Pedro Sánchez se somete este martes a una nueva votación para ser investido presidente del Gobierno, después de no haber logrado la mayoría necesaria en el primer intento, que tuvo lugar el pasado domingo. En aquella ocasión, el líder del PSOE se quedó a 10 votos de la mayoría absoluta que se requería, pero ahora sólo necesitará más votos a favor que en contra. 

Con los 166 apoyos que cosechó entonces, Sánchez saldría investido presidente, siempre y cuando no haya imprevistos de última hora. Dado lo ajustado de la votación —sólo hubo un voto de diferencia y, previsiblemente, habrá dos en esta ocasión por la presencia de la diputada de En Comú Podem Aina Vidal—, será preciso que no haya más bajas en las filas de los partidarios de la investidura.

Desde el PSOE aseguran que "no va a haber tamayazo", pero, por si acaso, los cinco diputados de Bildu se han ofrecido a cambiar su abstención por un sí para asegurar que la investidura salga adelante.  Jon Iñarritu, parlamentario 'abertzale', señalaba este lunes en Catalunya Ràdio que si se comprobara, en el curso de la votación —que es pública y por llamamiento—, que entre los que tienen que proclamar su sí o la abstención finalmente mostraran su rechazo al candidato, entonces las fuerzas que apuestan por facilitar su elección (ellos y ERC) podrían cambiar al voto a favor para impedir el "sabotaje de las derechas".