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Sarkozy, celosísimo de Obama
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Sarkozy, celosísimo de Obama

Está claro, se acabó el protagonismo de Supersarko. Adiós a la fiesta del salvador del planeta. El presidente francés habría aprovechado el vacío de poder en

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Sarkozy, celosísimo de Obama

Está claro, se acabó el protagonismo de Supersarko. Adiós a la fiesta del salvador del planeta. El presidente francés habría aprovechado el vacío de poder en Washington para presentarse a sí mismo en los últimos meses como el gran líder de Europa y del mundo. Sin negarle méritos por su gestión en la guerra entre Georgia y Rusia, la crisis económica y, más recientemente, el drama de Gaza, la prensa francesa se refiere, con más o menos mala uva, al ataque de celos, la envidia, casi el disgusto que estaría sintiendo en estos días el presidente francés ante la nueva explosión de Obamanía universal.

 

Le Figaro, un diario conservador próximo al Elíseo, lo plantea en estos términos: ”La llegada de Obama promete también dificultades. ¿No va a hacer sombra al presidente francés?”. Lo mismo afirman Le Parisien y la radio Europe 1: “Sarkozy sabe que con Obama va a dejar de ser la vedette internacional”. En un tono más jocoso e irreverente, Le Canard Enchaîné se hace eco de las supuestas reflexiones íntimas de Nicolas y Carla Sarkozy. Él: “si quiere cambiar el mundo, mejor. ¿Ha visto ya cuán grande es el mundo? Es enorme, podemos ser dos, o tres, para arreglarlo”. Ella:”No, mi little Big Man no está celoso de Obama. Hay sitio para varios líderes mundiales”.

Los colegas de la prensa gala están divirtiéndose estos días a costa de la investidura de Obama. Primero destacaron la rapidez con la que Sarkozy anunció al nuevo presidente norteamericano su deseo de cambiar el mundo con él. Luego se han reído a conciencia de la ex dirigente socialista, Segolène Royal, quien, desde Washington, donde casi se autoinvitó a las festividades, se atrevió a decir que Obama le había copiado el programa y los métodos para llevar a cabo la campaña electoral (luego ha tenido que rectificar diciendo que estaba bromeando y que los periodistas no entendieron el chiste). Ayer mismo, en Le Monde se leía que, de hecho, Sarkozy va a inspirarse en la campaña electoral de Obama para refundar su partido, la UMP, y reenfocar su programa y sus lemas.

Pero entre Obama y Sarkozy hay enormes diferencias, y lo recordaba en estos días Antoine Guiral en Liberation: “En el mundo, Obama suscita una esperanza mientras que Sarkozy produce sobre todo curiosidad gracias a  su esposa, Carla, a sus malos modales y a su energía desbordante. Obama disfruta de una popularidad extraordinaria en su país, lo cual no es el caso de su homólogo francés. Millones de personas se han dado cita en Washington para asistir a los conciertos de U2 o de Springsteen. Un periplo en tren de contenido simbólico  llevó a Obama a la capital norteamericana. Sarkozy hizo de Fouquet´s (un restaurant parisino de lujo), la plaza de la Concordia donde cantó Mireille Mathieu a su lado y  de su excursión en el yate de Vicent Bolloré los primeros símbolos de su mandato. Sobre estilo, todo separa a estos dos hombres”.   

Por si esto fuera poco para Sarkozy, hay también un run run mediático acerca de la entrenadora personal que habría contratado hace diez meses para reforzar los músculos de la pelvis y mejorar su vida sexual. Un periódico serio, como es el británico The Guardian se hace eco de esta novedad en el Elíseo. La entrenadora se llama Julie Imperiali. Carla Bruni era ya cliente de ella y gracias a su tabla de ejercicios el jefe del estado francés habría perdido cuatro kilos y dos tallas de pantalón. Según Julie Imperiali,”mejorando el tono del perineo se reduce el riesgo de eyaculación precoz”. Y ya se sabe que Carla Bruni ha dado a entender que le encantaría ver un bebé en el palacio del Elíseo...

Está claro, se acabó el protagonismo de Supersarko. Adiós a la fiesta del salvador del planeta. El presidente francés habría aprovechado el vacío de poder en Washington para presentarse a sí mismo en los últimos meses como el gran líder de Europa y del mundo. Sin negarle méritos por su gestión en la guerra entre Georgia y Rusia, la crisis económica y, más recientemente, el drama de Gaza, la prensa francesa se refiere, con más o menos mala uva, al ataque de celos, la envidia, casi el disgusto que estaría sintiendo en estos días el presidente francés ante la nueva explosión de Obamanía universal.

Barack Obama