Casimiro Curbelo, el señor que paga los gastos de los entierros en La Gomera y decidirá el Gobierno canario

Transpira respeto. Se lo tienen partidarios y adversarios. Cualquiera no gobierna una isla durante 32 años. Tampoco cualquiera agita, mano alzada, la llave del cofre del tesoro. Abrirlo supone conquistar un gobierno autonómico. Es Casimiro Curbelo. Cumplirá en noviembre 68 años y se las sabe todas. Presidirá el Cabildo de La Gomera hasta cuando él quiera y, en consecuencia, seguirá pagando los entierros a los isleños -el servicio lo asume la institución insular-; algo que lleva ocurriendo más de dos décadas. Es una apisonadora electoral y, tras el 28-M, volverá a elevar o bajar su pulgar en el circo del pacto regional en las islas.

Así lo indican las encuestas. Ya lo hizo en la legislatura que ahora acaba. La Agrupación Socialista Gomera (ASG) que dirige logró por esa isla 3 de los 70 escaños del Parlamento regional gracias a los 6.222 votos que obtuvo entre los más de 900.000 que se depositaron en las urnas del archipiélago. ¿Pocos? Nunca tan poco dio para tanto. Puso a sus pies la formación del Gobierno de Canarias.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

Resaca de la Nochebuena de 2016

Jaime Pérez-Llombet

Curbelo tenía donde elegir. Se decantó por el bloque de izquierdas en un acuerdo al que bautizaron como el Pacto de las flores. Ante los próximos comicios dice que prefiere reeditarlo, pero acto seguido también afirma que analizará otras opciones según se den los números. Sonríe a media boca. Se gusta como ganador y ejerce.

Es un maestro en el contoneo político. A todo ritmo y con la llave del gobierno en alto, mueve las caderas frente a sus futuras parejas de baile. Ahora, las observa y espera. También reflexiona porque aprende de las experiencias y si hay que poner más condiciones para taconear con él, se ponen.

Todo por su isla, La Gomera, de 378 kilómetros cuadrados y 21.000 habitantes, donde espera repetir resultados. Si nada se tuerce, prolongará cuatro años más su presidencia en el Cabildo y ya serían 36 con el bastón de mando. Lo ha dado todo por su gente y el electorado se lo devuelve con su voto masivo en cada convocatoria.

Tiene el arte de estar en las pequeñas cosas con la misma intensidad que en las grandes. Se remanga para conceder bonos-tarjeta a los taxistas para ayudarles con el coste del mantenimiento de sus vehículos; convoca subvenciones para que los más vulnerables puedan comprar gafas; colabora con los gastos de los estudiantes que tienen que desplazarse fuera de la isla; construye un centro geriátrico; o paga los entierros.

Sí, el Cabildo se encarga de abonarlos gracias a una póliza de decesos que cubre a la población residente y a los gomeros que viven fuera de la isla. Servicios funerarios, coronas y lápidas van a cargo del erario público. No es nuevo. Es así desde hace más de 20 años. Vivos y muertos, satisfechos.

“¿A quién le amarga un dulce?”

Curbelo también piensa a lo grande. Tiene un lema: reflexionar, planear y actuar. Consciente de su edad, no quiere abandonar la política hasta convertir a La Gomera en un referente. No parará hasta lograrlo. Va camino de la soberanía energética gracias a parques eólicos capaces de generar más electricidad de la que necesita la isla. El sobrante lo exportará a Tenerife.

Es ambicioso y resolutivo. Pisa con brío las alfombras de los ministerios. Se acaba de plantar en el de Hacienda de la mano del presidente socialista canario Ángel Víctor Torres. Con la ministra al frente, ha firmado un protocolo de 113 millones para transformar La Gomera en un territorio descarbonizado, digitalizado y más tecnificado. Lleva dos años negociando.

Tenerlo enfrente en esas lides debe ser agotador. Con ideas claras, firmes y precisas, las defiende hasta la extenuación. No en vano acumula un bagaje político difícil de igualar tras iniciar ese camino con 27 años. Ha pasado por casi todo: además de presidente del Cabildo, ha sido alcalde, senador y diputado en el Parlamento de Canarias. ¿También presidente del Gobierno regional? Contesta con otra pregunta y una rotunda afirmación: “¿A quién le amarga un dulce? A mí no”.

Comenzó en las filas socialistas y fue su secretario general en La Gomera hasta 2015 cuando el PSOE se equivocó. Se encaró con él y se marchó. Han intentado su regreso, pero Curbelo está en otro universo: el suyo, con su propio partido. Líder indiscutible en su isla y llave de gobiernos autonómicos. No le ha podido salir mejor.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

Los socialistas neutralizan la ecotasa (como baza electoral)

Jaime Pérez-Llombet

Es peleón. Se queja del centralismo que ejercen Tenerife y Gran Canaria como islas capitalinas frente al resto. Alza la voz y cuesta torcerle el brazo dialéctico. Defiende una Canarias más cohesionada y equilibrada y le cuesta morderse la lengua. No todo han sido rosas en el Pacto de las flores y lo cuenta.

Se siente cómodo con Ángel Víctor Torres, pero no tiene la misma afinidad con Podemos ni con los nacionalistas de Nueva Canarias, los otros socios. A pesar de las discrepancias, sabe tragar sapos. Los justos y necesarios para mantener el fino equilibrio entre cuatro formaciones y ha sido así porque él ha querido. No le han faltado ofertas para romper el pacto, las ha rechazado y ha dado prioridad a la lealtad.

Cree que el saldo global de la legislatura es positivo. Otra cosa es que acepte las mismas condiciones para repetirla. Se siente más fuerte que antes. A los tres diputados de ASG puede unirse un cuarto, fruto del acuerdo al que llegó con Asamblea Herreña, en la isla de El Hierro, para unir fuerzas. Si lo consigue, no habrá quien le tosa.

Aspira a ser otra vez imprescindible, derramar su poder sobre la mesa de negociación, mirar sin miedo a los grandes partidos y abrir con su llave el cofre del tesoro. Tiene arrojo y determinación. También los votos necesarios.