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Dentro de una platanera de La Palma: así se intenta salvar la fruta a los pies del volcán

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Juan, de 24 años, carga una piña de plátanos en una plantación del municipio de Los Llanos, en La Palma. Lleva seis años dedicándose a la recogida del plátano. (Alejandro Martínez Vélez)

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Humo procedente de un invernadero quemado por la lava del volcán de Cumbre Vieja. (Alejandro Martínez Vélez)

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Un platanero con los frutos sin recoger. (Alejandro Martínez Vélez)

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José Víctor, de 54 años y cosechero de varias plantaciones de plátanos y aguacates en La Palma, lleva más de cuarenta años dedicados a la recogida del plátano. (Alejandro Martínez Vélez)

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Rubén, de 31 años, lleva once años trabajando en torno a los cultivos de plátanos. (Alejandro Martínez Vélez)

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Un hombre sube una piña de plátanos a un camión para llevarlos a un almacén donde serán clasificados y envasados. El peso de las piñas pueden alcanzar los 70Kg. (Alejandro Martínez Vélez)

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Plantaciones de plátanos en el municipio de Tazacorte, el 29 de septiembre de 2021. (Alejandro Martínez Vélez)

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El camión cargado de piñas se dirige al almacén donde los plátanos serán clasificados y envasados. (Alejandro Martínez Vélez)

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Juan carga una piña de plátanos al camión para llevarlos a un almacén donde serán clasificados y envasados. (Alejandro Martínez Vélez)

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Puesta de sol sobre unos plataneros. (Alejandro Martínez Vélez)

Las puertas de algunas plantaciones de plátanos permanecen cerradas.
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Las puertas de algunas plantaciones de plátanos permanecen cerradas.

La Palma, Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, 29/09/2021: Décimo primer día desde que comenzó la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma. En la imagen, las puertas de algunas plantaciones de plátanos permanecen cerradas, el 29 de septiembre de 2021. (Alejandro Martínez Vélez)

José Víctor tiene 54 años y lleva 40 años trabajando el plátano en La Palma, 33 como aparcero/cosechero. Como todos los agricultores de la isla, desde hace semanas que vive una mezcla de sensaciones. Muchos han perdido terrenos a raíz del volcán de Cumbre Vieja en la zona de más producción de la isla y una de las mejores de todo el archipiélago. El resto, aunque mantengan sus tierras, como Víctor, o están perdiendo parte de la cosecha con la ceniza, o tienen problemas con el agua o sufren todo tipo de problemas por el colapso de la erupción. De todos modos, duros como la tierra que trabajan, no se rinden ni dejan de trabajar en plena temporada.

Con él trabaja gente como Juan, que a sus 24 años lleva desde los 6 metido en las plantaciones de plataneras. Él, como otros tantos trabajadores, se afanan en recoger la fruta en su mejor estado mientras miran al cielo pidiendo que la ceniza no malogre aún más la situación crítica que viven y esperan un futuro mejor. La agricultura es un sector clave de la isla, y entramos en uno de sus tesoros mejor guardados y más amenazados por la lava: el plátano.

En el interior de esta pequeña selva en medio de las Canarias, el trabajo no cesa y con el sonido del volcán que no cesa de fondo, todos los que viven de esta industria continúan retando a su propia tierra para poder sobrevivir. Y lo hacen en silencio, centrando todos sus esfuerzos en salvar su economía.

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