La represión contra la delincuencia de Sarkozy rompe sus tranquilas vacaciones en la Costa Azul

“Venimos aquí Carla y yo a descansar y a estar tranquilos de todo, eso si la actualidad nos deja”. Con esta frase y un bronceado prematuro dio hace una semana la bienvenida el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a los curiosos que le saludaron a su llegada a la lujosa villa familiar en Cap Nègre, en la Costa Azul para pasar sus vacaciones hasta el 31 de agosto. Precisamente esta frase no se ha cumplido en los apenas 8 días que Sarkozy y su esposa Carla Bruni llevan en la región del Lavandou. No se ha cumplido porque la actualidad de las últimas decisiones políticas tomadas a finales de julio por el Jefe del Estado francés están levantando el tono de la crispación política y el enfrentamiento social con los inmigrantes en un país que todavía no ha cerrado la gestión de los franceses de origen extranjero y el desencanto que viven en los barrios difíciles de ciudades como París, Lyon, Montpellier, Marsella o Grenoble.