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Berlusconi y la dictadura silenciosa
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CARTA DENUNCIA DEL JUEZ DI PIETRO

Berlusconi y la dictadura silenciosa

Silvio Berlusconi se considera una víctima de la Justicia, un prócer al que persiguen empecinadamente los “jueces rojos” con la intención de no dejarle gobernar y

Foto: Berlusconi y la dictadura silenciosa
Berlusconi y la dictadura silenciosa

Silvio Berlusconi se considera una víctima de la Justicia, un prócer al que persiguen empecinadamente los “jueces rojos” con la intención de no dejarle gobernar y provocar la caída de su Ejecutivo. Para evitar los casos que mantiene abiertos y conseguir que los magistrados dejen de controlar el poder, “Il Cavaliere” ha impulsado un polémico paquete legislativo que, por un lado, garantizaría la impunidad del primer ministro y de los otros tres cargos más altos del Estado, y por otro, congelaría los procesos referentes a delitos cometidos antes del 30 de junio de 2002 y con penas menores a diez años. Entre ellos se encuentra el “caso Mills”, en el que Berlusconi está acusado de corrupción por haber pagado 530.000 euros a un abogado para que cambiase su declaración.

La maniobra del magnate de las comunicaciones para blindarse ante la Justicia ha provocado la reacción del líder de la oposición, Walter Veltroni, que llevaba en estado de letargo desde su derrota en las elecciones de abril. El líder del Partido Democrático se ha atrevido a dejar su postura almibarada y a criticar al primer ministro con algo de mordiente. Su reacción, sin embargo, ha llegado tarde, ya que Antonio Di Pietro, ex magistrado del caso “Manos Limpias” y líder del partido Italia de los Valores (Idv), le había ganado el terreno como voz más crítica de la oposición.

Aunque el primer mes del Gobierno de Berlusconi ha sido relativamente tranquilo, Di Pietro no ha cesado en su papel de vigilante del poder, una posición que se ha agravado con el pulso que el primer ministro ha decidido echar a los jueces. Su declaración más llamativa ha llegado en forma de carta que ha dirigido a Beppe Grillo, cómico, pesadilla de políticos y principal conciencia de Italia. En la misiva Di Pietro denuncia que, si finalmente “Il Cavaliere” logra la impunidad y el Tribunal Constitucional no le para los pies –como ya hizo en su anterior intento en 2004-, Italia se convertirá en una dictadura.

“Las leyes que propone el Gobierno son un atentado a la democracia”, se lee en la carta de Di Pietro a Grillo, en la que el ex magistrado se pregunta: “¿Qué distingue al primer ministro de una democracia de un dictador?”, respondiendo que “la impunidad absoluta” de este último. “Cuando Silvio Berlusconi la haya obtenido, Italia será a todos los efectos una dictadura”. El líder de Idv también denuncia en su carta la última acusación al primer ministro por tráfico de influencias, desvelada por L’espresso. Según este semanario, “Il Cavaliere” prometió favores a un directivo de una productora de la televisión pública Rai a cambio de que contratara a las vedettes que le recomendaba. Para Di Pietro, Berlusconi muestra con actuaciones como ésta que “hace más el trabajo de chulo que de estadista”.

Para llamar la atención de la opinión pública sobre los últimos movimientos del Gobierno, Idv está preparando una gran manifestación que se celebrará el próximo 8 de julio en Roma. Di Pietro ha invitado a la concentración a Veltroni porque considera que “toda la oposición debe estar unida y bloquear la deriva de quien abusa de su papel para tutelar sólo sus intereses personales”. El líder del Partido Democrático ha declinado la oferta ya que, según dice, no quiere seguir las “posiciones extremas” que está marcando Idv. Una buena noticia para el rodillo de Berlusconi.

Silvio Berlusconi se considera una víctima de la Justicia, un prócer al que persiguen empecinadamente los “jueces rojos” con la intención de no dejarle gobernar y provocar la caída de su Ejecutivo. Para evitar los casos que mantiene abiertos y conseguir que los magistrados dejen de controlar el poder, “Il Cavaliere” ha impulsado un polémico paquete legislativo que, por un lado, garantizaría la impunidad del primer ministro y de los otros tres cargos más altos del Estado, y por otro, congelaría los procesos referentes a delitos cometidos antes del 30 de junio de 2002 y con penas menores a diez años. Entre ellos se encuentra el “caso Mills”, en el que Berlusconi está acusado de corrupción por haber pagado 530.000 euros a un abogado para que cambiase su declaración.

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