"Me siento tan española que no tengo inseguridad para explicar por qué soy negra"

Athenea Pérez nos atiende desde el asiento de copiloto de un coche de camino a su ciudad natal: Murcia. Se acaba de comer un bocadillo de pechuga de pollo y dice ir “de arriba para abajo” desde que ganó el certamen para representar a España en Miss Universo el pasado 1 de julio en Tenerife. Cuando saltó la noticia, las redes se inundaron de comentarios racistas, de usuarios sorprendidos o divertidos porque la representante española fuera una persona racializada. “Parece del Congo”, dijo uno. "Está más indicada para ser Miss Marruecos", dijo otro.

PREGUNTA. Athenea, ¿qué pone en tu DNI?

RESPUESTA. Española nacida en Murcia.

Esta joven de 27 años es hija de un murciano y una inmigrante de Guinea Ecuatorial nacionalizada española. Hasta ahora, dice, nunca había vivido ningún episodio desagradable de discriminación por su aspecto. Algún comentario que otro, pero nada reseñable que afectarse su día a día. Fue la primera niña negra del colegio, pero también la delegada de la clase, la que se inventaba los bailes de fin de curso y la capitana del equipo de fútbol de las chicas.

“Mi madre consiguió inculcarme que los comentarios racistas no me tenían que afectar. Me enseñó que era algo que no iba a poder cambiar, y la verdad es que no sé cómo lo hizo”, explica. Su progenitora nació en una antigua provincia española: Guinea Ecuatorial. “Ella sí lo ha sufrido [el racismo] más que yo, porque su tez es más oscura”, explica la Miss. El país africano se independizó de España en 1968, hace apenas 55 años. Athenea insiste en que su vida ha sido maravillosa en España y que su “Murcia querida” es donde quiere vivir.

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R. R.

Fue hace dos semanas cuando empezó a recibir comentarios discriminatorios, sobre todo en redes sociales. Una cascada de insultos tras conseguir la victoria en el certamen, un aluvión de abucheos racistas. La gente no relacionaba su aspecto con su identidad murciana. Ella dice que siente la responsabilidad de dar la cara. "No me afecta, pero sí me da rabia. No quiero que mi prima pequeña y demás gente joven se sientan indefensas", comenta.

Lo de Athenea es solo una representación más de la extranjerización de las personas racializadas y con nacionalidad española, un proceso incipiente en nuestro país y más avanzado en otras latitudes. En más de una ocasión a ella le han hecho la clásica pregunta de: "¿Pero de dónde son tus padres?". Algo que a ella, lejos de molestarle, le enorgullece. "Me siento tan española que no tengo ninguna inseguridad para explicar por qué soy negra", explica. Y lo es porque su madre llegó a Murcia a los 18 años para estudiar. "Esto lo comento con mis amigos un montón. Cuando vivía en Estados Unidos, yo también le preguntaba a la gente negra de dónde era", relata. Cuando los afroamericanos le contestaban que eran californianos, se llevaba una decepción. "Quería saber sus orígenes. Los míos son de Guinea Ecuatorial y es algo que llevo por bandera". En cualquier caso, la joven se pregunta cuáles son exactamente los rasgos murcianos y españoles. "¡En la Península había árabes!", destaca.

¿Cuánto se tardará en normalizar que una persona represente a España aunque tenga rasgos físicos más típicos de otras latitudes? Fue a finales de la década de los 80 cuando se intensificó el flujo de inmigrantes en España. A partir de 1997, la cosa fue in crescendo. Desde entonces han pasado 26 años y ya hay muchas comunidades con segundas y terceras generaciones nacidas en España. “Siempre se les va a ver como extranjeros por no cumplir el canon de hegemonía española. ¿Qué rasgos hay que tener entonces para ser español?”, ironiza Marita Zambrana, de SOS Racismo. Athenea es un ejemplo claro de esa segunda generación que se siente totalmente española.

Toda esta retahíla de insultos y comentaros despectivos "forman parte del neorracismo" opina Paco Solans, abogado especializado en extranjería y experto en la materia. Este concepto básicamente consiste en la discriminación racial de siempre, pero con nuevos argumentos. “El racismo clásico se vio desautorizado cuando la ciencia desmontó la teoría de las razas”, dice. Se refiere al conocido como racismo biológico, que trataba de justificar estos discursos con datos pseudocientíficos sobre la inferioridad evolutiva de los negros. El declive de estos rumores culminó en torno a la década de los cincuenta del siglo pasado. Ahora, la mera cuestión de la raza ya no cuela, por lo que se han desarrollado nuevas líneas de argumentación para decir lo mismo de siempre. “El discurso de hoy se basa en lo cultural, lo religioso e identitario”, matiza.

Sobre si España es o no racista se lleva hablando meses con cierta intensidad. Especialmente a raíz del caso de Vinícius, jugador del Real Madrid al que coreaban “mono” desde la grada del estadio. Entonces, la mitad del país se echaba las manos a la cabeza, sorprendidos de que este tipo de cosas sigan pasando, y otros tantos mantenían que España de racista no tiene nada, sino todo lo contrario. “En España también hubo esclavitud negra y esa gente no desapareció. Simplemente, no se habla de ella, nunca”, recuerda Zambrana.

Athenea Pérez, por cierto, subraya que nunca ha dicho que España sea un país racista: "Yo no he dicho eso. He tenido una vida genial, pero siempre hay algún caso. Hay cosas que no se pueden negar. Cuando iba al colegio, empezaron a llegar niños marroquíes y chinos. Recuerdo que yo hacía de justiciera porque algún comentario les caía".