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Estado de ‘shock’ en Repsol: la caída de reservas desploma el valor y le hace perder 2.000 millones de capitalización
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Estado de ‘shock’ en Repsol: la caída de reservas desploma el valor y le hace perder 2.000 millones de capitalización

Repsol-YPF vivió ayer una jornada de auténtico shock. Lo que a priori parece una acertada decisión empresarial -dar cuenta al mercado de una revisión a la

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Estado de ‘shock’ en Repsol: la caída de reservas desploma el valor y le hace perder 2.000 millones de capitalización

Repsol-YPF vivió ayer una jornada de auténtico shock. Lo que a priori parece una acertada decisión empresarial -dar cuenta al mercado de una revisión a la baja de las reservas en 1.254 millones de barriles equivalentes de petróleo- se transformó en una caída del valor en Bolsa del 7,17% (aunque llegó a ceder un 10%) y en la pérdida de más de 2.000 millones de euros de capitalización (27.933).

El temblor se inició de buena mañana, cuando se conoció la decisión de la CNMV -tras la recepción del correspondiente hecho relevante (14 páginas)-, de suspender la cotización de la petrolera. Horas después, el presidente, Antonio Brufau, cifraba entre 160 y 170 millones de euros (unos 250 antes de impuestos) el impacto que tendrá en los resultados de la compañía en 2006 la rebaja en un 25% de las reservas estimadas.

La historia se había iniciado meses atrás, en marzo de 2005, cuando el nuevo equipo directivo decidió crear un Grupo de Control de Reservas, que a finales de abril pasó a depender del Consejo de Administración y, más concretamente, de su Comisión de Auditoria. Hasta ese momento, el control de las reservas, asunto clave en una petrolera, dependía de la Dirección de Exploración y Producción, siempre proclive a inflar las mismas.

Inmediatamente se procedió a una evaluación de las reservas, mediante la creación de un mapa de riesgos donde opera la compañía y su posterior división por zonas, sobre las que comenzaron a trabajar tres auditores independientes. Del proceso de contraste de los datos contenidos en esos trabajos surgió, ya antes de Navidad, la patata caliente que ayer explotó, no sin que en diciembre se ordenara una nueva auditoría encargada de auditar lo ya auditado.

“Brufau le ha echado un par”, aseguran fuentes próximas a la petrolera, “porque, consciente de la importancia de la información, en cuanto ha tenido en sus manos los datos finales ha decidido contarlos, en lugar de tratar de ocultarlos o retrasarlos. Esos datos quemaban”.

Algo más del 50% de la citada reducción de reservas corresponde a Bolivia, y no tanto por la llegada al poder de Evo Morales y su intención de nacionalizar los recursos energéticos bolivianos, como por la Ley de Hidrocarburos y las nuevas regalías que impone a las compañías que operan en su territorio, lo que hace que algunos proyectos dejen de ser rentables.

“El de Bolivia es un problema de fiscalidad, no de titularidad de las reservas”, señalan en Repsol. Ocurre, sin embargo, que esa Ley de Hidrocarburos se aprobó en mayo pasado, tiempo más que suficiente para que Repsol hubiera tomado hace meses la decisión ahora adoptada.

Argentina, su mayor problema

La parte más problemática de explicar de esa caída de reservas corresponde a Argentina, donde se han cometido simples errores técnicos en su medición, entre otros fallos aún más escandalosos, como el hecho de tener contabilizados reservas comerciales hasta el año 2027, cuando en realidad la vigencia de los contratos, cuya prórroga se daba por descontada un tanto alegremente, expiraba en 2017.

La tercera pata, la menos importante, corresponde a Venezuela, donde la nueva política que Hugo Chávez ha decidido aplicar a las multinacionales del petróleo que operan en el país pasa por el establecimiento de empresas mixtas, lo que obliga a reducir a la mitad las reservas contabilizadas en Venezuela.

Dicho lo cual es evidente que los males que afligen a Repsol YPF están directamente relacionados con su nivel de riesgo o de exposición a los avatares de la política en zonas geográficas muy problemáticas desde el punto de vista de la estabilidad democrática, como es el caso actual en casi toda Latinoamérica.

Repsol-YPF vivió ayer una jornada de auténtico shock. Lo que a priori parece una acertada decisión empresarial -dar cuenta al mercado de una revisión a la baja de las reservas en 1.254 millones de barriles equivalentes de petróleo- se transformó en una caída del valor en Bolsa del 7,17% (aunque llegó a ceder un 10%) y en la pérdida de más de 2.000 millones de euros de capitalización (27.933).