Cospedal: “Fue un impacto brutal para todos los que estuvimos en IFEMA”

Una de las facetas más desconocidas de la actual presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP es la que rodea a su actuación en el 11M, hace ahora diez años. María Dolores de Cospedal era la subsecretaria del Ministerio del Interior y desempeñó un papel clave durante aquellos días de marzo en la inmensa morgue en la que se convirtió IFEMA. “Pensé que alguien con un determinado rango y autoridad, porque había muchos servicios distintos de muchas administraciones, tenía que estar ahí y decidí que iba a ser yo, como era lógico y normal”.

Fue una de las primeras en enterarse de los atentados en una mañana que, a partir de entonces, fue vertiginosa. “Lo más importante en ese momento que era saber cuántas personas habían fallecido, saber qué había pasado y ayudar también a sus familiares a poderlas encontrar, montar hospitales de campaña y organizar lo necesario para que hubiera una atención sanitaria. Todo ese curso de acontecimientos en una mañana que fue muy dura y muy vertiginosa”, relata.

Para ella, fueron jornadas maratonianas. De hecho, todavía recuerda con exactitud cómo desde las cinco de la tarde del jueves 11 hasta las tres de la madrugada del sábado 13 no abandonó las instalaciones de IFEMA. “Yo y los que me acompañaron hasta el último momento salimos con los últimos cadáveres. Por mucho que estés conviviendo con esa imagen nunca se te termina de borrar de la cabeza y nunca te terminas de acostumbrar”, recuerda con la voz quebrada.

“Había personas que eran fácilmente identificables, luego había muchos restos humanos que había que recomponer para saber a qué personas podían pertenecer. Todo eso con la dificultad que supone que en un tren no hay una lista de pasajeros como puede haber en un avión”, explica. “Había un espacio reservado para los forenses, otro para la policía científica y otro para los servicios funerarios que operaban en el Ayuntamiento de Madrid. Y luego también había una zona que no estaba directamente en contacto con la sala enorme en la que estábamos y en ella estaban los familiares y todas aquellas personas que pensaban que podrían haber perdido a un familiar o a un amigo en los atentados”.

“Esa era una zona complicada de administrar", añade. Había muchas personas muy nerviosas, muy tristes, muy desesperadas y muy ansiosas por tener noticias y por tener también conocimiento de si los retos humanos que había en IFEMA pertenecían a su familia o no, lo cual era una situación angustiosa. Por una parte se quiere la confirmación y por otra parte se quiere que no sea verdad. Había un enorme número de personal sanitario, de psicólogos, de los servicios de la Comunidad y del Ayuntamiento. Lo más impresionante de todo eran las bolsas de los cadáveres alineadas, obviamente, en un espacio enorme y otras que contenían restos humanos que había que componer. Era absolutamente dramático. Para mí fue un impacto brutal como para todas las personas que estuvimos allí“.

¿Fue fácil sobreponerse a una experiencia así? “Yo creo que sobre acontecimientos así no se pasa página, influye sobre la vida de una persona, tanto para los que están acostumbrados profesionalmente a ello, como para los que no estábamos acostumbrados. Yo era subsecretaria del Ministerio del interior. Mi formación profesional no era para atender ese tipo de casos pero hay algo que impera por encima de todo y que es el sentido común, la capacidad de organización y el saber, teniendo una sensibilidad mínima que tenemos los seres humanos, que había una gran cantidad de personas y muchas familias que tenían necesidad de conocer, que había que atenderlas y que había que darles también tranquilidad. Esa era una de las funciones más importantes que teníamos que hacer allí, además de garantizar los mejore servicios para todos los que estaban allí trabajando”.