Árboles no, pero sí anuncios gigantes: la reforma de la Puerta del Sol y el veto a lo verde

Una pareja vestida con la equipación del Real Madrid se besa bajo el cielo de Madrid. Lo hace en uno de los espacios más emblemáticos, la Puerta del Sol, junto a un anuncio descomunal de la marca Mahou: “Un lugar para encontrarnos”. El cartel que ocupa toda una fachada es de tales dimensiones que su vecino, el Tío Pepe, casi pasa desapercibido.

Antes Julia Roberts anunciaba un perfume y ahora ha dejado paso a los fans del equipo de fútbol que observan las obras que van a cambiar la distribución del espacio icónico de Madrid. Un proyecto de José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez y que, según el Ayuntamiento, no incluye árboles porque la Comisión de Patrimonio consideró que taparían la fachada de los edificios, todos protegidos. Pero la excusa despierta una pregunta, ¿no se pueden plantar árboles, pero sí que grandes lonas publicitarias oculten casi de forma constante los inmuebles?

Justo al lado de la enorme lona vive Igor Bensch, un empresario jubilado de 66 años que nació en Alemania y decidió hacer su vida en España. “Llevo aquí desde 2001 y esta es la tercera renovación de Sol. Hemos puesto más de 10 denuncias a la Comunidad de Madrid por los destrozos que están haciendo”, cuenta en el salón de su casa. La última obra en su bloque duró unos seis meses, aunque estimaban la mitad. “Si tienes buenos contactos con el Ayuntamiento, puedes tapiar el tiempo que te dé la gana para rentabilizar al máximo los arreglos”, describe. Él asegura que sólo percibe un 1,47% de esos beneficios, y que la gran mayoría se los quedan los comercios de los bajos: “La zapatería, la tienda de souvenirs y las demás tienen más de un 70%”.

Es un caso característico porque su vivienda está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC). “Los arreglos se hacen cada tres o cinco años”, cuenta Igor. “Dicen que no han puesto árboles para que se vean las fachadas, pero lo que tendrían que hacer es no permitir que se estropeen. Por ejemplo, hay un vecino que ha dividido su casa de 45 metros cuadrados en tres, y la alquila por 700 euros más gastos. Desde la calle se ve una cosa verde y a nadie parece importarle”, critica sobre la imagen.

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Detrás de esa publicidad hay todo un negocio, según señala Víctor Rey, presidente de la Asociación Vecinal Sol y Barrio de las Letras: “La empresa que paga por estar ahí está encantada. El Ayuntamiento extiende la autorización y cobra las tasas mínimas, que son ridículas. Cuando no se arregla una fachada es otra. No es grato que mercantilicen una plaza tan simbólica”.

Según el Ayuntamiento, son actuaciones temporales que no afectan a los edificios porque se apoyan en los andamios. “Cumplimos la ordenanza de publicidad exterior, que es la norma que regula este tema. Si un edificio de la Puerta del Sol está en obras, aunque no se pusiera lona, tampoco se vería porque delante habría un andamio”, explican, y apuntan que no se autorizan estas reformas para poner una lona, sino por aprovechar. No obstante, no responden a las preguntas de cuánto tiempo puede estar una publicidad en la Puerta del Sol, si se regula, qué publicad se expone y de qué dimensiones.

Un comité de estética

Lo que se pide es tener una ciudad atractiva que se pueda disfrutar en todas sus facetas. Lo buscan los vecinos, quienes también se quejan de la ausencia de verde en la Puerta del Sol, lo que además atrae más calor. La respuesta de Sigfrido Herráez Rodríguez, el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), es confiar en los profesionales que ganaron el concurso para renovar el lugar: “Detrás de las decisiones hay una formación y gente que sabe qué es lo mejor. Nosotros demandamos concursos para que los mejores compitan para embellecer la ciudad”.

En ese recorrido se topan con un obstáculo: la publicidad. “¿Por qué en las zonas singulares se permiten esos grafismos y estéticas?”, se cuestiona. Él mismo se contesta: “Una lona debería durar una semana y no tres meses”. De hecho, diferencia entre las localizaciones, y pide una normativa que no sea uniforme, que se adapte a las necesidades: “La Puerta del Sol es uno de los salones de Madrid. Puedes tener desordenada otras habitaciones, pero este espacio tiene que quedar limpio”. Para ello, el decano propone un comité de estética: “Lo tienen en otras ciudades europeas y está formado por profesionales”.

El Ayuntamiento explica que la ciudad no cuenta con este organismo, que las lonas en cuestión tienen que cumplir con la ordenanza de publicidad exterior, y que es una norma que a su vez tiene el visto bueno de la Comisión de Patrimonio. Lo que sí existe es “la comisión Local de patrimonio de la Comunidad y Ayuntamiento y la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico, Artístico y Natural (CPPHAN) municipal, que autorizan las obras en la fachada, no el andamio o la lona, cuyo mensaje no es competencia municipal”.

Opinión

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Igor lleva más de veinte años luchando desde su casa. Lo ha hecho contra los pisos turísticos —en la pandemia escuchaba fiestas de unas 20 personas metidas en 16 metros cuadrados— y, en general, contra los que priorizan el dinero a la convivencia. “El precio del metro cuadrado pasó de unos 4.000 euros cuando yo compré a unos 18.000 actualmente”, recuerda sobre una inversión que le supuso más en la reforma que en adquirir el piso. “Solo piensan en la pasta y necesitamos un cambio positivo más seguro”, pide.