Es noticia
Testamentos solidarios: “Quiero dejar mi herencia a los refugiados”
  1. España
perfil: MUJER, SOLTERA Y SIN HIJOS

Testamentos solidarios: “Quiero dejar mi herencia a los refugiados”

Ayudar a abolir la pena de muerte, salvar especies protegidas o combatir la desnutrición en Nigeria puede hacerse aún después de pasar a la otra vida

Foto: Ana Belén dejará un terreno de Valladolid a cinco ONG con las que colabora. (Foto cedida)
Ana Belén dejará un terreno de Valladolid a cinco ONG con las que colabora. (Foto cedida)

Cada vez más personas deciden incluir en su herencia a organizaciones solidarias con las que han estado comprometidas en vida, una tendencia en la que España aún va a la zaga pero que empieza a transformarse por los cambios en los modelos de familia, la conciencia social y la visibilidad de las ONG, que han relevado a la Iglesia como la única opción para seguir contribuyendo a un mundo mejor después de dejarlo.

Tras pasar por un momento personal complicado como consecuencia de un divorcio traumático, Ana Belén Fidalgo tomó la decisión que llevaba tiempo rondándole la cabeza: incluir en su testamento como herederos a los refugiados, a las víctimas de países en guerra y a la lucha contra el cáncer, entre otras causas.

En 2015 se realizaron 1.310 legados solidarios a ONG y fundaciones por valor de 51 millones de euros

“Me di cuenta de que tenía que ayudar a los que más lo necesitan y ahora tengo una sensación de tranquilidad, de paz, al saber que una pequeña parte va a llegarles cuando muera”, cuenta esta maestra de 40 años, que ha decido legar un terreno que tiene en Valladolid, su tierra natal. Cuando fallezca, cinco organizaciones se repartirán a partes iguales el valor de su propiedad, aunque a ella le gustaría que beneficiase especialmente a los refugiados, en concreto a proyectos educativos, inspirada por su profesión docente. “Lo que más ilusión me haría es que contribuyese a construir escuelas en campos de desplazados”, confiesa.

En 2015, se realizaron 1.310 legados solidarios destinados a ONG y fundaciones, que supusieron unos ingresos de más de 51 millones de euros, según datos estatales del Colegio de Notarios de Cataluña, y la perspectiva es de crecimiento. “Cada vez hay más peticiones de información, que es la manera en la que valoramos que habrá más en el futuro, porque al ser un documento privado, muchas veces no se sabe hasta que la persona fallece y son datos que fluctúan mucho de unos años a otros, según las cantidades donadas”, explica Leyre Ayastuy, coordinadora de la campaña Legado Solidario que aglutina a 23 organizaciones que promueven esta manera de plasmar la última voluntad.

Perfil: mujer, soltera y sin hijos

Abolir la pena de muerte, salvar especies protegidas o combatir la desnutrición en Nigeria, son algunas de las causas que abanderan el abanico de organizaciones que promocionan el testamento solidario. Las opciones son variadas y el principal motivo por el que los testatarios se deciden, además del interés por los proyectos, es la confianza en la ONG, con la que, en la mitad de los casos, ya colaboran. Es el caso de Concha, de Málaga, que donará todas sus pertenencias —el piso donde vive y los ahorros que haya acumulado para cuando fallezca— a Médicos Sin Fronteras: “Quiero seguir salvando vidas cuando muera y confío en Médicos Sin Fronteras porque llevo colaborando con ellos 23 años; tienen un fondo de emergencia que utilizan donde más se necesita y me gustaría que se dedicase a eso, sé que lo van a invertir bien donde ellos decidan”.

Concha cumple con el perfil típico de legatario: mujer, sin hijos, sin pareja y de edad avanzada, igual que Maravillas, de Madrid. “En mi caso se lo voy a dejar a las diez ONG con las que colaboro, porque las considero como mis hijos, algunas literalmente porque tengo niños apadrinados”, explica esta cantante de ópera de 65 años sin familia cercana que ha visto en esta vía una manera de dar continuidad a la contribución que lleva años haciendo.

Se lo voy a dejar a las diez ONG con las que colaboro, porque las considero como hijos

En España, por ley, hay que dejar un tercio del testamento a partes iguales a los herederos forzosos (los hijos, los padres si no hubiera, y el cónyuge), otro tercio de “mejora”, también obligatorio, pero donde se puede beneficiar más a unos herederos que a otros, y una última tercera parte “de libre disposición” donde se puede elegir al beneficiario. En el caso de tener herederos forzosos, sólo esta última parte puede dejarse a las ONG, pero si no se tiene familia cercana, puede legarse el cien por cien. En esos casos es fundamental que se comunique a las asociaciones, su principal batalla: “Si una persona sin familiares fallece y nadie reclama su testamento, nosotros no nos enteramos de que han dejado un legado para nosotros”, explica Elena Martínez, responsable de Herencias y Legados de Médicos Sin Fronteras.

Dinero en metálico para los fondos generales

Una vez que la persona fallece y se abre el testamento, se notifica el legado a las organizaciones. Lo más habitual es que se trate en dinero en metálico, seguido de bienes inmuebles y otro tipo de activos, como acciones, que las ONG tasan y liquidan. Además, al ser organizaciones sin ánimo de lucro, no deben pagar impuesto de sucesiones..

Sin embargo, como también les ocurre a muchos familiares, aceptar la herencia no siempre compensa: “En ocasiones existen deudas importantes o son bienes que llevan consigo una gran complejidad a la hora de transformarlos en el dinero que se podrá mandar al terreno”, explica Belén Roldán, responsable de Herencias y Legados de ACNUR. Por eso, desde las ONG intentan concienciar sobre el tipo de bien que se quiere donar para que puedan convertirlo en ayuda de manera efectiva.

Los ingresos de las herencias suelen ingresarse en los fondos generales de las ONG y son especialmente útiles en las emergencias

Tampoco es habitual que se especifiquen causas concretas dentro de las labores que realiza la organización, sobre todo teniendo en cuenta la temporalidad de los proyectos. "Puede que cuando la persona fallezca la causa más necesitada cuando hizo el testamento ya no lo sea. Además, no hay la impulsividad de cuando se hacen socios, muchas veces provocada por crisis, como puede ser Siria. Esto está más meditado, lleva tiempo”, explica Elena Martínez, de Médicos Sin Fronteras.

Cada ONG tiene establecido su criterio de dónde invertir los ingresos de las herencias. En general, lo dedican a los fondos generales, pero no siempre. “Muchas lo destinan al fondo de emergencias, porque cuando hay una crisis humanitaria como el ébola, o un terremoto, hace falta un bote importante. Es bonito, porque estos gestos hacen que sea más sostenible poder responder en esas situaciones”, cuenta Ayastuy.

Poca cultura de hacer testamentos

El porcentaje que supone para las ONG este tipo de donaciones en sus fondos anuales aún es reducido y fluctúa mucho de un ejercicio a otro: “Hay años que te pueden dejar 60 euros o un millón y medio, como nos ha pasado recientemente”, cuenta Marcos Macarro, responsable de Testamentos y Legados de Aministía Internacional, donde normalmente el 5% de sus fondos anuales proceden de últimas voluntades. Parecido es el caso de Médicos Sin Fronteras, con un 7%, mientras que en ACNUR no suele sobrepasar el 1%. Son todavía cifras muy alejadas del 30% que supone para los ingresos de algunas organizaciones sin ánimo de lucro en Alemania o de los dos billones de libras que ingresan en Reino Unido, comparados con los 51 millones de España. “Son mercados del sector no lucrativo muy maduros, en Inglaterra, por ejemplo, la sociedad está muy acostumbrada a colaborar con ONG de todo tipo, donando o haciéndose socio”, explica Ayastuy.

A la falta de cultura también se une la poca tradición por dejar un testamento escrito en vida, porque la ley española ya contempla herederos, aunque no se dejen las últimas voluntades por escrito. De hecho, solo el 8% de los adultos españoles deciden acudir a un notario a hacer testamento, de los cuales únicamente un 11% lo dedica a causas solidarias.

Además, tradicionalmente era una opción monopolizada por las iniciativas religiosas, un nicho en el que cada vez más ONG se hacen hueco. De todos los legados solidarios ejecutados en 2015, un 38% fueron para organizaciones no religiosas. Sin embargo, en el importe la diferencia se acorta mucho más: frente a los poco más de 51 millones que ingresaron las ONG, la Iglesia registró 64 con casi el doble de legados. “Esta es la opción de las personas laicas, antes se ponía en herencia a las monjas o a proyectos de la Iglesia, ahora más a causas en las que confías”, opina Magdalena Fernández, que ha dejado un 10% de los ahorros que acumule cuando muera a Aministía Internacional. “Antes se tenía la imagen de que solo el misionero iba al terreno, pero ahora cada vez hay más proyectos conocidos”, añade Ayastuy.

También influye el cambio en el tipo de familia: cada vez hay más núcleos monoparentales o personas solas que sí deben decidir qué hacer con su patrimonio para que no vaya a parar al Estado, como Concha o Maravillas. Por otro lado, las campañas de información que están llevando a cabo las ONG van concienciando para dejar patente la última voluntad, sea cual sea la edad y el nivel social, atrayendo no solo a público ajeno a sus proyectos: “Nos hemos dado cuenta de que no hay tabú alrededor de este tema, que cada vez más gente quiere hablarlo, y que llaman y se informan, no solo de socios”, comenta Belén Roldán, de ACNUR. “Hay que eliminar el mito de que solo los ricos lo hacen, cualquier persona puede dejar la cantidad que quiera, sea un porcentaje o un bien concreto”, añade.

La familia: entre el orgullo y el desconocimiento

Cada vez que Concha se va de viaje, recuerda a su hermana dónde guarda la carpeta roja con sus últimas voluntades, “por si pasa algo”. Ella la apoya, pero no cree que el resto de su familia se lo tome igual cuando descubran que Médicos Sin Fronteras se quedará con una parte de su herencia si otra de sus hermanas vive, o todo si ya ha fallecido. “Sé que no les va a parecer bien”, confiesa.

Es una manera de transmitir no solo tus bienes, también tus valores continuando con causas que te han importado en vida

Aunque Ana Belén compartirá su herencia con su marido, su hija y las cinco ONG de las que es socia, parte de su familia tampoco ve con buenos ojos esta decisión: “Me dicen que cómo estoy segura de que vaya a llegar a los proyectos, o no se vaya a quedar algo el Estado, pero es una decisión individual y yo estoy orgullosa de hacerlo”.

Cuando se conoce la última voluntad del fallecido, algunas ONG se han encontrado con parientes que no aceptaban el legado solidario o que querían negociarlo: “Sí ha habido conflictos con algunas familias; en esos casos intentamos hacer un acuerdo y de momento nunca hemos llegado a los tribunales”, explica Macarro de Aministía.

Sin embargo, la mayoría suelen estar orgullosos del último acto de su familiar, e incluso se animan a imitarle: “Es una manera de transmitir no solo tus bienes, también tus valores continuando con causas que te han importado en vida”, considera Elena Martínez, de Médicos Sin Fronteras. “Para mí, es un acto de consecuencia”, concluye Magdalena.

Cada vez más personas deciden incluir en su herencia a organizaciones solidarias con las que han estado comprometidas en vida, una tendencia en la que España aún va a la zaga pero que empieza a transformarse por los cambios en los modelos de familia, la conciencia social y la visibilidad de las ONG, que han relevado a la Iglesia como la única opción para seguir contribuyendo a un mundo mejor después de dejarlo.

ONG Herencia Refugiados Médicos Sin Fronteras
El redactor recomienda