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Josu Jon Imaz iba a dirigir las renovables de la fracasada fusión Iberdrola-Gas Natural
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EL EX PRESIDENTE DEL PNV SIGUE DANDO CLASES EN EEUU

Josu Jon Imaz iba a dirigir las renovables de la fracasada fusión Iberdrola-Gas Natural

La operación está muerta, pero hubo un momento en que pareció que iba a salir, “porque Sánchez Galán terminó aceptando su conveniencia, siempre y cuando no

Foto: Josu Jon Imaz iba a dirigir las renovables de la fracasada fusión Iberdrola-Gas Natural
Josu Jon Imaz iba a dirigir las renovables de la fracasada fusión Iberdrola-Gas Natural

La operación está muerta, pero hubo un momento en que pareció que iba a salir, “porque Sánchez Galán terminó aceptando su conveniencia, siempre y cuando no fuera una operación dilutiva para Iberdrola”. La fusión entre Iberdrola y Gas Natural (GN) estaba concebida como una estructura de holding, donde se agruparían las participaciones accionariales, y de la que colgarían tres patas: eléctrica, gasista y energías renovables. Josu Jon Imaz se iba a encargar de gestionar la división de renovables de la futura IberGas.

De acuerdo con las fuentes, el ex presidente del PNV, que cumple un semestre en Estados Unidos como profesor contratado en la universidad de Harvard, ha tenido una participación muy notable en la gestación del proyecto, como engarce con el PNV y embajador y defensor también del proyecto, en estrecha relación con su gran amigo, Ignacio Sánchez Galán, ante el Gobierno tripartito catalán, celoso guardián –como el PNV con la propia Iberdrola- a la hora de asegurar la condición de Gas Natural como empresa catalana.

La pata gasista de la futura IberGas, en efecto, iba a tener su sede social en Barcelona e iba a estar dirigida por un gestor designado por La Caixa, presumiblemente el propio Rafael Vilaseca, actual consejero delegado de GN. La pata eléctrica, por su parte, tendría su sede social en Bilbao, como hasta ahora, y a su frente iba a estar el propio Galán. La sede de las renovables, con Josu Jon Imaz al frente, estaría radicada en Valencia, mientras Madrid iba a continuar siendo la sede operativa de todo el grupo.

La operación concedía a Imaz todavía más protagonismo, puesto que, con Sánchez Galán como presidente de la sociedad holding, el ex dirigente peneuvista iba a ser nombrado vicepresidente de la misma. Todo, sin embargo, es historia, una historia que refleja el enorme componente político de la nonata fusión, la primera gran operación en la que gobiernos autonómicos tan significados como el catalán y el vasco jugaban de igual a igual con el Gobierno central. Pero, a pesar de las palabras de Antonio Brufau en la reciente junta general de Repsol, la operación está muerta.

Murió justo en la ocasión que parecía diseñada para su lanzamiento definitivo: la cena que el pasado 10 de abril mantuvieron en el domicilio madrileño del presidente de Repsol, Antonio Brufau, su colega de La Caixa, Isidro Fainé, y el de Iberdrola, Sánchez Galán, además del propio anfitrión. Y murió cuando, después de que los accionistas de referencia de Gas Natural dedicaran muchos minutos a elogiar las capacidades profesionales de Sánchez Galán como gestor y ofrecerle, naturalmente, la dirección del proyecto, plantearon como cuestión inobjetable la divisa política de La Caixa, es decir, del huevo holding Criteria Caixa Corp., según la cual la caja catalana “no entra como accionista en ningún sitio que no sea para mandar”.

“A partir de ese momento se acabó la cena y la operación misma”, señalan las fuentes. En realidad, el nacimiento de IberGas tropezaba con un obstáculo de diseño casi insalvable, relacionado con la estrategia para llevarla a cabo. La operación sólo podía orquestarse sobre la base de una fusión por absorción o, en otras palabras, la compra de GN por parte de Iberdrola, fundamentalmente por una cuestión de tamaño. “Y luego lo hubiéramos vestido al gusto de todos, hablando de fusión paritaria o lo que fuere menester”, según las fuentes. Pero el hecho es que Iberdrola compraba, y para ello realizaba una ampliación de capital con la intención de atender una forma de pago consistente en 2/3 en metálico y un tercio en papel.

El consejo de administración de la nueva sociedad holding se hubiera visto reforzado con la entrada en el mismo de representantes de La Caixa y Repsol en proporción a sus paquetes en la nueva IberGas, pero siempre en situación de minoría. Ha sido el otro gran punto de fricción. Los accionistas de referencia de Gas pretendían consolidar un bloque de accionistas de control sumando a los paquetes de La Caixa y Repsol el de la BBK vasca, e incluso el de alguna otra caja, caso de Bancaja, que pudiera sumarse al mismo, de forma que ese bloque determinaría la mayoría de miembros del Consejo en función de los dominicales.

El cash que Caixa y Repsol iban a recibir por la operación de compra de GN podía permitirles, en función del diseño de la operación, adquirir –o ayudar a adquirir- el paquete de Iberdrola en manos de la constructora ACS que preside Florentino Pérez. El diseño de IberGas, en fin, contemplaba también la creación de una sociedad instrumental con Repsol para la gestión de los negocios de gas que la petrolera comparte con Gas Natural.

La operación está muerta, pero hubo un momento en que pareció que iba a salir, “porque Sánchez Galán terminó aceptando su conveniencia, siempre y cuando no fuera una operación dilutiva para Iberdrola”. La fusión entre Iberdrola y Gas Natural (GN) estaba concebida como una estructura de holding, donde se agruparían las participaciones accionariales, y de la que colgarían tres patas: eléctrica, gasista y energías renovables. Josu Jon Imaz se iba a encargar de gestionar la división de renovables de la futura IberGas.

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