo entero. Los escáneres corporales emplean ondas de radio no ionizantes y rayos X para alcanzar el máximo de detalles corporales, la única manera de saber si un pasajero esconde un cuchillo de postre de plástico debajo de los michelines.

Para la Casa Blanca, estos aparatos son totalmente seguros, ya que las agencias federales llevan estudiándolo durante muchos años. Esta afirmación ha sido criticada duramente por diversos científicos, entre ellos John Sedat, profesor de bioquímica y biofísica, y miembro de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense. Se queja de que las aseveraciones del gobierno no se basan en ningún estudio serio e independiente y que no existen publicaciones científicas al respecto.

Argumentos similares esgrime David Brenner, profesor de biofísica de la radiación en la Universidad de Columbia, que además advierte que las radiaciones de estas máquinas pueden producir cáncer. Con respecto a los estudios de la TSA, Brenner sostiene que son estudios interesados, elaborados por empresas que se benefician con la venta de los aparatos. Eso ha bastado para que muchos viajeros se resistan a pasar por la máquina en cuestión, por temor a contraer algún oscuro tipo de cáncer.

“Los terroristas han ganado”

En principio, no pasa nada porque el paso por el escáner corporal es optativo. Quien se niegue puede acogerse a un cacheo intensivo y “profundo”. El examen puede ser llevado a cabo en público o en la intimidad de una sala privada y las normas establecen que lo lleve a cabo un empleado del mismo sexo que el examinado. Buena parte de los ciudadanos que pasa a diario por los aeropuertos estadounidenses se ha sentido escandalizado ante la obligatoriedad de una de estas dos opciones. Una reciente encuesta de Zogby International llega a la conclusión de que más del 61% de los pasajeros está en contra de estas medidas de seguridad. Consideran que los escáneres corporales y los cacheos intensivos que palpan incluso las zonas más recónditas constituyen acoso sexual. El conocido blog Drudge Report, que en su día destapó el escándalo Lewinsky, ha sabido resumir a la perfección el estado de ánimo del país. Ha publicado una foto de una monja siendo sometida a un cacheo intensivo, con un pie de foto que dice “los terroristas han ganado".

Pero se impone una consideración adicional en un país obsesionado por la salud. Los empleados de seguridad encargados de los cacheos íntimos realizan centenares todos los días, empleando el mismo par de guantes de goma y con el consiguiente peligro de contagio de enfermedades.

Las organizaciones de defensa de la intimidad proponen la obediencia estricta de la ley. Aconsejan a los pasajeros que se nieguen a someterse al escáner corporal y exijan un cacheo completo. Saben perfectamente que la agencia de seguridad no tiene empleados suficientes para llevar a cabo tantos exámenes corporales. Sin embargo, el humor es el arma más dañina contra lo que los ciudadanos consideran un abuso. El primero en romper el fuego fue John Tyner, un ingeniero de software que espetó al empleado de la TSA que le iba a cachear: “Haré que te arresten si me tocas los genitales”. La frase "no me toques los genitales", está ahora impresa en miles de pósters, pegatinas y camisetas por todo el país. Pero ha sido el prestigioso periodista radiofónico Rush Limbaugh quien mejor ha redondeado la frase: "Señor presidente, mantenga sus manos alejadas de mi bolsa de té". Los ciudadanos de a pie ya tienen diversos nombres para las máquinas de escáner corporal. Van desde viola-escáneres hasta pornotrones, pasando por la definición del humorista y presentador Stephen Colbert, que las ha llamado "esas máquinas de rayos X que permiten ver tus partes X”.

El pasado jueves, día de Acción de Gracias en Estados Unidos, fue la fecha elegida por diversos grupos civiles de defensa del derecho a la privacidad para rebelarse contra los escáneres de cuerpo entero. Estos dispositivos atraviesan la ropa de los viajeros y permiten ver sus intimidades. La agencia estadounidense encargada de la seguridad en el transporte aéreo, la Transportation Security Agency (TSA) ha instalado más de 400 escáneres corporales en los 70 aeropuertos más importantes del país con el pretexto luchar contra el terrorismo.

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