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España tiene un problema: el 40% de los muertos de tráfico consumió droga o alcohol
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el 10% de los conductores da positivo

España tiene un problema: el 40% de los muertos de tráfico consumió droga o alcohol

La cocaína provoca más siniestros mortales que el resto de narcóticos, pero el cannabis es la sustancia más detectada: dos de cada tres positivos son por marihuana

Foto: Accidente del pasado 20 de octubre en Coruña. (EFE)
Accidente del pasado 20 de octubre en Coruña. (EFE)

"Tenemos un problema con el alcohol y la droga en la conducción". Así de contundente se expresó ayer el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, durante la presentación del balance de siniestralidad vial, que reveló un incremento del número de fallecidos en carretera en 2016 y puso de relevancia el elevado consumo de sustancias estupefacientes que registran los conductores españoles. En especial, los muertos en accidente.

Tras 13 años se rompe la tendencia a la baja de muertos en carretera

Según el subdirector adjunto de Investigación de la Dirección General de Tráfico (DGT), Juan Carlos Luque, "en torno al 40% de los conductores fallecidos en la carretera presentaban sustancias psicoactivas (alcohol o drogas) en su organismo en el momento de su muerte". Es lo que revelan las autopsias que por ley realiza el Instituto Anatómico Forense a todos los que pierden la vida de forma traumática, como es un accidente de tráfico.

Se trata de un porcentaje similar al detectado por la Guardia Civil en los controles selectivos que llevan a cabo los agentes de la Agrupación de Tráfico. En 2016, en concreto, de las 60.942 pruebas de droga que realizaron, 23.822 (un 39%) dieron positivo. Es una proporción muy superior a la que registran en los test de alcoholemia, que este año pasado se situó en un 1,5%: de los 4,6 millones de pruebas que hicieron los funcionarios del instituto armado, 68.852 arrojaron un resultado positivo.

Foto: Fotografía facilitada por la Diputación de Zaragoza, del coche siniestrado en un accidente producido en la A-220 a finales de año.

Luque explica que esta diferencia es tan elevada —tanto en cantidad como en porcentaje— debido a que los dispositivos utilizados para medir la droga en el organismo son más caros, por lo que solo se utilizan cuando el conductor da negativo en alcohol y presenta síntomas de tener sus facultades mermadas. Estas pruebas se hacen con fines de seguridad vial, no tanto con objeto estadístico, por lo que lo importante es detectar a los que no están en condiciones de ponerse en la carretera porque son un riesgo para los demás y apartarlos de la circulación.

"Si el control de alcohol da positivo, se inmoviliza al conductor y ya no se le hace el test de droga, que únicamente se toma en caso de accidente, con fin de buscar responsabilidades que podrían ser incluso penales", explica el subdirector de Investigación de la DGT. No se llevan a cabo, por lo tanto, pruebas simultáneas de alcohol y droga en estos controles, a pesar de que el consumo de ambas sustancias tiene efectos muy graves sobre los conductores. "No suma los riesgos, sino que los multiplica", destaca Luque, quien aclara también que estos controles selectivos se realizan donde los agentes especializados consideran oportuno en función de su experiencia.

En los test que se hacen tras un accidente —en que hay obligatoriamente test de alcohol y de drogas—, por su parte, el porcentaje es menor. En 2016, de las 3.026 pruebas de droga realizadas a conductores involucrados en un siniestro (solo a los ilesos y a los heridos leves, ya que los graves van al hospital y los muertos, al Instituto Anatómico Forense), 829 (un 27%) dieron positivo. De las 113.396 de alcohol, 5.045 (un 4,5%) arrojaron como resultado la presencia de esta sustancia en el organismo. Sin embargo, explica Luque, el elevado porcentaje de positivos detectados en los controles selectivos y entre los fallecidos en accidente no refleja realmente la proporción de conductores drogados que uno puede encontrarse por la carretera.

Este último parámetro se mide de un modo más científico a través del denominado Estudio de Prevalencia de Drogas en Conductores Españoles (EDAP), que realiza cada dos años el Ministerio del Interior y que consiste en la selección de una muestra aleatoria de conductores a los que se hace las pruebas de estupefacientes. Un 12% de los que se ponen al volante ha consumido antes algún tipo de sustancia narcótica distinta del alcohol, según revela el citado estudio, que sitúa en el 3% el porcentaje de conductores que acceden a las carreteras tras haber ingerido alcohol. Los que son detectados con ambas sustancias al mismo tiempo en el organismo, por su parte, alcanzan el 1,5%.

Luque deja claro que las pruebas de alcohol y drogas son válidas y únicamente reflejan si el conductor ha consumido las sustancias psicoactivas en las últimas horas, en contra del rumor que corre de que estos controles detectan los narcóticos que se han tomado hace días. El subdirector de la DGT explica que la prueba del alcohol se hace sobre el aire espirado y, si detecta elementos nocivos ahí, significa que también hay niveles por encima del límite legal en la sangre. Del mismo modo, continúa, el test de droga se hace sobre la saliva, que también refleja la proporción de sustancias tóxicas que hay en los glóbulos rojos.

Foto: La siniestralidad aumenta en 2016. EFE/Ana Crespillo

El responsable de Investigación de Tráfico explica que los test miden la presencia de droga y detectan también el tipo de estupefaciente. En los accidentes mortales, por ejemplo, los agentes de la Guardia Civil encuentran más cocaína, detalla Luque, quien argumenta que este narcótico tiene "efectos más notorios" y que el perfil del cocainómano presenta "mayor riesgo". No resta importancia este alto mando del instituto armado, sin embargo, al consumo de cannabis previo a coger el coche. La marihuana, explica, también incrementa las posibilidades de siniestro. En concreto, "es tres veces más probable que alguien tenga un accidente con cannabis que sin él", subraya el subdirector, quien afirma que "de cada tres positivos que detectan los agentes, dos son por marihuana".

Luque admite que lo que resulta más difícil de detectar es a los consumidores crónicos de alcohol o drogas, ya que la prueba se realiza para un momento puntual y tiene unas consecuencias inmediatas en forma de sanción (multa o prisión). No hay actualmente métodos para identificar a aquellos conductores que quizás en un momento dado no presentan sustancias tóxicas en sangre pero que, debido a su habitual consumo, han sufrido un deterioro cognitivo que reduce sustancialmente sus capacidades al volante.

En estos momentos, la DGT trabaja en un programa piloto que tiene el objetivo de detectar a estos consumidores crónicos para apartarlos de la carretera y tratar de rehabilitarlos. Los agentes de la Agrupación de Tráfico localizan a los reincidentes y les someten a estudios médicos y psicológicos que determinan si son habituales de las drogas o del alcohol y requieren de un tratamiento desintoxicador o si, por el contrario, no sufren ningún tipo de deterioro. La mayoría de estos adictos endémicos están enganchados al alcohol, aunque la Guardia Civil también ha detectado a incondicionales del cannabis y de otras sustancias.

La valoración del problema de España con las drogas y el alcohol al volante en comparación con el resto de países del entorno europeo, sin embargo, no es fácil de determinar con los datos mencionados. Tan solo el primer año que se hizo la EDAP (2009) pudo el Ministerio del Interior confrontar los datos con otros estados, en concreto con los 13 junto a los que se hizo el estudio. Nuestro país se situaba en las primeras posiciones de los 14 que se sometieron a la investigación, lo que reflejaba —a juicio de Luque— que los españoles son de los más consumidores de sustancias psicoactivas de la Unión Europea en general.

Tras aquel primer análisis, sin embargo, no ha vuelto a haber informes comparativos. De ahí que la DGT haya empezado a computar un parámetro que hasta el momento no contabilizaba: el porcentaje de accidentes en los que ha habido algún conductor ebrio o drogado. En la mencionada presentación del balance de seguridad vial realizada ayer, el director general de Tráfico destacó que, el año pasado, en el 11% de los accidentes graves o mortales hubo uno o varios conductores implicados que dieron positivo en drogas o alcohol. En este parámetro, explica Luque, estamos en la media de la UE.

"Tenemos un problema con el alcohol y la droga en la conducción". Así de contundente se expresó ayer el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, durante la presentación del balance de siniestralidad vial, que reveló un incremento del número de fallecidos en carretera en 2016 y puso de relevancia el elevado consumo de sustancias estupefacientes que registran los conductores españoles. En especial, los muertos en accidente.

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