La llegada de Sebastián a Industria relanza la operación de la francesa EDF sobre Iberdrola

El nombramiento de Miguel Sebastián como ministro de Industria, Comercio y Turismo, con plenas competencias sobre Energía, tiene un vencedor aparente en la lucha planteada desde septiembre de 2006 por el control de Iberdrola: la operación que, lanzada por Florentino Pérez, presidente de ACS, pretende desalojar de la presidencia de la eléctrica a Ignacio Sánchez Galán con el apoyo del gigante público francés Électricité de France (EDF).

“La operación de Florentino y EDF sale reforzada con la llegada de Sebastián a Industria”, reconocía ayer a este diario una fuente jurídica conocedora de las interioridades de la misma. En las últimas semanas esta solución había ido perdiendo fuelle de manera ostensible a favor de una fusión entre la propia Iberdrola y Gas Natural (GN), operación patrocinada por La Caixa, negociada al alimón por su presidente, Isidro Fainé, y Antonio Brufau (Repsol) con el propio Sánchez Galán y, según todas las fuentes consultadas por este diario, perfectamente conocida tanto por Moncloa como por el ministro Solbes.

Quedaba por conocer el nombre del futuro ministro de Industria, al que habría que poner al corriente de la operativa en cuanto tomara posesión, cargo que el clan catalán, con el presidente de la Generalitat José Montilla a la cabeza, deseaba que recayera en un militante del PSC. En esta tesitura, el único cabo suelto era EDF y los compromisos al respecto asumidos por Zapatero ante Sarkozy. La solución, como adelantó este diario, consistiría en permitir a los galos (ver noticia) tomar una participación en la futura Ibergás no superior al 5% del capital. O tal era la opinión imperante en el grupo Caixa.

Pero las cosas parecen haber cambiado sustancialmente con el desembarco de Miguel Sebastián en Industria. Por varios motivos: “Porque Sebastián no tiene más operación en la cabeza que la de EDF”, en opinión de fuentes de la banca de negocios. Porque el propio Zapatero está cogido por los compromisos asumidos ante Sarko en la cumbre celebrada en París el pasado 14 de enero y, además, “también le gusta la solución francesa”, y porque el propio Florentino Pérez ha venido trabajando en la sombra a Sebastián durante meses. De hecho, el presidente de ACS conocía su nombramiento desde hace bastantes días, bien asesorado como está por Antonio García Ferreras, ex director de comunicación del Real Madrid y ahora director de La Sexta, además de amigo y confidente del presidente Zapatero.

“Desolación” en la eléctrica

Por partes. De acuerdo con las fuentes, Miguel Sebastián jugó un importante papel en la preparación de la citada cumbre hispano francesa celebrada en París el pasado enero, y su influencia “resultó capital a la hora de lograr que la operación Iberdrola se introdujera en la agenda del encuentro” entre ambos mandatarios. El propio Zapatero, en conversación con un reducido grupo de empresarios celebrada hace poco más de un mes, aseguró que “es importante que EDF entre en Iberdrola para poder contar en España con la energía que producen las centrales nucleares francesas”.

Cuando uno de los empresarios le hizo ver que lo pertinente, como mínimo, sería entonces prolongar la vida útil de las centrales españolas en funcionamiento, el presidente se declaró un antinuclear convencido. A la réplica de que no tenía sentido que Francia tuviera nucleares y España no, la respuesta de Zapatero fue contundente: “Sí, pero el riesgo lo tiene Francia”. En opinión de una de las fuentes, “la operación que cuenta a partir de ahora es la de EDF, porque a la hora de la reordenación del sector va a ser decisiva la opinión del Gobierno, y tanto el presidente como el nuevo ministro ven con simpatía la opción Florentino”. Según la misma fuente, el sentimiento imperante en Iberdrola tras el nombramiento de Sebastián se resume en una palabra: “Desolación”.

Conviene aclarar enseguida que, a pesar de lo dicho, la batalla en torno al futuro de Iberdrola sigue tan dividida y en el alero como siempre. Fundamentalmente porque el entramado de intereses existente en torno a Criteria Caixa Corp., con el apoyo de la Generalitat, es demasiado importante como para ser ignorado, y porque resulta difícil imaginar al Ejecutivo apoyando una operación contraria a los intereses nacionales, condición que cumpliría plenamente la fusión entre Iberdola y GN. A ello habría que añadir la aparente pérdida de interés reciente de la propia EDF, más centrada en un posible golpe sobre British Energy. Las espadas, de momento, siguen en alto.