Los alimentos que metes en la nevera y que deberías conservar fuera de ella

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Tomate
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Tomate

El ejemplo más claro de alimento que se suele meter en la nevera en contra de lo que la ciencia manda. El aire frío detiene la maduración del fruto y quebranta las membranas de su interior, lo que provoca cambios en su sabor y en su textura. Esto se debe a que la planta es de origen subtropical, por lo que tolera mal el frío.
Limón
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Limón

Los cítricos como el limón o la naranja no maduran una vez recogidos, al contrario que el tomate, y pueden aguantar unos cuantos días a temperatura ambiente. Eso sí, no debemos colocar unos limones al lado de otros, porque eso acelera la aparición de moho.
Patata
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Patata

El frío provoca que el almidón de las patatas se convierta en azúcar mucho más rápidamente que si estuviesen conservadas a temperatura ambiente. Es preferible almacenar este alimento en una bolsa de papel que en una de plástico, puesto que aquella permite que se aireen mejor, lo que ralentiza el proceso de deterioro. Además, deben permanecer en un lugar oscuro.
Kétchup
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Kétchup

Gran cantidad de salsas deben conservarse en la nevera. No es el caso del kétchup, que puede dejarse fuera ,aunque debemos tener cuidado: como explica el doctor Peter Barratt en el Daily Mail, antiguamente este producto contenía una mayor cantidad de sal, un conservante natural. ¿El veredicto? Si no está abierto, puede dejarse fuera (¿se ha fijado dónde se encuentra el kétchup en los restaurantes?); y si lo está, podemos guardarlo en la nevera por si las moscas, hasta un máximo de ocho semanas.
Ajo
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Ajo

Al igual que ocurría con las patatas, el ajo necesita encontrarse en un sitio fresco pero no frío, por lo que una temperatura ambiente de unos 16 grados es ideal. Refrigerar el ajo provoca que el bulbo se deteriore, aparezca moho con una mayor velocidad y que pierda sabor. Sin embargo, si lo hemos empezado a picar, debemos meterlo en la nevera en un recipiente cerrado.
Cebolla
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Cebolla

Otro alimento que visita habitualmente la nevera y que no debería hacerlo. Un lugar seco, oscuro y fresco es su ecosistema ideal, lejos de las patatas y los ajos, puesto que juntarlos acelera su descomposición. La humedad del refrigerador favorece la aparición de moho.
Aguacate
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Aguacate

Si hemos comprado un aguacate maduro, podemos meterlo en la nevera sin miedo. Si aún está verde, debemos dejarlo fuera para que termine de madurar, puesto que el frío detiene dicho proceso y el alimento se endurecerá.
Aceite de oliva
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Aceite de oliva

Nuestra equivocada lógica mental nos lleva a pensar que todo producto líquido debe conservarse en la nevera. Aunque en España nos suene un tanto marciano, es relativamente habitual que en otros países el aceite se conserve en la nevera, lo que provoca que se espese. A almacenar en lugar fresco y oscuro.
Pan
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Pan

Un error habitual es almacenar el pan que no hemos consumido en la nevera, algo que provoca que se seque mucho más rápidamente. Debemos congelar y guardar envuelto el pan que no vamos a comer en breve para evitar que aparezca moho y dejar el resto fuera. Por si acaso, asegúrate de que está bien descongelado antes de empezar a prepararlo.
Chocolate
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Chocolate

Las altas temperaturas que sufre nuestro país durante el verano provocan que nos hayamos acostumbrado a guardar el chocolate en la nevera, cuando no deberíamos hacerlo. El frío provoca la pérdida de sabor del alimento y un cambio en su textura, así que, si podemos permitirnos guardarlo en un lugar fresco, debemos hacerlo, ya que de esta forma también garantizamos que no va a adquirir el sabor de ninguno de los otros alimentos de la nevera. El sabor del chocolate es fácilmente contaminable.

Desde que ese gran invento del siglo XX conocido como nevera entró en nuestras vidas, cumple una función semejante a la de un cajón de sastre en el que metemos todo lo que adquirimos, lo vayamos a consumir pronto o no, y sobre todo, vaya a beneficiarlo o perjudicarlo. Por defecto, si no sabemos muy bien qué hacer con un alimento, probablemente lo meteremos en la nevera, lo que es posible que provoque que termine por no saber a nada o, incluso, que se pudra más rápidamente.

Con este pequeño repaso podemos aprender a distinguir entre aquellos productos que necesariamente deben almacenarse en un lugar frío y aquellos que pueden (y deben) dejarse fuera del frigorífico, a temperatura ambiente. 

Alma, Corazón, Vida