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La voz de los británicos en Benidorm: "No podemos ser una carga para España"
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La voz de los británicos en Benidorm: "No podemos ser una carga para España"

Karen Maling Cowles preside la Asociación de Comerciantes Británicos de Benidorm, que trata de integrar a los residentes británicos y se opone al actual modelo de turismo barato

Foto: Karen Maling Cowles con la ciudad de Benidorm al fondo.
Karen Maling Cowles con la ciudad de Benidorm al fondo.

Karen Maling Cowles (Brandon, Inglaterra, 1966) es presidenta de la Asociación de Comerciantes Británicos de Benidorm, una entidad que nace con el objetivo de intermediar entre la comunidad británica y la sociedad española en uno de los enclaves más conflictivos de todo el litoral. Su nombre ha aparecido repetidamente en prensa y televisión tanto en España como en Inglaterra en los últimos días a raíz del 'caso Tomek', en el que un grupo de turistas ingleses en viaje de despedida de soltero creyeron divertido pagarle a un vagabundo borracho 100 euros a cambio de dejarse tatuar el nombre y la dirección del novio en la frente. Maling Cowes pronto tomó la iniciativa para que la humillación no quedase impune. Y lo ha logrado. Ha recaudado miles de euros en una campaña de crowdfunding para que Tomek, un sin techo polaco, pueda borrarse el tatuaje de la frente e ingresar en una clínica de desintoxicación.

PREGUNTA. - ¿El caso de Tomek ha traspasado una línea roja?
RESPUESTA. - Estamos hartos de que Benidorm sea una especie de jungla en la que todo vale. Lo de Tomek ocurrió en mayo y, para ser sincera, me metieron en ello. La comunidad británica sabe que estoy muy involucrada en la ciudad y siempre me mandan lo 'mejorcito' de Benidorm. Un tatuador me envío la foto y me dijo 'mira esto qué mal'. Me fui a buscar a Tomek y no me resultó difícil encontrarle. Entonces no pudimos denunciar porque no sabíamos quién le había tatuado. Hace unas semanas por fin lo pudimos identificar y ahí ya la historia saltó a la prensa británica y a la española.

placeholder El vagabundo polaco al que pagaron por dejarse tatuar la frente en Benidorm. (EFE)
El vagabundo polaco al que pagaron por dejarse tatuar la frente en Benidorm. (EFE)

P.- La sensación en España al ver lo que le habían hecho a ese hombre es que los turistas británicos no conocen límites a la hora de desmadrarse en nuestro país.
R.- No se puede generalizar, pero tampoco negar que vamos a peor con el turismo de baja calidad procedente de Gran Bretaña. La explicación es sencilla. En 2008, con la llegada de la crisis, las familias británicas que venían a la playa a España dejaron de hacerlo. Los turoperadores tenían que ganar dinero, los hoteles tenían que llenar las camas, y empezaron a vender paquetes para grupos grandes de dos o tres días. Y con los grupos grandes se empezaron a necesitar actividades distintas. El baile y el teatro para niños ya no se vendían ni daban dinero y se cambiaron por grandes pubs y discotecas que estrangularon al pequeño comercio. Hoy o vendes bebida a punta pala para captar clientela o desapareces. Esa es la imagen que se está proyectando.

No puedes esperar que te visite un turismo de calidad cuando pones todas las facilidades para que te venga lo peor de cada sitio

P.- ¿Quién tiene la culpa?

R.- Todos tienen su parte. El Ayuntamiento ha dado demasiadas licencias para bares, los turoperadores exigen a los hoteles tirar los precios para atraer a grupos grandes. Las discotecas se han enfocado en ofrecer despedidas de soltero con sexo en vivo, chicas semidesnudas bailando, drogas en cada rincón, prostitución y bebida gratis. Se envía el mensaje a esos turistas de que en España todo vale. Luego no esperes que no haya comportamiento antisocial. No es sano que toda una zona de una ciudad ofrezca ese tipo de ocio barato. Además, no siento que España esté dando una imagen de autoridad frente a esos turistas, y al final se acaban creyendo que esto sea una jungla de sexo y drogas en la que no se tiene respeto por nada, ni siquiera por la policía.

placeholder Unos turistas de despedida de soltero en Benidorm. (EFE)
Unos turistas de despedida de soltero en Benidorm. (EFE)

P.- ¿Los ingleses asocian España al desmadre de Benidorm y Magaluf?
R.- Por suerte la gente sabe diferenciar, pero claro que hace daño. Hay muchas familias de clase media que antes venían cada año a Benidorm y ahora se van a otros países buscando un turismo de más calidad. México, Turquía, Cabo Verde, Grecia… destinos que por el mismo dinero que ir a España te ofrecen más lujo y mucha tranquilidad. Además con más servicios y hoteles de mejor calidad, no tan estancados en los años 70. Mientras las familias se van a otros países, a Benidorm llegan cada vez más despedidas de soltero.

En dos mañanas de la campaña de empadronamientos conseguimos 60 altas. Mi objetivo es llegar a mil padrones a final de año

P.- ¿Hay algo de hipocresía entonces del sector turístico cuando se queja de los incidentes y descontrol de los turistas?

R.- Totalmente. Es muy fácil culpar a los británicos. No digo que algunos no sean terribles, pero no puedes esperar que te visite un turismo de calidad cuando pones todas las facilidades para que te venga lo peor de cada sitio. La sociedad española sabe que no todos los británicos somos así, y para eso estamos gente como yo y la asociación, para demostrar que somos gente normal como cualquiera. Es como el tema de las estafas a los hoteles con las falsas intoxicaciones alimentarias. Me indigna que un británico venga a España a estafar, pero también me indigna que se nos señale tan rápido y se olvide que también hay muchos españoles que estafan. Eso genera racismo. El otro día vi una pintada de 'putos británicos fuera de mi país'. Los quieren fuera pero al mismo tiempo quieren su dinero. Yo, en el fondo, siento pena por la policía por las cosas con las que tienen que tratar. Es como lo de Tomek, nos quejamos del caso concreto pero no pensamos en el fondo, en por qué hemos llegado hasta aquí.

placeholder Una de las docenas de terrazas de pubs en Benidorm. (EFE)
Una de las docenas de terrazas de pubs en Benidorm. (EFE)

P.- Usted en realidad no está tan volcada en el turismo sino en la comunidad británica residente. ¿En qué consiste su labor al frente de la asociación?
R.- Lo primero es convencerles de que deben empadronarse, ese es el problema gordo con los residentes británicos. La mayoría son pensionistas con un bajo nivel educativo y no tienen información. Creen que tendrán que pagar muchos impuestos o que tendrán que declarar todos sus bienes y no tiene nada que ver. Solo si se empadronan podrá haber más policía, más servicios y mejores infraestructuras. Cuando se lo explicas lo entienden. Hemos empezado hace muy poco con la campaña de empadronamientos y en dos mañanas hemos conseguido 60 altas. Mi objetivo es llegar a los mil padrones a final de año. Hay mucho trabajo por delante, porque en Benidorm hay 2.500 británicos empadronados pero la población real está entre 7.000 y 9.000 personas [Benidorm tiene 66.64 habitantes según el último censo].

Hay mucha gente que no se acerca a las oficinas municipales porque allí no hablan inglés y les parece todo muy difícil

P.- Esa reticencia a integrarse o a pagar impuestos alimenta la imagen tan extendida del británico que viene a España a jubilarse y a disfrutar de la sanidad gratuita.

R.- Y no es equivocada. No puedo mentir diciendo que es un mito porque yo lo veo cada día. Ellos saben que pueden venir a vivir aquí y seguir comiendo la comida inglesa y tenerlo todo igual que allí. En esencia siguen en Inglaterra pero con sol y playa y todo más barato. Cuando voy a los campings, que es donde vive la mayoría de los británicos, les digo 'tú vives aquí y generas gasto en policía, cuando vas al médico, cuando te mandan una carta. Alguien tiene que limpiar las calles por las que caminas'. Me escuchan porque hablo su idioma y soy parte de su comunidad, y por ahora estoy teniendo éxito. Yo no soy partidaria de ser una carga para España, no podemos serlo. Aunque también ocurre al contrario. Residentes que se van a Inglaterra a hacerse un tratamiento contra el cáncer carísimo cuando tendrían derecho a hacerlo aquí de forma gratuita. Por eso creo que romper barreras y hacerles ver que es mejor para ellos tener todos lo papeles en regla, sobre todo ahora que viene el Brexit, es muy importante.

placeholder Imagen del litoral de Benidorm, la meca del turismo británico. (EFE)
Imagen del litoral de Benidorm, la meca del turismo británico. (EFE)

P.- ¿Es España un país fácil para llegar y vivir sin pagar un solo euro en impuestos?
R.- Sí lo es. Es un país fácil para entrar por la aduana y fácil para vivir escondido, sin que nadie pregunte nunca por ti. Creo que se necesita más control por parte de la administración. Por eso tanta gente llega a los pueblos de la costa y hace su vida sin que nadie los controle. También ayudaría a la integración que los trámites fueran más sencillos, como por ejemplo el papeleo para el NIE. Hay mucha gente que no se acerca a las oficinas municipales porque allí no hablan inglés y les parece todo muy difícil. Yo gestiono padrones y sé, porque lo veo, que la mayoría de británicos de Benidorm son clase trabajadora. Hay algún profesor, pero la mayoría tiene bajos niveles educativos y eso es una barrera. Por eso también hemos preparado guías de comportamiento con normas y leyes para que no se inventen sus historias o se informen por Facebook.

P.- ¿Cómo ve el futuro del turismo?
R.- Lo veo mal mientras no se apruebe un plan fuerte de acción. En Benidorm este año ha habido un tiroteo entre dos bandas, seguimos viendo prostitutas robando a los turistas noche tras noche, drogas en cada rincón… El turismo familiar se ha desplomado mientras la 'zona guiri' está siempre sucia, llena de meados y vómitos. Yo tengo que pasar por muchas calles con la boca tapada, es horrible. A mis nietos jamás los meto ahí ni los llevo a la playa porque no quiero que vean barbaridades. Si no nos volcamos todos en arreglar el problema del turismo salvaje, todo va a ir a peor.

Karen Maling Cowles (Brandon, Inglaterra, 1966) es presidenta de la Asociación de Comerciantes Británicos de Benidorm, una entidad que nace con el objetivo de intermediar entre la comunidad británica y la sociedad española en uno de los enclaves más conflictivos de todo el litoral. Su nombre ha aparecido repetidamente en prensa y televisión tanto en España como en Inglaterra en los últimos días a raíz del 'caso Tomek', en el que un grupo de turistas ingleses en viaje de despedida de soltero creyeron divertido pagarle a un vagabundo borracho 100 euros a cambio de dejarse tatuar el nombre y la dirección del novio en la frente. Maling Cowes pronto tomó la iniciativa para que la humillación no quedase impune. Y lo ha logrado. Ha recaudado miles de euros en una campaña de crowdfunding para que Tomek, un sin techo polaco, pueda borrarse el tatuaje de la frente e ingresar en una clínica de desintoxicación.

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