De 20.000 a 2.000 euros: la acción del club de tenis más señero de Madrid se desploma

Hace 12 años, la acción del Club de Tenis Chamartín rozaba los 20.000 euros. Los dueños de una acción podían venderla, por lo tanto, a ese precio, que era el que estaba dispuesto a pagar una persona por hacerse socio propietario de una parte de la entidad. Ahora, la acción apenas cuesta 2.000 euros. Así lo pone de manifiesto un grupo de accionistas del complejo molestos con la gestión del mismo.

El director del club, Ignacio Pérez, explica que en 2007 la cúpula directiva de entonces aprobó una norma que obliga a vender la acción a ese precio, pero que éste no se correspondía con la realidad. Hubo apenas una docena de títulos que los propietarios adquirieron a ese valor, defiende el responsable de la sociedad deportiva, que lleva 11 años al frente de la misma. "Lo habitual es que la acción oscile entre 3.000 y 4.000 euros", asegura Pérez, que saca pecho porque durante su gestión ha habido 1.500 nuevos socios. Cada uno de ellos abona en torno a 800 euros al año a modo de cuota, afirma.

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Sin embargo, ha descendido considerablemente el número de abonados, una figura que no conlleva propiedad y que permite el uso de las instalaciones limitado a unos días y horas. Este descenso -además de la caída del valor de la acción- es otra de las cosas que echa en cara a la actual cúpula del club un grupo de socios descontentos con la gestión. Pérez, sin embargo, entiende que "la figura del abonado no interesa tanto a la entidad".

Prefiere defender que bajo su mandato ha logrado incrementar el número de socios propietarios activos, los que pagan cuota. Había unos 800 socios que no abonaban, cambiamos los estatutos para obligarles a hacerlo y de ese modo conseguimos que vendieran su acción a personas que sí estaban dispuestas a hacerse cargo del pago anual. Actualmente, defiende, hay apenas 250 títulos que no pagan la cuota.

Lo que más critica el sector de socios díscolo, sin embargo, no es tanto este descenso del precio de la acción o del número de abonados como la falta de transparencia que según ellos existe en torno a las escuelas de tenis. Aseguran que no hay datos públicos sobre el número de alumnos que estas tienen a pesar de que los han solicitado, que muchos de ellos no son socios y que acceden a las instalaciones sin control y luego se quedan todo el día a disfrutar del resto de servicios. En este punto, Pérez niega la mayor.

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Explica que el club cuenta con escuelas de pádel, natación, fitness y tenis, pero que solo esta última abre sus clases a alumnos que no son socios del Chamartín. Con la crisis, asegura, hubo muchas escuelas de tenis que cerraron. "Nosotros tampoco teníamos niños suficientes para completar los grupos, por lo que decidimos complementar con no socios, pero el número de externos está limitado a 160 y solo pueden entrar media hora antes de la clase y tienen la obligación de salir como muy tarde media hora después de la sesión", detalla el director, que afirma que la escuela tiene más de 600 alumnos y que la iniciativa de abrir a no socios ha permitido que muchos de ellos se interesen por incorporarse. "Más del 70% de los nuevos socios viene de las familias de estos niños", apunta.

La falta de transparencia de la empresa que se hace cargo de la escuela también es una crítica que hacen los socios díscolos. El Confidencial se ha puesto en contacto con Alantenis, la mercantil responsable, pero esta no ha respondido. Según el Registro Mercantil, la sociedad está en pérdidas desde 2015, aunque estas se han reducido considerablemente. De los casi 55.000 euros de resultado negativo que arrojó ese año ha pasado a los apenas 3.200 euros que ofreció en 2018. La empresa fue constituida en 2005 y ya en ese momento el Registro Mercantil destaca su "incapacidad para generar efectivo de su actividad ordinaria".