Está completando su cuarta misión aunque nadie, salvo el Ejército de los Estados Unidos, sabe cuál es su cometido exacto en la baja órbita terrestre. El avión espía X-37B es una nave espacial similar, por sus formas, al transbordador que la NASA voló durante las últimas décadas pero con una ligera diferencia: no tiene ventana alguna ya que se trata de un vehículo no tripulado.
El componente secreto del X-37B hace prácticamente imposible conocer cuál es el cometido de sus vuelos y cuándo van a llegar a su fin. En las últimas horas, un cambio en la trayectoria orbital ha llevado a algunas webs a publicar que el vehículo podría encarar la recta final de este cuarto viaje al espacio tras los realizados en 2010, 2011 y 2012.
Sólo mide 8,8 metros de largo y aterriza de manera autónoma una vez que emprende el camino de regreso a casa. Cuenta con una bodega, del tamaño de una nevera, en la que el Ejército del aire estadounidense puede efectuar experimentos de todo tipo.