¿Por qué se lleva el tradicional pañuelo rojo en San Fermín?

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Una de las fiestas nacionales más esperadas del año ya está aquí. Este San Fermín 2023 promete una experiencia llena de música, alegría y fiesta, en la que las calles de Pamplona se verán abarrotadas de asistentes venidos de distintas partes del mundo hasta el próximo 14 de julio. La mayoría de ellos harán gala del tradicional conjunto formado por el atuendo blanco acompañado del clásico pañuelo rojo, al que coloquialmente se le conoce como el pañuelico.

Ya sea sobre el cuello o atado a la cintura, es un complemento que no puede faltar en la capital navarra en estas fechas tan señaladas, siendo una parte indispensable de la vestimenta típica en la ciudad por estas fechas. Es una tradición que se lleva perpetuando desde hace casi cien años, con la fundación de la peña La Veleta. Esta comunidad de gente obrera, que se juntó por primera vez 1931, se decantó por la combinación de blanco y rojo para marcar la diferencia entre el resto de peñas.

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No obstante, el origen del pañuelo rojo siempre es ambiguo. De hecho, a día de hoy, no se conoce con exactitud la razón por la que se utiliza y son varias las teorías que se barajan sobre su procedencia. La más aceptada es que el pañuelo es un símbolo en conmemoración del santo Fermín de Amiens, al que se le atribuye el rojo por su martirio al morir por decapitación en esa misma localidad francesa durante el siglo III, en representación de la sangre vertida el día de su condena.

Diferentes teorías

Otras versiones apuntan a que el color es una influencia directa de unos músicos populares de la cultura vasco-navarra originarios de Biarritz conocidos como txistularis. A su vez, también se piensa que los bailarines de jota que actuaban en Pamplona, concretamente en el Teatro Gayarre durante los años 30, tuvieron algo que ver. Otro extendido rumor es que hay cierta huella de los antiguos pelotaris en la popular vestimenta.

Una de las ideas más compartidas entre la población pamplonesa es que simplemente es un modo de destacar frente al resto de peñas, que utilizan pañuelos de distintos colores, como el verde de La Única o el azul de la Jarana y el Txako, además de ir acompañado con el bordado del escudo de Navarra o el santo que da nombre a la festividad.

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Independientemente de su origen, el pañuelo rojo se ha convertido ya en un signo inamovible de San Fermin, que ha dado comienzo con el popular Chupinazo y que se alargará durante ocho días hasta la ocasión de decirle adiós hasta el año siguiente con el Pobre de mí. Será ese el momento de atar la prenda en las verjas de la iglesia de San Lorenzo, como marca la tradición.