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Calles levantadas sobre arroyos: las riadas arrasan el urbanismo más salvaje
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son un agujero para las arcas públicas

Calles levantadas sobre arroyos: las riadas arrasan el urbanismo más salvaje

Hasta 45.000 edificaciones se levantan en zonas inundables en España, exponiendo a sus inquilinos a un enorme peligro. Muchas son urbanizaciones construidas de forma ilegal

Foto: (EFE)
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Cada verano, la misma desgracia. De repente, un arroyo se desborda y lo arrasa todo a su paso. Los contenedores de basura son los primeros en caer, luego corre el mobiliario calle abajo, en ocasiones también los coches y en última instancia, por suerte muy pocas veces, corren las vidas humanas. En cuanto regresa la calma surge la conmoción. ¿Cómo un arroyo tan pequeño pudo convertirse en un tsunami? La respuesta casi siempre hay que buscarla en la acción humana, con sus canalizaciones insuficientes que cruzan pueblos y urbanizaciones y su nulo mantenimiento. Ayuntamientos y confederaciones hidrográficas que un día decidieron construir sobre un arroyo potencialmente inundable y nunca tomaron medidas para evitar un desastre.

La histórica riada de Cebolla desata el pánico entre sus vecinos

En España hay al menos 45.000 construcciones, sobre todo viviendas y 'campings', levantadas en cauces de ríos, torrentes, ramblas o arroyos, zonas con un "alto riesgo de inundación", según estima Ecologistas en Acción. Son 5.000 edificaciones más que las 40.000 señaladas en el año 2000, lo que demuestra que el afán urbanizador no se arruga ante el peligro.

Lo ocurrido en el pueblo de Cebolla este fin de semana entra de lleno en esta categoría de desgracia evitable. Los vídeos de la riada eran espectaculares. Por la calle Real bajaban contenedores, vallas de obra, coches, los camiones de los feriantes que servían comida, hasta una mujer que tras 10 minutos aferrada a una ventana se dejó caer y fue arrastrada por la corriente, con la enorme fortuna de ir a parar a una farmacia donde fue rescatada en lugar de calle abajo, donde seguramente se hubiera ahogado.

A pesar de todo, el agua no hizo más que bajar por su cauce natural, el arroyo Sangüesa, que transcurre bajo la misma calle principal del pueblo. Si se llegó a desbordar como un tsunami fue sencillamente porque a su paso por Cebolla el arroyo se reduce a una canalización de 90x110 centímetros que debe absorber el agua procedente de las tierras altas de varios campos y municipios, un cauce estrecho y soterrado que para colmo estaba totalmente obstruido por ramas y escombros acumulados durante años.

“Hemos pedido repetidamente permiso a la Confederación Hidrográfica del Tajo para acondicionar la canalización dentro del municipio. Llegamos a presupuestar la mejora en 1,1 millones, pero la confederación es un organismo muy poco ágil y ahora ya es tarde", explica Silvia Díaz, alcaldesa de Cebolla, con el rostro visiblemente agotado tras varios días sin dormir. Los ayuntamientos son responsables de las canalizaciones de agua dentro de un nucleo urbano, pero son las distintas confederaciones hidrográficas quienes deben aprobar cualquier operación.

"Cebolla se encuentra en mitad de una zona inundable, es la realidad, pero no se debe a ninguna negligencia del ayuntamiento. Hace siglos, las casas se construían junto a los arroyos y el pueblo ha ido creciendo de forma natural, igual que ha ocurrido en muchos otros lugares. Ahora los geólogos proponen ampliar la canalización a 120x135 centímetros, que aunque parece poco da cabida a muchísimo caudal. La opción de desviar el cauce por fuera de las casas sería muy compleja", resume la alcaldesa.

placeholder Trabajos de desescombro en Cebolla tres días después de la inundación. (D. B.)
Trabajos de desescombro en Cebolla tres días después de la inundación. (D. B.)
placeholder Canalización del arroyo Sangüesa antes de entrar al núcleo urbano de Cebolla. (D. B.)
Canalización del arroyo Sangüesa antes de entrar al núcleo urbano de Cebolla. (D. B.)

Desde Ecologistas en Acción, advierten de que las inundaciones son una ruleta rusa. Es poco probable que salga tu número, pero siempre le sale el número a alguien. A veces, la desgracia es terrible, como en el infausto 'camping' Las Nieves de Biescas, donde murieron 87 personas en el año 1996. El 'camping' estaba situado justo en un cono de deyección del río Gállego. O antes en Valdepeñas, en 1979, cuando una antigua torrentera seca se convirtió en un monstruo tras cuatro horas de intensas lluvias que se llevó 21 vidas.

Los desarrollos urbanísticos hechos en zona inundable vulneran la ley y muchos propietarios ni siquiera son conscientes de ello

"No se puede saber ni dónde, ni cuándo ni cuánto va a llover con una antelación superior a una semana, pero siempre se sabe por dónde va a correr el agua, y ahí es donde hay que actuar", indica Santiago Martín, portavoz de la agrupación ecologista, a EFE. Martín señala el meollo de toda esta cuestión: los desarrollos urbanísticos hechos en zona inundable vulnerando la ley, muchas veces sin que los propietarios sean conscientes de ello. "Para los políticos, sean del partido que sean, inaugurar edificios está muy bien, pero derribar viviendas construidas en zonas de riesgo..., eso ya no gusta tanto". Y sentencia: "En España siempre se ha pensado que el principal negocio es la construcción, pero nunca se ha tenido en cuenta que el suelo es finito".

placeholder Vivienda precintada tras la riada de Cebolla. (D. B.)
Vivienda precintada tras la riada de Cebolla. (D. B.)

Quién paga los destrozos

Cebolla continúa en estado de 'shock' y hay un equipo de psicólogos tratando varios cuadros de ansiedad. En las casas y comercios afectados los vecinos hacen recuento de los daños y limpian toneladas de lodo. La peor parte se la llevó una de las dos farmacias del centro, que quedó absolutamente arrasada. Calle abajo, docenas de viviendas vieron cómo el agua y el lodo entraban hasta las cocinas en alturas de hasta un metro.

"No sé quién me va a pagar todo esto, no lo tengo asegurado. Con 800 euros de pensión, un seguro es un lujo", resopla Demetrio frente a su portal mientras trata de recuperar una puerta aplastada. Su tragedia económica es compartida por varios vecinos. Otros sí tienen sus pertenencias aseguradas, pero ahora la duda es saber si las compañías aseguradoras se harán cargo de los destrozos ocasionados en casas levantadas en zona inundable, un detalle que las compañías pueden fácilmente aducir para escurrir el bulto.

Hablan los heridos de la riada de Cebolla (Toledo)

En Europa, sin ir más lejos, las compañías no aseguran edificaciones levantadas en suelo inundable u obligan a especificarlo en el contrato. Según expertos del sector consultados, si las compañías empiezan a argumentar riada tras riada que los bienes fueron asegurados sin ser informadas de que se encuentran en zonas inundables, podrían empezar a desentenderse de los destrozos y generar un agujero enorme en las arcas públicas.

placeholder Dos empleadas limpian lo que queda de la farmacia principal de Cebolla. (D. B.)
Dos empleadas limpian lo que queda de la farmacia principal de Cebolla. (D. B.)

"Quizás el primer paso para terminar con la construcción de edificios en zonas inundables sea que las aseguradoras se nieguen a asegurar en esos lugares. Eso pararía el afán urbanizador de las constructoras y de algunos ayuntamientos", señala el Colegio Oficial de Geólogos. "Es urgente revisar las zonas de riesgo que están urbanizadas, hay que marcarlas en rojo e informar a los afectados de que están viviendo en un lugar potencialmente inundable. Igual que la gente ha de saber si vive en un lugar con gas radón, también ha de saber esto, porque las grandes riadas y las inundaciones repentinas van a ir a más en los próximos años. Va a haber peores desgracias y más frecuentes", advierte el organismo.

Entre las causas, se encuentran el cambio climático, que combina largos periodos de sequía con lluvias torrenciales, la desertización, que elimina las barreras naturales y erosiona el suelo, y el citado descontrol urbanístico. "Necesitamos un plan integral de gestión del agua que supere la gestión de las distintas confederaciones hidrográficas. En España no existe una política adecuada en ese aspecto, y es fundamental. Sabemos que cada cierto número de años llega esa gran tormenta y hay que tener medios para afrontarla", reclama el colegio.

placeholder Vecinos de Cebolla contemplan los trabajos de limpieza en la calle Real. (D. B.)
Vecinos de Cebolla contemplan los trabajos de limpieza en la calle Real. (D. B.)

En Cebolla ya se han apresurado a solicitar ayuda económica para afrontar la reconstrucción. "Hemos tenido mucho apoyo de la Diputación de Toledo y de la Junta de Castilla-La Mancha, en ese aspecto estamos tranquilos", confirma la alcaldesa. "Ahora lo urgente es hacer algo, que la gente vea que hemos mejorado la canalización y pueda dormir tranquila. Porque si no, en cuanto caiga un aguacero, los vecinos van a volver a pasar muchísimo miedo".

Cada verano, la misma desgracia. De repente, un arroyo se desborda y lo arrasa todo a su paso. Los contenedores de basura son los primeros en caer, luego corre el mobiliario calle abajo, en ocasiones también los coches y en última instancia, por suerte muy pocas veces, corren las vidas humanas. En cuanto regresa la calma surge la conmoción. ¿Cómo un arroyo tan pequeño pudo convertirse en un tsunami? La respuesta casi siempre hay que buscarla en la acción humana, con sus canalizaciones insuficientes que cruzan pueblos y urbanizaciones y su nulo mantenimiento. Ayuntamientos y confederaciones hidrográficas que un día decidieron construir sobre un arroyo potencialmente inundable y nunca tomaron medidas para evitar un desastre.

Inundaciones Confederación Hidrográfica del Tajo
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