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Lo dicen los datos: es el momento de reabrir todo
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Lo dicen los datos: es el momento de reabrir todo

Nuevos estudios muestran que las proyecciones realizadas para justificar la implantación de los cierres de las economías o del distanciamiento físico podrían estar equivocadas

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En los primeros momentos de la pandemia, un influyente análisis económico de la Universidad de Chicago concluía que los beneficios del distanciamiento físico iban a compensar con mucho los costes de tomar tan radical decisión. ‘The New York Times’ y ‘The Washington Post’ citaron recientemente ese mismo estudio para justificar la orden de confinamiento que recibió la población para controlar el virus, señalando además que los esfuerzos por reanudar la actividad económica están siendo peligrosos e irresponsables.

Se trata de un error: el estudio de la Universidad de Chicago ya ha quedado desfasado. Los datos más recientes apoyan la idea de que los confinamientos tienen que terminar. Ese informe se publicó a primeros de marzo y trata con mucho rigor las consecuencias económicas de la pandemia. Estimaba que un régimen de aislamiento de tres a cuatro meses, “combinado con el confinamiento de los casos sospechosos, cuarentena de los que viven con ellos y distancia física con la población de riesgo”, salvaría 1,79 millones de vidas entre marzo y octubre, lo que resultaría en un beneficio para la economía de 7,9 billones (miles de millones), justificando a nivel económico cualquier derivado de esta estrategia.

La cifra no estaba elegida al azar. Valoraron en 4,5 millones de media cada vida salvada. El número es un ejemplo de lo que los economistas llaman valor estadístico de una vida (VSL, por sus siglas en inglés). Es una métrica que las agencias gubernamentales usan a menudo para evaluar propuestas y proyectos y que se estima teniendo en cuenta el coste extra de los trabajadores al aceptar trabajos peligrosos.

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Según explicaba la Universidad de Chicago en su estudio, “las estimaciones son tan fiables como las proyecciones de expansión del covid-19”. Por desgracia, sus análisis se basaban en las cifras del Imperial College de Londres, que ya se ha demostrado que estaban plagadas de errores y cuyos vaticinios estaban inflados. Como consecuencia, las estimaciones de Chicago también lo eran.

Por suerte, los economistas no tienen que basarse solo en estos informes. Podemos usar datos en tiempo real. El que podría ser considerado como el mejor ‘paper’ a nivel económico, elaborado por un equipo de expertos de la Universidad de Berkeley en California, evalúa datos empíricos resultantes del distanciamiento social, del confinamiento y de las vidas salvadas. Para medir el impacto de esto, han reunido datos sacados de los ‘smartphones’ y de los patrones de movimiento, de las interacciones sociales y de la actividad de los sectores no esenciales.

¿Qué han concluido? Que la distancia física ha reducido el contacto entre humanos un 50%, mientras que el confinamiento en los hogares solo ha incremenrado ese contacto en un 5% adicional. Así, usando los datos de infecciones y muertes, estiman que estas medidas han salvado 74.000 vidas en EEUU. Finalmente, tras basarse en datos demográficos del VSL creen que el beneficio económico de la distancia física es de alrededor de 250.000 millones.

Foto: Una científica trabaja en un laboratorio de inmunología. (EFE)

Estos hallazgos ponen en duda el valor real de las cuarentenas e incluso del distanciamiento físico como métodos para frenar la expansión del virus. No podemos estimar un coste exacto de estas decisiones, pero es muy probable que sea más de un billón. Y eso es tirar por lo bajo, ya que no tenemos en cuenta los suicidios y otras pérdidas sociales. Por ejemplo, muchos padres explican que sus hijos están mucho más melancólicos, ya que no pueden estar con sus amigos.

Un estudio todavía más reciente de economistas asociados al Instituto de Economía del Trabajo en Alemania sugiere que la estimación de 74.000 vidas salvadas en los últimos cuatro meses está por encima de la realidad. La razón es que el confinamiento no reduce las muertes, las retrasa. Eso puede servir si encontramos una vacuna a tiempo. Pero no sabemos si la cura llegará.

placeholder Salida del metro de Ópera, en el centro de Madrid, totalmente vacía. (EFE)
Salida del metro de Ópera, en el centro de Madrid, totalmente vacía. (EFE)

En vez de validar los confinamientos draconianos, las investigaciones económicas señalan que los esfuerzos por mantener la distancia física han hecho más mal que bien. Eso no significa que todas esas medidas deban ser erradicadas. 'Distancia física o no distancia física' no es la cuestión. La pregunta debe ser: ¿qué estrategia tiene sentido?

Para hallar una respuesta, un equipo de economistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) publicaba recientemente los resultados de un estudio que comparaba varias estrategias para frenar la expansión de la pandemia. Concluyeron que se podría haber salvado el doble de vidas si los gobiernos hubieran concentrado sus recursos en proteger a la población más vulnerable, en vez de despilfarrarlos con sectores que no tenían casi riesgos, como los niños.

Esos análisis captan la evolución económica del virus y la respuesta de los países a la pandemia. El consenso apunta ahora a que los confinamientos deberían acabar.

* David R. Henderson es investigador de la Universidad de Stanford y Jonathan Lipow es profesor de Económicas en la Escuela Naval de Posgrado en Monterrey (California).

En los primeros momentos de la pandemia, un influyente análisis económico de la Universidad de Chicago concluía que los beneficios del distanciamiento físico iban a compensar con mucho los costes de tomar tan radical decisión. ‘The New York Times’ y ‘The Washington Post’ citaron recientemente ese mismo estudio para justificar la orden de confinamiento que recibió la población para controlar el virus, señalando además que los esfuerzos por reanudar la actividad económica están siendo peligrosos e irresponsables.