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El Gobierno cree que Juan Carlos I no ha sido rehabilitado por Zarzuela pese a sus nuevas visitas
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El Gobierno cree que Juan Carlos I no ha sido rehabilitado por Zarzuela pese a sus nuevas visitas

En el Ejecutivo de coalición interpretan que su ausencia en la jura de Leonor en el Congreso, el próximo 31 de octubre, es la prueba obvia de que se mantiene la política de aislamiento

Foto: El rey Juan Carlos navega en Sanxenxo para participar la regata que lleva su nombre. (EFE/Lavandeira Jr)
El rey Juan Carlos navega en Sanxenxo para participar la regata que lleva su nombre. (EFE/Lavandeira Jr)
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Juan Carlos I ha normalizado a lo largo de este año sus visitas a España. Este fin de semana se encuentra de nuevo en Sanxenxo (Pontevedra), su tercer viaje en 2023, para participar en la regata que lleva su nombre. Pero su rehabilitación pública, si llega a producirse, sigue igual de lejana, aunque aumente la frecuencia de sus viajes. El Gobierno no ve en estos retornos puntuales un gesto de distensión por parte de Felipe VI. Al contrario, consideran que Zarzuela le trata con la misma distancia porque su cercanía "no les favorece". Se pueden estar recobrando los lazos familiares, admiten en el Ejecutivo, pero no observan cambios en la política de aislamiento impulsada por la Casa del Rey para protegerse de los escándalos que han salpicado al anterior monarca.

No ha pasado desapercibida la decisión de que no acuda al acto institucional el 31 de octubre en el Congreso, en el que la princesa Leonor jurará la Constitución con motivo de su mayoría de edad. Su ausencia es muy "relevante", explican, en términos de simbología de la institución. Aunque después el emérito haya sido invitado a la celebración de carácter privado, con el resto de familiares de los reyes.

Foto: El rey Felipe VI saluda mientras preside la entrega de reales despachos a los nuevos oficiales de la Armada en la Escuela Naval Militar. (EFE/Lavandeira Jr.)

Solo es necesario recuperar las imágenes del mismo acto, hace 37 años, con Felipe VI de protagonista, para encontrar en ellas a "su Alteza Real el Conde de Barcelona", sentado al lado de las infantas Elena y Cristina. Don Juan de Borbón acompañó en todo momento a la Familia Real y tuvo un lugar muy visible en la ceremonia. Juan Carlos I, a pesar de haber sido rey, no podrá disfrutar de ese día por los comportamientos poco ejemplares que jalonan su trayectoria. El Gobierno asegura que "no ha intervenido" en nada. Pero ven claro que "su presencia a Felipe VI no le viene bien". Por eso no consideran que haya avances en la recuperación pública del anterior monarca, aunque venga cada vez más a España.

Sí es cierto que ha cesado el ruido en torno a estos viajes. Después del primero, muy mediático, con el emérito en actitudes poco discretas, los siguientes, cuatro con el de este fin de semana, están resultando muy distintos. En mayo de 2022, Juan Carlos I volvió a pisar España, una vez que la Fiscalía del Tribunal Supremo cerró todas las investigaciones contra él sobre su fortuna oculta, protegido por la inviolabilidad real que establece la Constitución. Habían pasado 21 meses desde su marcha a Abu Dabi, forzado por la Casa del Rey, con la anuencia del Gobierno, para tratar de reducir el desgaste que los sucesivos escándalos provocaban a la Corona.

Rapapolvo del Gobierno y la Zarzuela

Su vuelta fue objeto de arduas negociaciones que derivaron en un pacto. Podía regresar, pero no fijar su residencia, y sus visitas no supondrían un gasto adicional y se desarrollarían con la "mayor privacidad posible". Este punto no se cumplió y el anterior monarca se dio un baño de masas en su primer viaje a Galicia. Antes de regresar estuvo en la Zarzuela, donde mantuvo un "un tiempo amplio de conversación" con Felipe VI sobre "distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española", que fue el modo diplomático de expresar que había sido llamado al orden y se le había reiterado su compromiso de "privacidad".

El Gobierno también estalló y lo hizo públicamente, sin ningún tipo de reserva. Se le afeó que "perdiera la oportunidad" de dar explicaciones a los españoles que "creyeron en su trabajo" y en él y se "han visto defraudados" por sus "acciones y actos nada éticos y ejemplares". Y se recordó que en su retorno "debía trabajar para facilitar el trabajo de Felipe V", algo que consideraban que no había hecho al convertir ese primer regreso en todo un espectáculo.

Pero, a partir del segundo viaje, en abril de este año, la actitud del Ejecutivo cambió totalmente y bastante seguros de que el comportamiento de Juan Carlos I fuera distinto, han esquivado las críticas. Lo cierto es que todas las siguientes visitas han sido mucho más discretas y en el Gobierno ya no muestran ningún tipo de inquietud por sus breves estancias en España para participar siempre en regatas de vela. Son muy conscientes de las dificultades de Felipe VI para mantenerlo a raya porque, destacan, el anterior Rey es una persona muy "peculiar", que ha hecho siempre lo que le ha dado la gana, pero opinan que, al margen de actos más familiares o íntimos, no levanta el cordón sanitario para que siga alejado y con residencia fija en Abu Dabi.

Juan Carlos I ha normalizado a lo largo de este año sus visitas a España. Este fin de semana se encuentra de nuevo en Sanxenxo (Pontevedra), su tercer viaje en 2023, para participar en la regata que lleva su nombre. Pero su rehabilitación pública, si llega a producirse, sigue igual de lejana, aunque aumente la frecuencia de sus viajes. El Gobierno no ve en estos retornos puntuales un gesto de distensión por parte de Felipe VI. Al contrario, consideran que Zarzuela le trata con la misma distancia porque su cercanía "no les favorece". Se pueden estar recobrando los lazos familiares, admiten en el Ejecutivo, pero no observan cambios en la política de aislamiento impulsada por la Casa del Rey para protegerse de los escándalos que han salpicado al anterior monarca.

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