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La 'obra maldita' de Enciso: 25 años de obras y 40 segundos para evacuar el pueblo
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las casas están a 500 metros del muro

La 'obra maldita' de Enciso: 25 años de obras y 40 segundos para evacuar el pueblo

Los vecinos de este pueblo riojano temen que un temblor de tierra como los registrados el año pasado afecte al muro de hormigón que acaban de construir a 500 metros de sus casas

El alcalde Ricardo Ochoa todavía se sorprende al abrir la ventana de su dormitorio y toparse con un muro gris de 103 metros. "No me acostumbro, es que no me acostumbro". Al otro lado del paredón de 1.700.000 toneladas se ha empezado a almacenar ya el agua del Río Cidacos y los vecinos de Enciso (178 habitantes al sur de La Rioja) están cada vez más inquietos. Sus casas se encuentran a escasos 500 metros del hormigón, en lo profundo del valle. Tan cerca del agua (46 hectómetros cúbicos de capacidad) que, en caso de accidente, tendrían menos de un minuto para ponerse a salvo. "Si ocurre una desgracia, tendríamos unos 40 segundos para evacuar. No merece la pena ni salir de casa", se queja el concejal Ernesto Domínguez.

La presa empezó a principios de mes la "fase de carga", dejando atrás una historia maldita: un inconcebible historial de retrasos, contratiempos y accidentes. Se licitó en 1993, pero no se adjudicó hasta 1997. Luego hubo problemas con el material de la cantera, con los sobrecostes... y hasta 2008 no dieron comienzo los trabajos, que después se suspendieron por la crisis, los recortes presupuestarios y los desacuerdos políticos. Al final, ha costado más de 100 millones de euros —las obras las ha terminado una UTE formada por ACS y FCC— y la vida de dos personas: un encofrador ucraniano que falleció al precipitarse desde 40 metros en 2017 y un camionero que se salió de la carretera en 2014, mientras transportaba agua para la mezcla.

placeholder El alcalde de Enciso, frente a la presa. (E.T.)
El alcalde de Enciso, frente a la presa. (E.T.)

Los vecinos de Enciso, pegados a la provincia de Soria, recuerdan un poco a las películas de José Luis Cuerda. Apabullan con su léxico académico sobre dos temas en concreto: paleontología e ingeniería civil. Lo primero, que hablen con soltura de teurópodos y saurópodos, se explica porque el pueblo está construido sobre la mayor concentración de huellas de dinosaurio de Europa. Lo segundo tiene que ver con la construcción del "monstruo", como llaman al muro. Algunos vecinos han trabajado durante años en las obras y el resto se han ido acostumbrado a analizarlas a poca distancia. En los últimos tiempos, observando cómo gana terreno la sombra que proyecta la pared por las tardes. Y una pequeña pedanía a la que se iba de excursión los domingos por la tarde, Ruedas de Enciso, ha quedado al otro lado del muro... bajo el agua.

El alcalde Ochoa ha viajado varias veces a Madrid, La Rioja y Zaragoza para elevar su mayor preocupación: que se produzca un deslizamiento de tierra en la ladera del valle cuando la presa esté llena. "No es una cosa que se me haya ocurrido a mí. En esta zona hay actividad sísmica y hemos tenido dos pequeños terremotos últimamente. Los movimientos de tierra son frecuentes en el valle. Si cae un alud a la presa, se puede generar una ola que rebase el muro y arrase el pueblo". Esta teoría está respaldada por estudios técnicos avalados por un profesor de geodinámica interna de la Universidad de Zaragoza, Antonio Casas, a quien las autoridades regionales han tildado de alarmista.

En 1817 hubo un terremoto gordo y las iglesias de la zona tienen grietas de arriba a abajo. Y en 1961 hubo otro parecido

"Esta presa es una caricatura", dispara Casas. "Yo estaría preocupado, pero no solo en Enciso, sino también en Arnedillo —otro pueblo del valle a pocos kilómetros—, donde la situación es mucho más grave porque los daños provocados serían aún mayores y viven 500 personas. Sus casas quedarían destruidas por completo", dice. Insiste en que la zona presenta una actividad sísmica que no se tuvo en cuenta a la hora de levantar el muro. "En 1817 hubo un terremoto gordo y las iglesias de la zona tienen grietas de arriba a abajo. En 1961 hubo otro. Hasta 2012, el Instituto Geográfico Nacional decía que no hacía falta hacer estudios sismográficos zonas con este grado, pero eso cambió y aquí no se ha hecho nada porque el proyecto es de los años 90", dice.

placeholder El alcalde, mirando la presa desde su casa. (E.T.)
El alcalde, mirando la presa desde su casa. (E.T.)

Casas le ve varios problemas a la presa y sus palabras han calado en la comarca: "Se podría producir un deslizamiento a lo largo del vaso como el que está ocurriendo ahora aguas arriba. Además, los estratos están inclinados hacia el embalse, que está en la peor situación posible, a punto de caerse. Cualquier cambio en las condiciones podría provocar una caída de tierras. Tampoco se descarta que haya problemas con la cimentación en roca en caso de terremoto. Y la acumulación de agua a veces provoca lo que se llama sismicidad inducida. Es decir: que se intensifique la actividad sísmica. La presa no está preparada en absoluto para eso, algo que han reconocido los propios técnicos", insiste.

Estábamos hablándolo y una niña se puso a llorar, decía que la presa estaba a punto de caer, que teníamos que marcharnos corriendo

Los vecinos de Enciso conjugan las teorías de Casas con la experiencia de los últimos meses, en los que se han sentido un par de temblores en el pueblo. Algunos están realmente preocupados. "El otro día estábamos reunidos, hablándolo, y una niña se puso a llorar, decía que la presa estaba a punto de caer, que teníamos que marcharnos corriendo. Al final te quita el sueño. Tampoco creemos que se vaya a venir abajo solo el muro, pero si la tierra se mueve, si hay un deslizamiento y el agua rebasa… Los propios ingenieros dicen que 100% seguro no hay nada", dice Isabel Garrido, otro de los cinco concejales del pueblo. "El problema es que vemos el muro todos los días. Los de Arnedillo quizá tienen el mismo riesgo, pero psicológicamente no es lo mismo", lamenta Domínguez.

Nada de lo que preocuparse

El ministerio, así como las autoridades regionales y provinciales, insisten en que la obra cumple todos los protocolos y transmiten que no hay de qué preocuparse. Para tranquilizar a la población, se acaba de licitar además un sistema de detección sísmica, con sensores repartidos por la infraestructura, para minimizar riesgos. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHER), responsable última de la presa, asegura mediante un cuestionario por correo electrónico que "la cercanía de la población aguas abajo es un criterio que se tiene en cuenta en los Planes de Emergencia, donde se relata la forma de proceder".

placeholder La presa vista desde la escuela del pueblo. (E.T.)
La presa vista desde la escuela del pueblo. (E.T.)

El documento, de más de 50 páginas, aborda todos los escenarios posibles y la idea se ha ido reforzando en reuniones informativas, trípticos repartidos entre los alcaldes y un estudio de emergencias específico para cada pueblo al que se ha comprometido el gobierno de La Rioja tras las protestas protagonizadas por los vecinos de Enciso. A principios de mes, coincidiendo con una visita oficial a la que acudieron autoridades políticas y periodistas, llenaron la localidad de pancartas y decoraron con flotadores las ventanas, generando un debate a nivel autonómico en los últimos días.

placeholder [Pinche aquí para ver el tríptico ]
[Pinche aquí para ver el tríptico ]

"Vinieron hasta con los antidisturbios, por si acaso. Ya ves tú. Han tenido más de 20 años para explicárnoslo bien y ahora lo hacen todo deprisa y corriendo. No es solo cosa de Enciso. En total son cuatro pueblos directamente afectados. También indigna que en su día se prometieron inversiones de más de nueve millones de euros y ahora de eso no se acuerda nadie. No hemos visto ni un euro", protestan.

Desde la CHER subrayan que "como en todas las presas, aquí se cumplen los criterios de seguridad". Frente al temor a deslizamientos que desborden el caudal, explican que "siempre que hay un talud natural o un desmonte artificial existe la posibilidad de que se produzcan mayores o menores movimientos, no solo en zonas que están en contacto con el embalse sino en cualquier actuación u obra pública". Pero en los embalses, concretan, "existe siempre un volumen sin utilizar, llamado resguardo. En principio, el resguardo existente, incluso en el nivel máximo del agua, sería capaz de absorber esos volúmenes de tierra potencialmente movilizables para que no se produjeran problemas".

La Confederación Hidrográfica del Ebro dice que la presa está preparada para cualquier escenario y que los vecinos no tienen motivos para preocuparse

Y remiten al plan de emergencia. "Ese plan define una serie de escenarios de creciente gravedad. Hasta llegar al escenario más grave, se habrían tomado en escenarios anteriores las medidas de evacuación que fueran convenientes por parte de los máximos responsables de Protección Civil. Es decir, que las poblaciones aguas abajo de la presa deben saber que los servicios competentes habrían activado con anterioridad los recursos para una evacuación segura, tal y como pasaría con cualquier desastre natural".

Paradójicamente, la presa de Enciso fue durante décadas una reivindicación de la población del valle. Campesinos e industria textil pedían hace más de un siglo una gran infraestructura que les ayudase a controlar las aguas del Cidacos en su beneficio, para regar los campos y mover las aspas de los molinos. Hay propuestas formales a principios del siglo pasado y durante la Segunda República se llegó a plantear un proyecto concreto, que quedó abandonado con la Guerra. Hoy el pueblo vive del turismo, la ganadería extensiva... y las pensiones de los jubilados. "Aquí ya no quiere nadie ese muro de hormigón, que es un horror. Nuestros abuelos crecieron con la esperanza de que lo levantasen, pero ahora que lo han hecho ya no lo quiere nadie".

placeholder Vecinos de Enciso observando las obras. (E.T.)
Vecinos de Enciso observando las obras. (E.T.)

El alcalde Ricardo Ochoa todavía se sorprende al abrir la ventana de su dormitorio y toparse con un muro gris de 103 metros. "No me acostumbro, es que no me acostumbro". Al otro lado del paredón de 1.700.000 toneladas se ha empezado a almacenar ya el agua del Río Cidacos y los vecinos de Enciso (178 habitantes al sur de La Rioja) están cada vez más inquietos. Sus casas se encuentran a escasos 500 metros del hormigón, en lo profundo del valle. Tan cerca del agua (46 hectómetros cúbicos de capacidad) que, en caso de accidente, tendrían menos de un minuto para ponerse a salvo. "Si ocurre una desgracia, tendríamos unos 40 segundos para evacuar. No merece la pena ni salir de casa", se queja el concejal Ernesto Domínguez.

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