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Mas dinamita el ala dura de Convergència para formar un Gobierno a su medida
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LOS SOBERANISTAS SE QUEDAN SIN ÁREAS CLAVE

Mas dinamita el ala dura de Convergència para formar un Gobierno a su medida

Los duros de Convergència ya no tienen quien les quiera. O, al menos, no como ellos quieren que se les quiera. El líder de CiU, Artur

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Mas dinamita el ala dura de Convergència para formar un Gobierno a su medida

Los duros de Convergència ya no tienen quien les quiera. O, al menos, no como ellos quieren que se les quiera. El líder de CiU, Artur Mas, dinamitó el ala soberanista de su partido de un solo tajo. “En estos momentos, sólo confía en Josep Antoni Duran Lleida”, asegura a El Confidencial una fuente cercana al dirigente nacionalista. Nadie lo hubiese dicho hace unos años, cuando ambos ni siquiera se hablaban por teléfono. “Mas está haciendo su gobierno y sólo manda él, aunque escucha muy atentamente a Duran. De hecho, se han repartido áreas de influencia”, añade la misma fuente.

 

El abandono de David Madí, director de campaña y secretario ejecutivo de Comunicación y Estrategia, el círculo soberanista queda muy debilitado. Algunas voces apuntan a que Madí se fue precisamente porque no iba a tener ningún cargo especialmente relevante dentro del nuevo Gobierno. Aún así, el propio Mas se apresuró a decir que hubiera hecho lo imposible por retenerlo a su lado, incluso darle una consejería, pero no hubo ningún ofrecimiento en este sentido, según fuentes internas de Convergència.

Otra de las figuras destacadas del sector es el hasta ahora portavoz parlamentario, Oriol Pujol, que pasará a ser presidente del mismo. “La familia Pujol ya no manda en Convergència como antes”, ilustra a este diario un amigo de Oriol. De este modo, Mas también ha cortado de raíz la posibilidad de que obtuviese alguna consejería, como se había especulado en algunos círculos. “Oriol no ambicionaba ningún cargo en la Generalitat -añade la fuente anteriormente citada-. Su vista estaba fijada esta en el cargo de número dos del partido, es decir, en ser el primero en la línea sucesoria del propio Mas”.

Pero precisamente en ese puesto está Felip Puig, que también se distingue por sus impulsos soberanistas. “Puig quería la consejería de Política Territorial y Obras Públicas, pero Mas ya la ha reservado para el alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder. Lo que habrá que esperar es a ver si esto tiene consecuencias a medio plazo”, señalan fuentes internas de CDC a El Confidencial. La operación del sector duro era controlar el área de infraestructuras, que tiene un considerable peso económico y político dentro del Gobierno autonómico, incluso más que el área de Industria. Pero la intención del líder convergente era desterrar desde un principio la posibilidad de compartimentar la Generalitat en base al peso que las difertentes familias pudieran tener dentro de la coalición. Aún así, Unió Democràtica (UDC) se hará cargo de tres consejerías, que son las que le corresponden en virtud de los acuerdos que los dos partidos tienen firmados desde hace treinta años. Y eso es una de las cosas inamovibles: la cuota de los democristianos.

En un principio, para poder atraer a un independiente de peso -y preferiblemente del sector de la empresa- Mas había previsto incluso unificar Economía y Obras Públicas, con lo que crearía un macrodepartamento con una influencia decisiva. Esta idea parece haber sido ya desechada al tener ya una persona del partido, Recoder -con fama de poco problemático y buen gestor, por algo es el alcalde de la mayor ciudad catalana que gobierna CiU-, para Política Territorial y Obras Públicas. A Felip Puig, según diversas fuentes consultadas, le queda el hacerse cargo de otra consejería de menor proyección que la de Obras Públicas o diseñar su propio futuro al margen de la estructura de la Administración

En otras palabras, los principales valedores del sector duro de Convergència han sido descabalgados de los resortes del poder. “Con su estrategia, el futuro presidente no quedará rehén de grupos de presión internos y podrá tener un amplio margen de maniobra, tanto para tomar decisiones como para poder establecer pactos puntuales en cuanto a la gestión de la Generalitat durante toda la legislatura”, señala una fuente oficialista de CiU.

Los duros de Convergència ya no tienen quien les quiera. O, al menos, no como ellos quieren que se les quiera. El líder de CiU, Artur Mas, dinamitó el ala soberanista de su partido de un solo tajo. “En estos momentos, sólo confía en Josep Antoni Duran Lleida”, asegura a El Confidencial una fuente cercana al dirigente nacionalista. Nadie lo hubiese dicho hace unos años, cuando ambos ni siquiera se hablaban por teléfono. “Mas está haciendo su gobierno y sólo manda él, aunque escucha muy atentamente a Duran. De hecho, se han repartido áreas de influencia”, añade la misma fuente.

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